La profundidad de la crisis política en Francia ha empañado, en parte, la reapertura de la catedral de Notre Dame, cinco años después del pavoroso incendio que estuvo a un paso de arrasarla. La grandiosidad escénica del momento, con la concentración hoy de gobernantes y personalidades de todo el mundo, se ve opacada por las previsiones de mal tiempo, que han obligado a adaptar a última hora las celebraciones de la reapertura de la catedral parisina de Notre Dame.
EL PERIÓDICO te ha contado al minuto la crisis política francesa.
Los bomberos y esos artesanos fueron ovacionados al desfilar por la nave entre monarcas, presidentes y jefes de gobierno, tras la difusión de un video de recapitulación de sus proezas.
La ceremonia, en la que alternaron discursos y momentos musicales, fue un momento de alivio para Macron, que puso todo su empeño personal en esta ambiciosa reconstrucción, pero que está confrontado a una grave crisis política.
El papa Francisco expresó su deseo este sábado, en un mensaje leído durante la reapertura de Notre Dame de París, que esta nueva etapa “pueda constituir un signo profético de la renovación de la Iglesia en Francia”.El sumo pontífice expresó también su esperanza de que la catedral vieja de más de 860 años siga acogiendo “generosa y gratuitamente” a los visitantes, ante los planes evocados en círculos gubernamentales culturales franceses de cobrar una entrada.
El jefe del Estado francés, Emmanuel Macron, ha considerado que este sábado ha sido un “día histórico” tras haber reunido al presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, a los que ha pedido continuar “la acción común por la paz y la seguridad”.
En un mensaje en su cuenta de X, Macron se ha felicitado del encuentro que ha propiciado en el Palacio del Elíseo entre los tres: “Estados Unidos, Ucrania y Francia. Juntos en este día histórico. Reunidos por Notre Dame. Continuemos la acción común por la paz y la seguridad”.
El presidente Emmanuel Macron expresó este sábado la ”gratitud de la Nación francesa» por la reconstrucción de la catedral de Notre-Dame de París en la ceremonia de reapertura del edificio religioso. «Hemos redescubierto lo que pueden hacer las grandes naciones: lograr lo imposible», saludó el presidente francés en el interior de la catedral, reconstruida en cinco años tras ser devastada por un incendio en abril de 2019.
La de Macron fue una intervención breve en el interior de la nave central, poco después de que el arzobispo de París, Laurent Ulrich, abriera simbólicamente las puertas de Notre Dame. Aprovechó para destacar el esfuerzo de quienes contribuyeron a salvarla de las llamas y de todos los que ayudaron después a reconstruirla.
El fuego -explicó- ha puesto en evidencia que “nuestras catedrales son mortales” y que solo la “voluntad” y la “fraternidad” han permitido que sus campanas suenen de nuevo, y que la desaparecida aguja de Notre Dame vuelva a alzarse, recreada, hacia el cielo de París. “Notre Dame nos dice que nuestros sueños, incluso los más audaces, sólo son posibles gracias a la voluntad de cada uno y al compromiso de todos”, reflexionó Macron.
El arzobispo de París, Laurent Ulrich, ha reabierto oficialmente la catedral de Notre Dame este sábado con un rito que ha consistido en llamar solemnemente a las puertas golpeando con su cruz y esperar la respuesta del templo gótico, que ha sido entonada por los coros en su interior, antes de cruzar el umbral.
En concreto, los cantores de Notre Dame han pronunciado el salmo 121 de la Biblia -“A las montañas levanto mis ojos; “¿De dónde vendrá mi socorro? Mi ayuda proviene del Señor, creador del cielo y la tierra”- cada una de las tres veces que el arzobispo pidió a Notre Dame que abriera sus puertas.
A causa de la lluvia, la ceremonia se vio alterada y los cerca de 1.500 invitados, entre ellos unos 40 dignatarios, ya estaban en el interior. El presidente francés Emmanuel Macron, junto a su esposa Brigitte y la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, entraron detrás del arzobispo y la comitiva de autoridades eclesiásticas.
Macron puso todo su empeño personal en esta ambiciosa reconstrucción de la catedral gótica más famosa del mundo, pero ese éxito se ve finalmente opacado por la grave crisis política que vive Francia.
Las obras de reconstrucción para instalar un nuevo tejado, para limpiar y restaurar las partes dañadas y para crear toda una nueva iluminación modulable, costaron cerca de 770 millones de dólares, provenientes de donaciones del mundo entero.
El multimillonario tecnológico Elon Musk, estrecho asesor del equipo de transición de Trump, también asistió, al igual que la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y los expresidentes franceses François Hollande y Nicolas Sarkozy.
El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenski, fue aplaudido este sábado al entrar en la catedral de Notre Dame de París, cuando fue reabierta ante decenas de jefes de Estado, de Gobierno y personalidades, constató la AFP.
La ceremonia ha arrancado con la apertura de las puertas por parte del arzobispo. Monseñor Ulrich ha golpeado tres veces las puertas con su báculo y desde el interior, el coro de Notre Dame responde a los llamados tras cinco años en silencio.
Macron se dirigirá luego a la audiencia. Las medidas de seguridad son importantes, y todos los accesos y puentes en torno a l’Île de la Cité, donde nació París y donde se halla la catedral, están acordonados.
Dentro, los invitados descubrirán todo el mobiliario diseñado expresamente para esta nueva etapa del monumento, como las sillas, o el moderno baptisterio en la entrada de la nave, diseñado por el artista Guillaume Bardet. Al fondo, detrás del altar, otra audaz innovación: el relicario donde se guarda la Corona de Espinas, un gran disco de cristales dorados con un centro de azul cobalto.