Hasta el momento, el gobierno de Biden no había dado el paso de reconocer como “presidente electo” a Edmundo González, se mantenía en declaraciones generales de que había ganado las elecciones presidenciales realizadas a finales de julio. Pero, a casi dos meses del 10 de enero, fecha simbólica, de cambio de mandato, estaría marcado un cambio más abierto en la política. “El pueblo de Venezuela habló de forma enfática el 28 de julio y convirtió a @EdmundoGU en el presidente electo. La democracia exige respeto a la voluntad de los votantes”, escribió este martes el secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, en un mensaje publicado en la red X.
Como parte de estos nuevos movimientos políticos se inscribe también la votación en la Cámara de Representantes de Estados Unidos este lunes, del proyecto de ley respaldado por republicanos y demócratas llamado “Ley de Prohibición de Operaciones y Arrendamientos con el Ilegítimo Régimen Autoritario Venezolano” que refuerza las sanciones imperialistas sobre Venezuela. Una ley impulsada por el congresista republicano Mike Waltz designado al Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca por Donal Trump.
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Con el reconocimiento de Edmundo González como “presidente electo”, se trata de una decisión que se preveía más próxima a la fecha del nuevo mandato, el 10 de enero, con aún Biden como presidente de Estados Unidos, lo que sería ratificado por Donald Trump. Pero lo que aún no está claro es si el nuevo mandatario de la Casa Blanca, recorrerá el mismo camino que hizo con Juan Guaidó cuando lo reconoció como presidente de Venezuela en enero del 2019, ahora con Edmundo González, abanderado de María Corina Machado y que también se ha proclamado “presidente electo”.
González, ya declaró que se proclamará presidente de Venezuela, el mismo día que lo haría Maduro, como ya lo ha anunciado y lo ha hecho también María Corina Machado. Envalentonado por la llegada de Trump y con la designación de Marco Rubio al Departamento de Estado, y los nuevos movimientos políticos en la Cámara de Representantes y por parte de Antony Blinken, Edmundo González aseguró este martes 19 que tiene planes listos para regresar a Venezuela y juramentarse como “presidente electo” en el mes de enero.
Sobre este anuncio de su llegada y en referencia a las amenazas de detención apenas pise el país hechas por el ministro Diosdado Cabello y el fiscal Tarek William Saab, Edmundo González declaró en una entrevista a NTN24 que: “Esos planes no se revelan, porque ya me dijeron por ahí que me tenían una comitiva esperándome”. “Mi juramentación será en los términos de la Constitución, en Venezuela ante los órganos legislativos que son los que están aprobados para hacer esa juramentación. Sin ninguna duda”, sin detallar a qué se refiere con respecto a “los órganos legislativos”, tomando en cuenta que todos están bajo el control de Maduro, y lo que fue una Asamblea Nacional del 2015 no existe en el sentido práctico y real.
Al momento parecieran ser más que planes, salvo que ocurran movimientos inesperados o algún tipo de acciones de fuerza que impidan que Maduro tome posesión de su nuevo mandato, que al momento nada indicaría lo contrario. El Gobierno de Maduro ya ha dicho que no dará espacios para que dentro del territorio nacional se proclame algún gobierno paralelo al estilo de Juan Guaidó en enero del 2019.
En medio de la pugna entre estos dos sectores, justamente este martes el presidente de la Asamblea Nacional, Jorge Rodríguez, pidió juzgar y condenar a Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, incluyendo a Juan Guaidó y Julio Borges, por “traición a la patria”, que implica 30 años de cárcel. La mayoría de estos políticos no se encuentra en el país, y sobre María Corina –la única que públicamente no ha manifestado estar fuera-, de acuerdo al gobierno tampoco se encontraría en Venezuela. Además, Jorge Rodríguez, propuso una “ley especial” que será debatida en el Parlamento a partir de este jueves, que establecerá inhabilitaciones políticas de manera perpetua para quienes realicen acciones que, en sus palabras, sean “tan lascivas” como solicitar sanciones internacionales.
Tanto los movimientos desde Estados Unidos, con leyes y declaración políticas en clave más agresiva, así como el anuncio de Edmundo González de su llegada al país para asumir como presidente, y las respuestas del Gobierno de Maduro que da por sentado que continuará en el gobierno luego del 10 de enero, no hacen más que aumentar la tensión política en el país.
El clima con Trump es que podría venir una mayor agresividad hacia Venezuela, y más aún con Marco Rubio al frente del Departamento de Estado, quien se involucró con extrema profundidad con el interinato de Juan Guaidó durante la embestida golpista liderada desde Washington en el 2019, y los intentos de aplicar acciones de fuerza contra el país. Esto, sobre todo, si partimos de que los cambios convulsivos en la situación internacional alientan las tendencias más reaccionarias en el seno del imperialismo estadounidense, que en esas circunstancias buscará ajustar las cadenas con las que subordina a los países de América Latina.
Tanto por el retorno de Trump, como con las nuevas designaciones en la Casa Blanca, un sector de la oposición de la derecha proimperialista venezolana, sobre todo María Corina Machado o el exiliado Leopoldo López, lo han visto con entusiasmo. Seguramente pensando en revivir los momentos de la política de Estados Unidos durante la época de Guaidó, cuando se encaminaron en una embestida golpista, e incluso María Corina y Antonio Ledesma exigiendo una intervención militar en ese entonces.
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Aunque sobre los movimientos reales aún está por verse, ya que, para algunos analistas de la política venezolana, la situación estaría más bien en modo de “esperar y ver”, partiendo de considerar a Trump como impredecible, lo que abre más a la especulación sobre la política que seguirá. Aunque el objetivo de realinear a Venezuela dentro de la esfera de influencia de EEUU seguirá siendo una constante, y se enfile en una línea agresiva, pero negociando, dada la particularidad de Venezuela de ser un país con las mayores reservas petroleras a nivel mundial que, en tiempos de dinámicas guerreristas y armamentismo, se puede transformar en un factor de importancia a futuro.
Sea cual fuere la situación a abrirse, es fundamental para los trabajadores y el pueblo pobre en Venezuela, además de enfrentar al autoritario, represivo y antiobrero del Gobierno de Maduro, sostener una política antiimperialista y rechazar tajantemente toda política de agresividad e intervencionismo en el país, que seguramente alentará un sector de la oposición de la derecha encabezada en estos momentos por María Corina Machado, Leopoldo López y sus aliados, que han visto con entusiasmo la llegada de Trump y de Marco Rubio al gobierno de Washington.
En diversos artículos en La Izquierda Diario, hemos escrito que, aunque Maduro es el que está en el gobierno, ambos sectores son responsables de la tragedia que vive el país. Esto lo decimos porque, si por un lado Maduro en medio de la catástrofe económica impulsó una de los planes económicos más antipopulares y antiobreros que se haya conocido, por su parte la oposición de la derecha fue la que impulsó las sanciones económicas, así como la aplicación de las confiscaciones de grandes activos y cuentas líquidas extraterritoriales por parte de los países imperialistas, tanto Estados Unidos como los países de Europa. Dos brutales tenazas que acrecentaron el sufrimiento del pueblo.
Como he declarado en una entrevista: “Un gobierno asentado con la represión y el fraude, que continuará con los grandes negocios con transnacionales imperialistas, dispuesto a seguir negociando la deuda e incluso de volver con el FMI para obtener financiamiento internacional, avanzando con planes capitalistas más terribles contra los trabajadores. Al acecho, la derecha proimperialista dirigida esta vez por Corina Machado, trumpista, admiradora de los planes de Milei y de la derecha internacional, con su plan arrasador de privatizar todo tal como ha expresado públicamente, que mantendrá y profundizará lo implementado por Maduro, sirviente imperialista que ha reclamado intervención externa, sanciones y hasta la intervención militar.”
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