Texto: Jorge Suñol
Foto: Youtube
El sábado 10 de junio de 2023, el Canal Educativo de la Televisión Cubana, se atrevió a exhibir, sin autorización de ningún tipo, el documental La Habana de Fito, dirigido por el cineasta cubano Juan Pin Vilar. Un día más tarde, la prensa independiente se llenaba de titulares al respecto. Pin Vilar pidió una disculpa pública a los espectadores, dejando claro que iba hacer todo lo que estuviera a su alcance para que los responsables de tal decisión asumieran la gravedad del asunto.
El audiovisual, en aquel entonces en fase de postproducción, fue cuestionado por los invitados al programa que lleva años en parrilla. Se trata de Espectador crítico, conducido habitualmente la periodista Magda Resik. Y no, para ellos no fue suficiente con violar los derechos de autor y robar la obra, también había que criticar su contenido, dejar en entredicho la posición política de Fito Páez con respecto al proceso revolucionario nacional, juzgar de manera irracional.
Recordemos que este programa siempre ofrece información sobre las películas que exhibe, pero para esa emisión no se hizo publicación alguna sobre La Habana de Fito. Era de esperar que sí lo anunciaban antes, su director iba a saltar de inmediato.
Juan Pin Vilar, desde ese momento, abrió un camino de mucha resistencia. Nunca se quedó callado. Impuso una demanda contra el canal, apuntando sus motivos. El suceso provocó que se reactivara la Asamblea de Cineastas Cubanos, conformada por jóvenes creadores «que pasaron por encima de consideraciones ideológicas o afectivas, comprendiendo lo importante: denunciar toda censura, no solamente de mi documental”, dice el propio director.
De hecho, la actual Asamblea surgió el 15 de junio del 2023, pocos días después que se exhibiera sin permiso la película en television nacional. Unos sesenta creadores e intelectuales relacionados con el cine y los medios audiovisuales, se reunieron en la sala del cine 23 y 12, en el Vedado, para emitir una declaración, precisamente, por estas violaciones al derecho de autor así como otros ataques mediáticos dirigidos contra varios colegas.
Este cineasta, compartió, además, la decepción que sentía el propio Fito ante tan bochornoso espectáculo, otro más orquestado por los censores de la política cultural. Se enfrentó a excusas, irrelevantes discursos políticos, reuniones con los implicados, y todo para que, más de un año después del suceso, la sentencia jugara a favor del Canal Educativo, así sin más, a pesar de las pruebas presentadas.
El dictamen del Tribunal Provincial Popular de La Habana, fechado el 30 de diciembre de 2024, es otra prueba de manipulación. Y una idea clara aparece reflejada en este apartado:
“La parte demandada se opuso a la demanda, alegando que el demandante denuncia la supuesta infracción de sus derechos morales con el argumento de que la obra audiovisual no está terminada, debiendo valorarse que no existe obra audiovisual si no está terminada y, por lo tanto, no pueden ejercerse los derechos morales, lo que hace contradictorio el criterio anterior y guarda relación con la complejidad de la obra en colaboración, considerando que el demandante no tiene legitimación en calidad de director, pues no existe obra audiovisual.
“Por otra parte, sostiene que, de entenderse que la obra está terminada, debe valorarse que el documental fue proyectado con la anuencia de sus autores, a partir de su exhibición en el Havana Film Festival de New York, lo que constituyó el ejercicio del derecho de divulgación de la obra, por lo que, al ser su primera presentación pública, de buena fe, el Canal Educativo procedió a su exhibición como límite al Derecho de autor, sin que en momento precedente el demandante alegara que se trataba de una obra no terminada o que quisiera retirarla del comercio”.
Es sabido que esta presentación fue articulada de manera imprevista, respondiendo a una orden superior, entonces, ¿en qué se basa la buena fe del canal? Hablamos de un espacio en el que se hicieron acusaciones al realizador de manipular la historia contemporánea del país y encima poner en peligro la relación entre Cuba y Argentina.
Luego de recibir el dictamen, el director de La Habana de Fito envió una carta al Grupo de Representantes de la Asamblea de Cineastas Cubanos, aclarando algunos puntos que tergiversa el Tribunal. En la sentencia se expone :
“Se corroboró que el citado canal indagó sobre la presentación previa del audiovisual en un espacio público, mediante la revisión de las redes sociales, y verificó los parámetros técnicos para su puesta en televisión, con las necesarias adecuaciones para su transmisión en el mencionado espacio y, con posterioridad, efectuó el pago de 30 000.00 pesos a la Agencia Cubana de Derecho de Autor Musical, en concepto de remuneración por la comunicación pública del audiovisual”.
A lo que Pin Vilar responde: “Jamás he aceptado dinero mal habido. No me mezclo en trueques de enriquecimiento ilícito porque ni soy de esa moral, ni le debo un centavo a las instituciones o sus representantes. Este pago no solicitado, legitima una acción vergonzosa y fuera de contexto que solamente sirvió para manipular, conscientemente, la percepción visual y crítica del espectador.
“El poder detrás de esta sentencia, prefiere votar a favor de unos delincuentes, que realizar un acto de justicia histórica con todas las obras censuradas. Desde el punto de vista ético, se comporta como cualquier dictadura que chantajea a sus deudores, al mismo tiempo que sus aliados más notables se esconden detrás de las grandes causas, de los grandes temas, de las más encumbradas polémicas, de los más profundos artículos, de las más ambiciosas producciones cinematográficas para evitar referirse a las continuadas arbitrariedades legales cometidas contra sus vecinos”, escribe el cineasta desde San Francisco, CA.
La propia Asamblea de Cineastas Cubanos (ACC), justo ayer publicaba un comunicado por esta desestimación, recordando la carta de protesta firmada por gran número de cineastas y figuras de la sociedad civil ante el hecho. Apuntó así: “Ni la Televisión Cubana, ni el ICAIC, ni el Ministerio de Cultura tienen derechos legales sobre esta obra. No fue producida ni realizada por ellos. El Fondo de Fomento, que premió el proyecto, ofrece una ayuda financiera, no vinculante y que luego debe ser devuelta”.
Y a esto, añadió: “El tribunal obvia los procesos y dinámicas alrededor del arte, especialmente el cine. La película La Habana de Fito no había sido estrenada ni exhibida nunca en territorio nacional. Fue la Televisión Cubana la que presentó por vez primera el material, en una copia de trabajo, con baja resolución y sin el consentimiento de sus autores. Presentar un filme en un festival no está reconocido en ninguna parte como estreno comercial o exhibición regular”.
Y es que el propio Tribunal Provincial no escuchó a los especialistas propuestos por la abogada de Juan Pin Vilar, como tampoco se les permitió entrar a la sala del juicio, haciendo caso a los criterios solo de la parte demandada.
“La Asamblea no puede aceptar que los intereses de una institución estén por encima del derecho de un artista a decidir el destino de su obra. Este dictamen es un ejemplo de la fragilidad legal que tienen los ciudadanos en sus reclamos ante las autoridades, instituciones o el propio Gobierno. En el campo del arte, la decisión prácticamente anula la existencia de una ley de Derecho de Autor en Cuba”, concluyó.
Juan Pin Vilar: “Nuestro cine no puede ser libre, si continúa preso el espectador”
“Lo más vergonzoso es la facilidad con que el gobierno miente para cubrir su pobreza de ideas. Eso me avergonzó. En este caso, todos los funcionarios, desde la Escuela de Cine hasta el ministro de Cultura y Díaz Canel están montados en una mentira fabricada, que evidencia lo poquita cosa que son. Como no están destinados por la historia para liderar un cambio se acomplejan, mienten y reprimen. Eso es lo que me avergüenza, que no están a la altura del conflicto”, comenta Pin Vilar a Cuba Noticias 360.
¿Recibió en algún momento alguna disculpa o respuesta del canal por haber exhibido la película sin su consentimiento?
“Tuve un contacto con la Directora del Canal Educativo para escuchar sus puntos de vista. Es algo rutinario en procesos de esta naturaleza y ocurrió delante de nuestros abogados. Quería ver la posibilidad de evitar la demanda, pero mintió tanto, que en un momento le pregunté si ella misma podía creerse la historia que me estaba contando. Mucha pobreza de ideas para elaborar una trama”.
¿Qué representa este hecho para Pin Vilar?
“Primero tristeza. Hasta ahora no supe fielmente lo que sintieron Lichi Diego, Wendy Guerra, Ricardo Figueredo o Carlitos Lechuga cuando les impidieron conectar, naturalmente, con el cubano. Es un dolor muy especial, que tiene que ver con tus expectativas reales sobre la obra; no es un sentimiento politizado. Por eso duele doblemente que algunos colegas se alíen acríticamente a los censores y siento curiosidad por saber cómo se lo explican a sus hijas e hijos”.
¿Cuál ha sido la respuesta de Fito? En algún punto, salió públicamente a hablar, ¿lo hará esta vez?
“Conversé con Fito ayer en la mañana. Comienza su gira por México y está feliz. También hablé con Cecilia Roth. Los amigos son los amigos, y cada cual piensa como quiere, pero ya sabes, algo es inviolable para los tres: ¡si se tiran quedan!”.
¿Crees que en algún momento la batalla se gane?
“Si la batalla se gana se jodió el cine. Hacer cine es un eterno batallar para comprender la vida y exponerla lo más bellamente posible. Y ya lo escribí en mi carta a los Representantes de la ACC: Nuestro cine no puede ser libre, si continúa preso el espectador”.
