En una carta al director publicada en el periódico “El Mercurio”, Sergio Pérez de Arce, Secretario General de la Conferencia Episcopal de Chile, reflexiona sobre el debate acerca de la posible regularización limitada de inmigrantes en situación irregular en el país. El prelado aborda los aspectos humanos, familiares, económicos y sociales que respaldan la necesidad de abordar este desafío nacional.
Sebastián Sansón Ferrari – Ciudad del Vaticano
La Conferencia Episcopal de Chile (CECH) ha expresado su apoyo a la iniciativa del Gobierno de estudiar un proceso de regularización de los extranjeros que se encuentran en el país en situación irregular, pero que cumplen con requisitos de arraigo laboral o familiar. La propuesta, que se encuentra en discusión, ha generado controversia y ha sido rechazada por algunos sectores políticos, que cuestionan la viabilidad y el impacto de esta medida.
En una carta al director publicada en “El Mercurio”, el principal periódico del país, el Arzobispo de Concepción y Secretario General de la CECH, Monseñor Sergio Pérez de Arce, reitera el llamado de los obispos a las autoridades para implementar estrategias eficaces que permitan la regularización de los inmigrantes que no presentan antecedentes delictuales ni penales. En el texto, se destaca que más de 180.000 personas se han registrado en el empadronamiento biométrico realizado en los últimos años y que muchos de ellos ya están integrados en la sociedad chilena, con vínculos familiares, laborales y educativos establecidos.
La regularización de estos migrantes es esencial no solo desde el punto de vista humano, sino también económico, explica el arzobispo. Son trabajadores indispensables para el funcionamiento de nuestra economía y su integración plena contribuye a la estabilidad social y la seguridad, asegura Pérez de Arce, quien califica como una falacia la idea de asociar automáticamente la irregularidad migratoria con la criminalidad.
El arzobispo subraya que la falta de regularización expone a los inmigrantes a situaciones de vulnerabilidad, pues no pueden acceder a derechos laborales ni participar de manera plena en la vida económica y social del país. Según el Episcopado, un proceso de regularización no solo ayudaría a mejorar la situación de estos migrantes, sino que también favorecería una mayor transparencia y confianza en las relaciones laborales y en la seguridad nacional.
En su mensaje, también insta a las autoridades a aprovechar el contexto de la Navidad para renovar los esfuerzos por construir un país más justo e inclusivo, donde las políticas migratorias sean más eficaces y menos polarizantes. En este sentido, resalta la necesidad de construir una política más eficaz “y menos de trinchera”, concluye.
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