Presentación del libro “No hemos visto nada igual. La transmisión del cristianismo hoy”, de Julián Carrón, con presencia del presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello; el escritor Antonio García Maldonado, el propio autor del libro; y el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela
Todo libro parte de una conversación y este “es una conversación con el alma”. Así comenzaba el director general de la Fundación Pablo VI, Jesús Avezuela, el acto en el que se presentaba el día 13 de noviembre, el nuevo libro de Julián Carrón “No hemos visto nada igual. La transmisión del cristianismo hoy”, en una sala Maritain abarrotada de público, como una muestra gráfica de aquello que reza el título de la publicación editada por la BAC.
La puesta de largo de este libro que recoge, en diferentes géneros, conversaciones del sacerdote con diversas personalidades sobre la crisis de los valores occidentales y la transmisión de la fe hoy, reprodujo también el diálogo que impera en sus cerca de 250 páginas. Y, para ello, se contó con un panel privilegiado de oradores, moderados por el periodista Fernando de Haro: el presidente de la Conferencia Episcopal Española y arzobispo de Valladolid, Mons. Luis Argüello; el escritor Antonio García Maldonado, el propio autor de la publicación y el director general de la Fundación Pablo VI, que fue encargado de prologar verbalmente el libro y su acto de presentación.
En su introducción, Jesús Avezuela repasó las principales cuestiones que aborda el libro: la crisis antropológica y de los valores de occidente que demudan en un “vacío existencial” y un “derrumbamiento de la concepción ilustrada de la convivencia; la “oportunidad” que esta crisis supone “para replantear la base de la convivencia social y buscar una renovación de los ideales humanos”; la necesidad de responder a ese vacío “desde la autenticidad” y lo que el autor denomina “belleza desarmada”; la importancia de “presentar la fe como una experiencia de encuentro que ayude a responder a las preguntas y necesidades más profundas del ser humano”; y de hacerlo “desde un abrazo con la razón, sin pretender dominarla”. Porque, para Carrón, añadió Avezuela, “la crisis actual radica en que la razón, desvinculada de su origen trascendental, se convierte en ideología y pierde su capacidad de sostener los valores que una vez inspiró”.
Sobre estas cuestiones giró el coloquio posterior, que partió de una reflexión sobre el dolor y la angustia que se ha generado por la catástrofe de la DANA. “El yo de cada uno de nosotros ha sido sacudido por la realidad”, apuntó Carrón, que habla en su libro de cómo los fundamentos de la Ilustración parecen haber fracasado, pues ya no responden al sentido último de la vida. “Tenemos más medios, pero no tenemos un sentido”, añadió, por su parte, Antonio García Maldonado, que cree que hemos avanzado mucho en medios, pero nos hemos quedado huérfanos de fines. “Tenemos una caja de herramientas, pero no sabemos para qué”, dijo.
La propuesta de Argüello pasa por una huida del yo reducido al individuo para ponerlo en relación con el misterio de lo real, con la pertenencia a una historia y la inserción en el cosmos. “Escuchemos de corazón a corazón cómo solo Jesucristo nos permite una nueva mirada, que es la de acercarnos al misterio”. En este sentido, recordó cómo, en medio de la situación crítica vivida por muchas familias en Valencia, se ha encontrado fortaleza en la oración. Y también, citando el tema de las Semanas Sociales en Valladolid, habló de cómo en un contexto como el actual, tan sumido “en la dialéctica de los contrarios, es importante que haya un tercero en diálogo, un elemento común, que puede ser la búsqueda de sentido o los más pobres, heridos y golpeados”.
En esta misma línea, Julián Carrón habló del “hambre de sentido” que impera en nuestra sociedad. Una cuestión que aborda en el libro a través de conversaciones con personalidades como Pilar Rahola o Pedro García Cuartango, entre otros. “Creo que hay una pose de descreimiento”, dijo. “Todo el mundo tiene un hambre de sentido, puesto que si no la vida sería insoportable”. Y este desafío es lo que considera “un campo fértil”, para ofrecer el cristianismo como un “acontecimiento” que vaya más allá de la imposición de valores o leyes religiosas y que inspire a los demás a través de la libertad y el testimonio de vida personal. “El cristianismo es un acontecimiento, un hecho actual. Si lo reducimos a reglas y normas religiosas, no tendrá interés ni dará respuesta a la búsqueda de sentido”.
Este el desafío que se presenta en No hemos visto nada igual. Un libro que pretende ser, como recordó Jesús Avezuela, “una llamada a la esperanza y a la humanidad del siglo XXI”.