Han pasado 23 años desde los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, cuando casi 3.000 personas murieron en el secuestro coordinado de cuatro aviones que se estrellaron intencionadamente contra el Pentágono, las torres gemelas del World Trade Center en Nueva York y un campo en Pensilvania.
El presidente Joe Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, el expresidente Donald Trump y el candidato republicano a la vicepresidencia, JD Vance, asistieron a la ceremonia conmemorativa del 11 de septiembre en el World Trade Center de Nueva York el miércoles, donde Harris y Trump volvieron a darse la mano apenas horas después de su intenso cara a cara el martes.
Biden y Harris también asistirán a eventos similares en el Pentágono y en Pensilvania, mientras que Trump visitará el Monumento Conmemorativo Nacional del Vuelo 93 cerca de Shanksville en el mismo estado.
Un evento sin discursos políticos
Sin embargo, desde 2012 se ha excluido a los políticos de hablar en las ceremonias de aniversario, con el fin de centrarse más en los supervivientes y los familiares de las víctimas.
Los ataques del 11 de septiembre han dejado una cicatriz en la historia de Estados Unidos, dejando atrás a miles de familiares y sobrevivientes traumatizados.
También alteraron la política exterior y las prácticas de seguridad interna de Estados Unidos y cambiaron la mentalidad de muchos estadounidenses que antes no se habían sentido vulnerables a los ataques de extremistas extranjeros.
