Fue Spinoza, que no Hugh Grant, el que en el prefacio de su muy hertico Tratado teolgico-poltico desvelaba las intenciones ocultas de los poderosos (en este caso del rgimen monrquico) con respecto a las instituciones que ordenan la cosa sagrada: “…su mayor inters”, deca, “consiste en mantener engaados a los hombres y ocultar el miedo que debe retenerlos, con el especioso nombre de religin, a fin de que luchen por su servidumbre como si fuese por su salvacin…”. Heretic (hereje), la pelcula de Scott Beck y Bryan Woods, no es tan grfica, tampoco tan campanuda, pero s igual de evidente. Y mucho ms divertida, aunque duela. Los guionistas de Un lugar tranquilo se descuelgan de este modo, y con la inestimable y muy paradjica ayuda de un Hugh Grant imperial, con una suerte de fbula moderna que, pese al desmoronamiento que sufre la pelcula en el tercer acto, se antoja la ms vvida, salvaje y provocadora representacin de un desconcierto milenario.
La pelcula arranca con dos jvenes mormonas, adems de misioneras, sentadas en un banco. Hablan de condones. O, mejor, de su tamao. O, mejor an, de si es falso o no el tallaje de los preservativos. Y si los llamados condones XL o Magnum fueran exactamente igual que los normales y su nombre no atendiera ms que a un efectivo truco de mrketing que apela a la obsesin narcisista y muy masculina por el tamao? Digamos que de la sospecha surge primero la desconfianza y luego un sano y muy demoledor escepticismo. Acto seguido las dos mujeres de fe acuden a visitar a un supuesto creyente con nimo polemista. El personaje al que da vida Grant no les hablar de anuncios de condones sino de fe, que quiz podra pasar por la ms sofisticada de las estrategias de venta de la que ha sido capaz de la humanidad. Y de la fe a la religin, y de la religin a Spinoza de nuevo. Y as.
‘Heretic‘ funciona como un drama a puerta cerrada tan furiosamente ateo como devoto en la liturgia sagrada del cine de terror. Al fin y al cabo, como la propia religin, el terror coloca al creyente, al espectador, en la aceptacin orgullosa y feliz de su desamparo. Somos vulnerables cuando admitimos el secreto de la fe, a la vez fascinante y terrorfico, y cuando nos abandonamos a la certeza sobrecogedora de lo desconocido, de lo que nos hace sufrir de manera controlada y, por ello, catrtica. Para nuestro protagonista, los distintos credos que han ocupado a la humanidad desde sus orgenes no son ms que modulaciones de un nico miedo que, como cualquiera de nuestros temores, est en su naturaleza el ser fcilmente manilupable. En el ideario del personaje de Grant para estupefaccin de las ‘condomitas‘ (Sophie Thatcher y Chloe East), las religioses no son ms que “iteraciones” unas de otras como en la cancin The Air That I Breathe de los Hollies se refleja en ‘Creep‘ de Radiohead, que a su vez inspira hasta el agotamiento ‘Get Free‘ de Lana Del Rey. Es solo un ejemplo. Todas las religiones, de un modo u otro, proponen un salvador nacido de virgen, todas inlcuyen una resurrecin de los muertos, todas lucen un nacimiento salvfico alrededor del 25 de diciembre… Y as.
Pero no se trata de simplemente un muy bien estructurado dilogo que devuelve al cine la gracia y tensin de lo mnimo (el olor de una simple vela puede cambiarlo todo), sino que la idea es convertir la pelcula, toda ella, en la ms gozosa de las trampas. En efecto, el manitico telogo protagonista est dispuesto a demostrar cada una de sus teoras en las carnes de sus vctimas. La casa no es ms que una inmensa ratonera en la que dos puertas, una con el cartel de Fe y otra con el de Incredulidad, inician el juego por fuerza terrorfico de creer o no, de confiar o sospechar. Se trata de alcanzar el lmite exacto en el que la terca realidad se quiebra y ofrece la posibilidad de lo otro, de lo milagroso. O no. Y si la religin, cualquiera de ellas, no fuera ms que una estrategia de control y mrketing? Y si el dogma, cualquiera de ellos, no fuera ms que un anuncio de condones? Turbador sin duda.
El hecho de que el maestro de ceremonias de toda esta ceremonia de la confusin sea Hugh Grant es cualquier cosa menos accidental. De repente, justo al lado de la ensima reposicin de la ms estpida de las pelculas creyentes en el amor (eso es Love actually), su ms descarnada refutacin. Y en el centro, el tartamudeo mtico de un actor que igual llamaba a la ternura que, ahora, al pnico. Scott Beck y Bryan Woods se las arreglan para mantener al espectador en permanente estado de alerta, de pasmo. Y eso, dado los tiempos tan distrados, ya es un logro. El mayor de todos ellos. Es cierto que ‘Heretic‘ pierde el pie en un barroco ltimo tercio donde la frescura salvaje del planteamiento cede terreno a los convencionalismos del gnero, pero, con todo, resulta imposible apartar la mirada de una memorable provocacin tan gloriosamente ‘spinozista‘ como aterradoramente divertida. Cambie o no nuestra idea de la religin (que no lo har), lo que s ya ha cambiado para siempre son los criterios para elegir preservativos.
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Direccin: Scott Beck, Bryan Woods. Intrpretes: Hugh Grant, Sophie Thatcher, Chloe East, Elle McKinnon, Carolyn Adair, River Codack. Duracin: 110 minutos. Nacionalidad: Estados Unidos.