- Autor, Redaccion
- Título del autor, BBC News Mundo
-
Un tribunal francés condenó este jueves a 20 años de cárcel a Dominique Pelicot, el hombre acusado de drogar y violar a su exesposa Gisèle Pelicot y reclutar a más de 50 hombres para abusar de ella durante diez años.
El exmarido ha sido declarado culpable de los cargos de violación agravada, entre otros delitos, y recibió la pena máxima estipulada en la ley francesa.
Todos los acusados en este histórico proceso han sido declarados culpables por el tribunal, en su gran mayoría por violación agravada.
Tras la condena, Dominique Pelicot rompió a llorar en la sala del tribunal de Aviñón, donde se ha llevado a cabo este juicio que ha durado casi cuatro meses.
Laura Gozzi, la enviada especial de la BBC a Aviñón, informó que Gisèle, por su parte, apoyó la cabeza contra una de las paredes del tribunal mientras su familia procesaba todo lo que había ocurrido.
“La familia no parece entusiasmada (no es que lo fueran a estar, de todos modos, dadas las circunstancias) pero, según mis cálculos, todos los acusados, excepto Dominique Pelicot, recibieron menos años de prisión de los que habían pedido los fiscales”, informó Gozzi.
Las otras condenas
El resto de los condenados han recibido sentencias de entre 3 y 15 años de prisión.
Uno de ellos, Jean Pierre Marechal, al que Dominique Pelicot convenció para que siguiera sus pasos y drogara y violara también a su propia esposa, fue condenado a 12 años de cárcel. La fiscalía pedía para él 17 años de prisión.
El juez encargado del caso consideró, además, que Dominique Pelicot no solo era culpable de los delitos de violación agravada sino también de tomar imágenes indecentes de su hija, Caroline, y de sus nueras, Aurore y Celine y de violar a la mujer de Jean Pierre Marechal.
Durante casi una década, Gisèle Pelicot fue drogada por su exmarido Dominique, que reconoció haberla violado y haber invitado a decenas de hombres que había reclutado por Internet a mantener relaciones sexuales con ella en la cama de su casa, mientras ella estaba inconsciente.
Fue ella quien decidió renunciar al anonimato y sacar a la luz este juicio, haciendo, según sus palabras, que “la vergüenza cambie de bando”, de la víctima al violador.
Aunque Dominique Pelicot admitió los cargos que se le imputan, la mayoría de los demás hombres juzgados niegan que lo que hicieron fuera una violación.
Los demás condenados, de entre 27 y 74 años, son de todas las profesiones y condiciones sociales, y la mayoría procede de un radio de 50 km de Mazan, el pueblo de los Pelicots. El hecho de que sean bomberos, guardias de seguridad y camioneros les ha valido el apodo de Monsieur-Tout-Le-Monde (Señor Cualquiera).
Aunque la mayoría había alegado que, al tener el consentimiento de su marido, pensaban que se trataba de un juego sexual con un matrimonio libertino -y, por lo tanto, no era violación lo que estaban haciendo- el tribunal ha desestimado estos argumentos.
Los condenados tienen ahora 10 días para apelar el fallo en su contra.
Reclutados por internet
De 2011 a 2020, Dominique Pelicot suministró a su esposa tranquilizantes y somníferos sin que ella lo supiera, los trituró y los añadió a su comida y bebida, lo que le provocó perdidas de memoria y desmayos.
El ahora exmarido solo fue descubierto cuando un guardia de seguridad le denunció a la policía por hacer fotografías bajo las faldas de las mujeres en un supermercado.
Hasta entonces, ella no fue consciente de los horrores que su marido estaba cometiendo. “Pensaba que éramos una pareja unida”, declaró una vez ante el tribunal.
En lugar de eso, Dominique Pelicot entraba en una conocida página web, ahora prohibida, llamada Coco.fr, para invitar a hombres de la zona a su casa para que mantuvieran relaciones sexuales con ella mientras estaba en coma.
“Me sacrificaron en el altar del vicio”, declaró Gisèle Pelicot al principio del juicio.
Gisèle, de 72 años, se ha convertido en un símbolo en Francia por el coraje que ha demostrado durante todo el proceso, acudiendo casi cada día a la sala de audiencias, primero escudada tras sus lentes de sol y más adelante quitándoselas, demostrando que ella no tenía nada de lo que avergonzarse.
No era sólo un gesto por el sol otoñal que se desvanecía en la ciudad medieval de Aviñón, en el sur de Francia, relata el enviado especial de la BBC a Aviñón Andrew Harding.
“También era una pista de que había superado un punto de inflexión, uno de los muchos que han marcado su lento y doloroso viaje: de abuela serena a víctima de violación angustiada y acosada por la vergüenza, a testigo temeroso ante un tribunal y a icono mundial de valentía y desafío”, describe Harding.
Su decisión de renunciar al anonimato es muy poco habitual, pero se ha mantenido firme en todo momento: “Quiero que todas las mujeres que han sido violadas digan: la señora Pelicot lo hizo, yo también puedo”.
Pero ha tenido claro que detrás de su fachada de fortaleza “hay un campo de ruinas” y que, a pesar de la aclamación generalizada por lo que ha hecho, es una heroína a su pesar.
“No deja de repetir: ‘Soy normal’, no quiere que se la considere un icono”, ha declarado su abogado Stéphane Babonneau a Emma Barnett, de la BBC.
A su llegada hoy al tribunal de Aviñón fue aplaudida por una multitud de personas que la esperaban con carteles de apoyo y que le daban las gracias por su valentía.
Las reacciones políticas a la condena no se han hecho esperar.
“Gracias por su valentía”, ha publicado la presidenta de la Asamblea Nacional francesa, Yaël Braun-Pivet, en su cuenta de la red social X (antes Twitter): “Gracias a usted, hoy se escuchan las voces de tantas víctimas, la vergüenza cambia de bando, se rompe el tabú. El mundo ya no es el mismo gracias a usted”.
Haz clic aquí para leer más historias de BBC News Mundo.
Suscríbete aquí a nuestro nuevo newsletter para recibir cada viernes una selección de nuestro mejor contenido de la semana.
Y recuerda que puedes recibir notificaciones en nuestra app. Descarga la última versión y actívalas.