En 2025, el mundo se preparará para iniciar un nuevo ciclo, pero con diferentes tradiciones, historias y celebraciones
El cambio de año es un fenómeno universalmente celebrado, pero no todos los calendarios coinciden en el mismo momento ni en las mismas fechas. En 2025, el mundo se preparará para iniciar un nuevo ciclo, pero con diferentes tradiciones, historias y celebraciones. En LR le traemos la historia del cambio de año desde cuatro perspectivas distintas: el Año Cristiano (2025), el Año Judío (5785), el Año Tibetano (2147) y el Año Musulmán (1446), brindando un viaje histórico y cultural a través de distintas civilizaciones y creencias.
Año Cristiano 2025: El Calendario Gregoriano
El 1 de enero de 2025 marca el inicio del Año 2025 en el calendario gregoriano, el sistema de datación utilizado en la mayoría de los países del mundo, y que fue instaurado por el Papa Gregorio XIII en 1582. Su propósito era reformar el calendario juliano, que había acumulado errores en la medida del tiempo debido a su desacierto en el cálculo del año solar.
El calendario gregoriano tiene 365 días, pero cada 4 años se ajusta añadiendo un día extra en febrero (29 de febrero), lo que da lugar al Año Bisiesto. Sin embargo, el año bisiesto no se aplica en siglos que no sean divisibles por 400 (como el año 1900).
El Año Nuevo Cristiano se celebra en diversos países, aunque algunos como Rusia o Etiopía siguen otros calendarios (el juliano y el etíope, respectivamente).
El cambio de año en el cristianismo se conecta al nacimiento de Jesucristo, aunque hay debates históricos sobre la exactitud de la fecha real de su nacimiento, que se sitúa probablemente entre el 4 y el 6 a.C.
El 1 de enero fue elegido por el Papa Gregorio XIII en 1582, coincidiendo con las festividades romanas del Día de las Calendas. No fue hasta el siglo XVIII que el calendario gregoriano se adoptó de manera universal, transformándose en el calendario de facto de la civilización occidental.
Año Judío 5785: La Cuenta de los Patriarcas
Mientras el mundo cristiano celebra 2025, en la comunidad judía se encontrará en el Año 5785, que comenzó al anochecer del 16 de septiembre de 2024 y finalizará en el 6 de septiembre de 2025. El calendario judío es lunisolar, es decir, se basa tanto en las fases de la luna como en el ciclo solar.
El calendario judío tiene una rica historia vinculada a la narrativa bíblica, basándose en la creación del mundo, según la tradición hebrea. El año 1 del calendario judío se considera el año de la Creación del mundo, que según el cálculo rabínico ocurrió alrededor del 3761 a.C.. Desde entonces, la cuenta de los años ha seguido un ciclo continuo que se adapta tanto al ciclo lunar como al solar.
Las festividades más importantes en el Año Judío son Rosh Hashaná (Año Nuevo), Yom Kipur (Día de la Expiación), Sukkot (Fiesta de los Tabernáculos), y Pesaj (Pascua Judía). Rosh Hashaná marca el inicio del nuevo año y tiene una fuerte conexión con la reflexión sobre el perdón y el arrepentimiento.
La diferencia entre el calendario gregoriano y el judío, además de ser lunisolar, radica en su estructura; los meses en el calendario judío empiezan con la luna nueva, y el ciclo de 12 meses se ajusta ocasionalmente con un mes adicional, lo que lleva a la creación de un año bisiesto de 13 meses.
Año Tibetano 2147: Un Calendario Luni-Solar Profundamente Espiritual
En el calendario tibetano, que se basa en un sistema lunisolar, el Año 2147 comenzará a finales de 2024 o principios de 2025, dependiendo de la observación de la luna nueva. Este calendario, profundamente vinculado a las enseñanzas budistas, tiene una historia fascinante que se extiende siglos atrás.
El calendario tibetano se calcula siguiendo el ciclo del Zodiaco Tibetano y se basa en una mezcla de las influencias chinas, hindúes y locales de la región. Aunque su cuenta de los años comienza en una fecha incierta, se considera que los tibetanos comenzaron a usarlo alrededor del siglo VIII d.C., con el reinado del rey Trisong Detsen, quien promovió la traducción de textos budistas y estableció la base para el calendario tibetano.
Cada año está asociado con uno de los doce animales del zodiaco tibetano, que sigue una rotación similar a la del zodiaco chino, pero con variaciones. Además, cada año también está regido por uno de los cinco elementos: madera, fuego, tierra, metal y agua. El Año Nuevo Tibetano (Tib. Losar) se celebra según la luna nueva en el primer mes del calendario tibetano, que suele caer en febrero o marzo.
A lo largo de los siglos, el calendario tibetano ha sido usado no solo para rituales religiosos, sino también como una herramienta para la vida cotidiana, para determinar fechas auspiciosas y momentos favorables para actividades como bodas o viajes.
Año Musulmán 1446: Un Calendario Lunar
Por último, en el calendario islámico o hégira, el Año 1446 comenzará el 27 de julio de 2025 y finalizará el 15 de julio de 2026. Este calendario es puramente lunar, basado en las fases de la luna, y no tiene en cuenta el ciclo solar. A diferencia de los calendarios solares, el calendario islámico se adelanta respecto al gregoriano debido a la diferencia en la duración del año.
El calendario islámico comenzó con la Hégira, el éxodo del profeta Mahoma desde La Meca a Medina en el año 622 d.C. Este evento marcó el inicio de la era musulmana y se considera el punto de referencia para el cómputo de los años en el mundo islámico.
El Año Nuevo Islámico, conocido como Ras as-Sanah al-Hijriyah, no tiene una celebración tan universalmente extendida como en el caso del Año Nuevo Cristiano. Los musulmanes lo celebran de una manera tranquila, con reflexión espiritual y oraciones.
Los meses en el calendario islámico comienzan con la observación de la luna nueva, lo que hace que las fechas del calendario islámico cambien cada año en relación con el calendario gregoriano. Por ejemplo, el mes de Ramadán, uno de los más sagrados, se desplaza cada año unos 10 a 12 días hacia atrás.
En el calendario islámico, el Año Nuevo se percibe más como un recordatorio de los eventos sagrados de la Hégira y de la importancia de seguir el ejemplo del profeta Mahoma, que emigró a Medina para garantizar la supervivencia de la comunidad musulmana.
El cambio de año, aunque celebrado en todo el mundo, no es un evento homogéneo. Cada calendario tiene sus propios orígenes, significados y formas de celebración. El Año Cristiano de 2025, el Año Judío 5785, el Año Tibetano 2147 y el Año Musulmán 1446 son solo ejemplos de cómo las civilizaciones han medido el tiempo y marcado hitos en la historia de la humanidad.
Al comprender estos sistemas de datación, podemos apreciar la riqueza de la diversidad cultural y la profundidad de la historia que han dado forma a las celebraciones del cambio de año en el planeta.