Cinco años después, regresó a Huesca la vida y el color la tarde de un 31 de diciembre. En cuanto al deporte se refiere. Alrededor de 300 corredores atestiguaron la vuelta de lo que, hasta el 2019, siempre fue -y lo vuelve a ser- una tradición en la capital altoaragonesa: la carrera San Silvestre. Las entrañas de la ciudad volvieron a ver 1.827 días después los gorros de Papá Noel correteando por las calles, disfraces de los más originales e incluso maillots de running para los que se lo iban a tomar más enserio, pese a que la naturaleza de la prueba no era competitiva.
En definitiva, una marea humana con un semblante especial por la connotación jocosa y navideña que solo puede absorber la carrera del 31 de diciembre, y que vuelve a aparecer en el calendario atlético oscense para marcar el bocinazo final de cada año. En categoría masculina, el ganador fue Francho Sanvicente al parar el cronómetro con un tiempo de 5 minutos y 42 segundos para el Club Cicista Oscense; segundo fue Pablo Azon, corredor independiente, con 15:55; y tercero, Jordi Esteban, del Team Penedes, que marcó 16:22. Entre las mujeres, la primera fue Carmela Capistros, corredora independiente, con un tiempo de 18:32; segunda quedó María Monesma, independiente, 20:04; y tercera, Ana Herreros, del Pendes Team, que hizo 21:25. La carrera, de una distancia de cuatro kilómetros, tuvo como epicentro el Parque Bar (en el parque Miguel Servet), desde donde partió y finalizó la prueba y donde se congregó la mayoría de espectadores.
Los primeros en dar el pistoletazo de salida fueron los jóvenes de 12 a 15 años, que comenzaron en tres carreras a las 16.00 la vuelta al parque de referencia en la ciudad. Media hora más tarde partió la carrera principal de cuatro kilómetros, iniciada en el mismo punto que la anterior. El recorrido -circular- prosiguió por la calle San José de Calasanz, Plaza de Navarra, Porches de Galicia, Coso Alto, calle Miguel Servet y, como destino final, el mismo punto que había actuado como salida, ubicado en una de las entradas al parque Miguel Servet.
Si bien las huellas comenzaron a dejar marca a partir de las 16.00, la fiesta ya comenzó a las 14.00 con un vermut dispuesto por el Club Deportivo Zoiti, organizador de la prueba. Además, al término del evento también se celebró una despedida con champán para todos los presentes. No puede decirse que la undécima edición de la San Silvestre oscense no haya sido un éxito en su reaparición cinco años después con más 300 participantes.