Hoy, 16 de septiembre, se celebra el día de San Cipriano según el santoral católico. ¿Quién era este personaje y por qué fue santificado?
De nombre completo Tascio Cecilio Cipriano fue un clérigo y escritor romano del siglo III, obispo de Cartago, santo y mártir de la Iglesia. Fue un autor importante del cristianismo primitivo.
Vida y obra
Tascio Cecilio Cipriano (nacido en el año 200, fallecido en 258) fue un influyente obispo de Cartago (249-258) y escritor cristiano de origen bereber, reconocido como santo y mártir por la Iglesia. Este destacado autor del cristianismo primitivo produjo importantes obras en latín, muchas de las cuales se han conservado. Nació a principios del siglo III, probablemente en Cartago, y recibió una sólida educación clásica. Poco después de su conversión al cristianismo, fue nombrado obispo en el año 249. Aunque su figura fue objeto de controversia durante su vida, la firmeza que demostró frente a la herejía novaciana, su liderazgo durante una epidemia de peste, y su martirio en Cartago, cimentaron su reputación y lo consagraron como un ejemplo de santidad para la Iglesia. Su habilidad como orador le ganó el reconocimiento como el principal escritor en latín del cristianismo occidental antes de San Jerónimo y San Agustín. Se le atribuye la descripción de la peste que llevó su nombre, la peste cipriana.
«Cuando se ha partido de esta vida, ya no es posible hacer penitencia y tampoco ya se puede satisfacer por los pecados. Es aquí, ahora, donde se pierde o se gana la vida».
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— Staurofilo 🇻🇦🇪🇸 (@Fernand3705321) September 2, 2024
Cipriano provenía de una familia acaudalada y distinguida. Existen debates sobre si pertenecía a la clase curial o senatorial, aunque la mayoría de los historiadores se inclinan por la primera opción. Su martirio ocurrió en su propia villa, y su discípulo Poncio de Cartago narra en su biografía cómo Cipriano vendió sus propiedades, lo que sugiere que su riqueza era considerable. Aunque la fecha exacta de su conversión al cristianismo es incierta, se estima que fue entre los años 245 y 248. Tras su bautismo, alrededor de los 35 años, destinó parte de su fortuna a ayudar a los pobres de Cartago.
Originalmente, su nombre era Thascios, pero adoptó el de Cecilio en honor al sacerdote que lo guió en su conversión. Antes de su bautismo, Cipriano había sido profesor de retórica. En sus primeros años como cristiano, escribió la “Epistola ad Donatum de gratia Dei” (‘Carta a Donato sobre la gracia de Dios’) y los “Testimoniorum Libri Tres” o “Testimoniorum ad Quirinus”, textos que seguían la línea de Tertuliano, quien influyó tanto en su estilo como en su pensamiento. En estas obras, argumentaba que los judíos no reconocieron las antiguas profecías, perdiendo así su estatus a favor de los cristianos.
Tras su conversión, Cipriano fue ordenado diácono y, posteriormente, presbítero. Entre julio de 248 y abril de 249, fue elegido obispo de Cartago por aclamación popular, luego del fallecimiento del anterior obispo, Donato. La elección de Cipriano fue apoyada mayoritariamente por los pobres, quienes recordaban su generosidad, pero una facción de los presbíteros, liderada por Felicísimo, se opuso debido a la riqueza, diplomacia y habilidades literarias de Cipriano. Esta oposición más tarde originó el Cisma de Novato y Felicísimo.
En el norte de África, los cristianos no habían enfrentado persecuciones durante muchos años, pero en el 250, el emperador Decio decretó una campaña para erradicar el cristianismo, lo que desató la persecución conocida como la persecución deciana. El procónsul imperial, junto con comisionados de cada ciudad, fue el encargado de implementar el edicto en Cartago. Ante esto, Cipriano decidió retirarse a un lugar desconocido, acompañado por algunos de sus discípulos. A pesar de su exilio, siguió escribiendo y gestionando los asuntos de su Iglesia, lo que exacerbó las tensiones entre quienes apoyaban su nombramiento como obispo y aquellos que se oponían.
La comunidad cristiana del momento se dividió en dos facciones: los que resistieron el edicto de persecución hasta las últimas consecuencias y los que se sometieron a él, al menos de manera simbólica. La decisión de Cipriano de huir fue interpretada por sus críticos como un acto de cobardía, lo que llevó a que algunos en Roma le enviaran cartas de desaprobación. En su defensa, Cipriano argumentó que había actuado siguiendo un mandato divino. Desde su refugio, continuó guiando a su comunidad a través de un diácono de confianza que actuaba como intermediario.
Además de su extensa correspondencia, parte de la cual se ha conservado, Cipriano también escribió diversos tratados, muchos de ellos con un tono pastoral. Entre sus obras más notables se encuentra “De unitate ecclesiae”, un tratado sobre la unidad de la Iglesia. Otra obra relevante es su “Tratado sobre la oración del Señor” (Padre Nuestro).
Sin embargo, la autenticidad de otras obras que se le atribuyen es discutida. Entre ellas figuran “De spectaculis”, “De bono pudicitiae”, “De idolorum vanitate”, “De laude martyrii”, “Adversus aleatores”, “De montibus Sina et Sion” y la “Cena Cypriani”. Un tratado titulado “De duplici martyrio ad Fortunatum” fue publicado por primera y única vez por Erasmo, quien probablemente también lo escribió, aunque lo atribuyó a Cipriano.
Si bien sus contemporáneos tuvieron opiniones divididas sobre Cipriano, las generaciones posteriores han tenido una visión más unificada sobre su figura. Se le ha elogiado por su firmeza, su vida austera, su devoción y su capacidad para combinar su pensamiento con el sentido de dignidad que exigía su cargo. Aunque no se le considere un escritor particularmente original o profundo, su influencia en la teología y su legado como líder de la Iglesia siguen siendo admirados.
16 de septiembre: también es su santoral hoy
Otros santos que se conmemoran hoy son:
- San Cornelio papa
- San Juan Macías
- San Abundio
- Santa Edita
- Santa Eufemia de Calcedonia
- Santa Ludmila de Bohemia
- San Martín el Sacerdote
- San Niniano de Galloway
- San Prisco de Nocera de los Paganos
- San Vital de Savigny
