Indígenas mexicanas denunciaron que la rigidez en los hospitales públicos de México es un obstáculo para el reconocimiento de sus técnicas ancestrales, que pueden sanar y salvar vidas y que los pueblos originarios realizan desde siglos.
“Como hemos platicado con doctores, no estamos en contra de su medicina, respetamos su trabajo, su estudio, pero también (queremos) que sea reconocida nuestra medicina tradicional porque no apenas la hice yo, sino que ya viene de nuestros ancestros todo ese conocimiento”, dijo la médica tradicional Cristina Martínez.
Martínez, una indígena de origen Mazahua en Jalisco, estado del occidente de México, declaró que ella y otras mujeres afrontan el desdén de profesionales de salud en clínicas y hospitales públicos.
No nos han tomado mucho en cuenta nuestra medicina, porque son los doctores que no dejan que se reconozca porque piensa que le vamos a quitar (el) trabajo de ellos, nosotros respetamos, pero que también se respete nuestra cultura”, expresó.
Desde 2023, representantes de diversos pueblos originarios en el país solicitaron al entonces presidente, Andrés Manuel López Obrador, que la medicina tradicional se reconozca como patrimonio cultural e inmaterial de los 68 pueblos indígenas de México.
Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), los hospitales públicos federales de las comunidades más lejanas han incluido a 6,664 parteras, 754 médicos tradicionales y 15,775 voluntarios rurales en los programas de salud comunitaria.
Pero la realidad en los hospitales de las grandes ciudades es distinta.
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Una alternativa
La medicina tradicional es sagrada para las comunidades indígenas de México porque es una forma de honrar a la Tierra y a la naturaleza.
También es una alternativa de salud ante el poco acceso que tienen a hospitales públicos.
Muchas personas se dedican al comercio informal, como la venta de artesanías, y no cuentan con este tipo de servicio, o bien, las clínicas están lejos de sus comunidades y deben invertir tiempo y recursos para acudir a ellas.
Antes no había medicina en los pueblitos, yo vengo de la sierra y no había, no había carretera, no había carros, no había nada, entonces la gente del pueblo se iba con una curandera para preguntarle qué les pueden dar o qué les pueden poner y se curaban con hierbitas, no había pastillas”, afirmó Esperanza Pérez, médica tradicional originaria de Michoacán.
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Ambas médicas, expertas en herbolaria desde su niñez, relataron que durante la pandemia de COVID muchas personas de sus comunidades e indígenas migrantes que contrajeron la enfermedad no recibieron atención en los hospitales, solo accedieron a remedios tradicionales.
(Para) todas esas compañeras o personas que están muy alejadas (de la ciudad), esta medicina tradicional la podemos tener en nuestra casa para cualquier tipo de situación, la verdad que sí apoyó mucho, hasta a los Estados Unidos mandamos las hierbas para nuestros compañeros que viven allá», afirmó Martínez.
Pérez no pierde la esperanza de que el sistema de salud les permita intercambiar conocimientos y colaborar en hospitales para atender las enfermedades.
“Que hubiera un convenio por parte de los hospitales del IMSS o ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado), que ellos nos dieran una plática de su medicina y nosotros de nuestra medicina tradicional y a lo mejor no hubiera tanto muerto», pidió.
(Con información de EFE)
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