Sigue siendo la ley del más fuertes en el escenario global y el más fuerte es Estados Unidos, con una diferencia abismal sobre el resto de países, incluso China, a quien triplica en inversión militar y casi 10 veces más que los rusos. Sus armas, se venden por todo el mundo desde Corea del Sur, hasta Israel o Australia. Nosotros en España le compramos 17.000 millones a Estados Unidos, habiendo duplicado el monto en la última década. Todos los datos están disponibles en el Departamento de Defensa de Estados Unidos (Pentágono).
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En Estados Unidos no hay fondos para subvencionar la educación universitaria, tampoco destinan recursos oficiales a tener una sanidad pública y universal. Ni siquiera parcialmente pública. Pero ninguna administración, léase republicana o demócrata, ha escatimado recursos para el ejército y la defensa nacional. Donald Trump ha suspendido los fondos de ayuda internacional del Estados Unidos. Fondos que igual servían para paliar una sequía en África, que para gestionar una clínica para realizar operaciones de cambio de sexo en la India para gente transgénero. Y este organismo, era otro de los grandes logros de Estados Unidos, lo que hacía que el mundo le mirara con admiración por dedicar ese dinero para ayudar a países en necesidad.
La Agencia para el Desarrollo Internacional del gobierno de Estados Unidos (USAID) cerró el acceso del personal a las oficinas de la agencia en Washington y se ordenó la repatriación de los miles de estadounidenses que trabajan en diferentes proyectos en otros países. El objetivo es que queden 300 empleados de los 8.000 que hay actualmente entre funcionarios y contratistas, que coordinarán con unos 5.000 empleados internacionales contratados localmente en el extranjero los programas que salvan vidas y que la administración dice que mantendrá funcionando.
Estados Unidos dedica el 1% de su gasto anual a ayuda internacional
Desde que tomó posesión el 20 de enero, Trump ordenó una congelación de fondos que ha cerrado la mayoría de los programas de la agencia en todo el mundo, y casi todos sus trabajadores han sido puestos en licencia administrativa o suspendidos. Estados Unidos dedica el 1% de su gasto anual a ayuda internacional en 100 países que van desde sanidad, a planificación familiar, y acceso a la libre información: unos 44 mil millones de dólares.
Starmer, el premier británico, también ha reducido sensiblemente la ayuda que presta en materia humanitaria, tanto que su secretaria de estado de cooperación ha presentado su dimisión, pero esta reducción, aunque consecuencial, no causa el pánico que provoca Estados Unidos. El enfoque unilateralista de Trump, que le ha llevado a abandonar varios programas internacionales que exigían a su país tomar medidas de control y contención, huye de la concertación y del multilateralismo. El Instituto Internacional de investigación para la paz de Estocolmo, ofrece unos datos interesantes sobre la base de datos del gasto militar de Estados Unidos.
China, Rusia, actores internacionales con capacidad, territorialidad y fuerza, miran con recelo los movimientos de Trump. Ninguno de los dos tiene capacidad para dedicar esa cantidad de inversión en sus sistemas militares y de defensa, y entramos en una era, donde el que manda es el que tiene la fuerza, no la razón. Tampoco tienen partidas importantes de ayuda al desarrollo. Así que ahora con el corte del grifo de la ayuda norteamericana, muchos países sufrirán un impacto directo en sus políticas humanitarias. Algunos de los datos que contiene este artículo provienen de ourworldindata.org cuya página pueden ustedes consultar gratuitamente.
