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“Forever’ ha sido una apuesta muy alta, así que estamos encantados con las nominaciones a los Max”

Autor: Carlos Gonzalez

Hace justo un año salió de la gala de los Max con su premio bajo el brazo gracias a la dirección de Supernormales. Ahora vuelve a estar en todas las quinielas de los galardones, esta vez por Forever, montaje que Iñaki Rikarte dirige, al tiempo que es coautor del mismo. La pieza puede conseguir cuatro distinciones, incluida la más importante, la de mejor espectáculo teatral. Así se conocerá este lunes en el encuentro de las artes escénicas que se llevará a cabo en Tenerife. Allí estará también el vitoriano, que ya sabe lo que es triunfar en estos galardones, no solo por el reconocimiento de hace doce meses.

¿Todo lo que toca Iñaki Rikarte se hace oro o…? 

–(Risas) Obviamente no. Yo tampoco sé lo que pasa. He tenido la suerte de que los últimos trabajos que he hecho, han tenido visibilidad. He estado trabajando en teatros con esa visibilidad y, además, haciendo trabajos que han coincidido en el tiempo. Por ejemplo, Supernormales la hice hace dos años, pero como la función fue muy bien y se repuso, parece que ha sido más reciente. Eso ha coincidido también con que el pasado diciembre hicimos temporada en Madrid, en el Teatro María Guerrero, con Forever, de Kulunka. Y ahora acabo de estrenar un clásico, El monstruo de los jardines de Calderón de la Barca. Así que digamos que he estado en muy poco tiempo con tres funciones que han ido muy bien. La sensación es que hago muchas cosas y que todas salen bien, pero la verdad es que no es cierto (risas). Pero está bien que se esté dando esa coincidencia.

La realidad es que las cosas no salen adelante sin razón o por casualidad, hay que trabajárselo y mucho. 

–Sí, las cosas no salen sin más, eso está claro. Esto no son matemáticas. A veces trabajas y las cosas salen, pero en otras ocasiones no. Además, es muy relativo esto de que salgan, que tengan repercusión, que gusten al público y la crítica. Nadie tiene la fórmula del éxito. Supongo que también es la gracia que tiene esto. 

“Todo lo que sea abrir la mente del espectador a diferentes posibilidades y nuevos lenguajes es bueno para el propio público y para el teatro”

A los Max va por ‘Forever’, pero es que los últimos reconocimientos le están llegando también por ‘El monstruo de los jardines’. 

–Por Forever nos dieron hace poco el premio a mejor espectáculo de teatro en los Talía y a mí a mejor dirección, pero es verdad que los últimos galardones han venido por el otro montaje. En los Godot he recibido la distinción a mejor director y también la de mejor espectáculo. Allí también Forever salió reconocido con galardones a la mejor escenografía y a la mejor caracterización, para Garbiñe Insausti.

‘Forever’

Para quien todavía no haya visto ‘Forever’, lo que cuenta pero también la manera que tiene de hacerlo, ¿qué le contaría? 

–Es la historia de cómo una familia se va alejando casi imperceptiblemente de lo que soñó que sería. Se van alejando. Hay una parte de responsabilidad que, evidentemente, tiene el destino, pero la parte más importante de esa responsabilidad tiene que ver con lo que ellos hacen, aunque sea siempre de una manera bienintencionada. Eso les va llevando por un camino que no esperaban, supongo que como en la vida de todos, en este sentido. Es un espectáculo de máscaras en el que no se usan las palabras, como viene haciendo Kulunka desde el año 2010. Esta es una función en la que ha habido un salto cualitativo en varios ámbitos.

¿En qué sentido? 

–Para empezar, desde el punto de vista de la producción porque es un espectáculo coproducido con el Teatro Arriaga, el Teatro Victoria Eugenia y el Centro Dramático Nacional. Cuenta, además, con una plataforma giratoria que hace que las posibilidades dramatúrgicas se multipliquen. El lenguaje de las máscaras no deja de ser limitado a la hora de dar la información porque obviamente no puedes hablar. El trabajo consiste en no hablar y que al mismo tiempo el público no eche en falta las palabras. Es una función que para la compañía ha sido una apuesta muy alta. Estamos encantados con el recibimiento que está teniendo y con estas nominaciones a los Max.

“No sé si volveré a actuar, pero es verdad que ahora siento que tengo más que aportar desde fuera que desde dentro del escenario”

Nominaciones que lo que deberían traer es más trabajo. 

–Eso es lo que todos deseamos. Sería lo ideal. Pero vete a saber (risas). Por lo menos sí que están sirviendo para que se hable un poco más de Forever. Al final, los premios consisten en dar visibilidad al teatro, que ya es bastante minoritario. Todo lo que sea visibilizar este oficio y acercar al público los espectáculos, bienvenido sea.

Son varias las nominaciones, siendo la más importante la de mejor espectáculo. ¿Pero la de autoría teatral es la que más ilusión le hace a usted? 

–Pues mira, me hace especial ilusión esa porque es compartida con Garbiñe Insausti, Edu Cárcamo y José Dault. Forever ha sido un proceso de creación muy largo, es un espectáculo que nos ha costado mucho. Hemos estado ensayando casi ocho meses repartidos en dos años. Hemos empezado del cero más absoluto. Ha sido un salto al vacío sin tener ni siquiera un tema o una idea. El proceso de escritura ha sido largo, difícil, y este reconocimiento en forma de nominación es una alegría por todo lo que nos hemos empeñado. Además, cuando las cosas son compartidas, se disfrutan mucho más.

Iñaki Rikarte y Garbiñe Insausti en el Principal vitoriano Jorge Muñoz

Kulunka lleva casi 15 años haciendo camino con un teatro, por así decirlo, poco comercial. 

–Digamos que usa un lenguaje que no es habitual. Éste es un espectáculo que ha dado unas cuantas alegrías, incluidas las nominaciones. La primera, que un montaje de máscaras haya sido programado en el María Guerrero de Madrid, algo que ha supuesto un hito. Junto a otras compañías que también hacen teatro de máscaras, Kulunka ha conseguido en estos años ir derribando los prejuicios en torno a este lenguaje. Creo que los espectáculos que hemos hecho han sorprendido a la gente que no conocía el trabajo de máscaras porque han terminado resultando más cercanos de lo que la gente esperaba. Creo que todo lo que sea abrir la mente del espectador a diferentes posibilidades y nuevos lenguajes es bueno para el propio público y para el teatro en general.

‘El monstruo de los jardines’

En cuanto a ‘El monstruo de los jardines’, usted se encarga tanto de la dirección como de la versión. 

–Es una comedia mitológica, un texto bastante desconocido de Calderón. Quizá ahora se está hablando más porque el espectáculo está funcionando bien. Se hizo un montaje en el año 2000 con versión de Juan Mayorga y dirección de Ernesto Caballero. Luego lo montó también David Lorente. Pero ha estado mucho tiempo, digamos, desaparecido de las programaciones. Me sorprende porque es una obra fabulosa.

“Hay que estar siempre abierto a lo que sucede en los ensayos. Tienes que saber que lo más importante está por pasar”

¿Cómo la hace suya Iñaki Rikarte, como la trae a su campo de acción y al hoy? 

–Uff, podríamos hablar de eso durante mucho tiempo (risas). Digamos que lo que hemos intentado ha sido tratar de entender, con nuestra visión actual, qué es lo que Calderón cuenta. Si dejas la obra, por decirlo de alguna manera, en el chasis, es la historia de cómo se recluta a un soldado para ir a la guerra con la excusa de que es imprescindible. Creo que eso es algo que, y más en estos tiempos, resuena.

A todo esto, ese buen actor que era Iñaki Rikarte, ¿dónde está? 

–(Risas) Desde luego no está sobre las tablas. Pero, de alguna manera, todo el tiempo que yo he trabajado como actor me ha servido para dirigir. Un director tiene que ser una persona que se ponga en los zapatos de todos los personajes para poder hablar con los actores. Debe hacer ese ejercicio de profunda empatía. Ese bagaje como actor me está sirviendo mucho.

¿Pero lo echa de menos? 

–La verdad es que no. Estoy bien como estoy ahora. No me he retirado, ¿eh? (risas) No sé si volveré a actuar, pero es verdad que ahora siento que tengo más que aportar desde fuera que desde dentro. 

¿Próximos planes? 

–Pues la verdad es que no puedo contar mucho. Hay posibilidades sobre la mesa, pero ahora mismo no sé qué es lo próximo que voy a hacer.

Lo decía también porque esta dinámica de premios que gana o a los que está nominado tiene que generar también una presión extra, ¿no? 

–Es inevitable que algo de eso se produzca. Al final, he recibido mucho reconocimiento en poco tiempo. También te digo que yo no termino de estar del todo cómodo ahí porque me parece algo muy circunstancial. Puede suponer una especie de espada de Damocles, una responsabilidad extra, pero es que, realmente, tampoco puedo hacer nada con eso. En cuanto empiece otro proyecto y me sumerja, supongo que me olvidaré de esto e intentaré hacer mi trabajo lo mejor posible y ya está

¿Qué es lo más difícil como director a la hora de afrontar un nuevo proyecto: la preparación previa, ese trabajo que se hace a solas, o cuando ya se arranca con los ensayos con terceros? 

–Es que son trabajos distintos. Además, tenemos que partir del hecho de que hay diferentes maneras de afrontar los procesos. Por ejemplo, en los dos proyectos de los que estamos hablando, el camino ha sido diferente. En Kulunka, como te decía antes, empezamos de cero y haciendo una labor muy colectiva. Con montajes que he hecho en el Clásico o con el Centro Dramático Nacional, sí que ha habido una fase de trabajo previo muy importante. Con todo, tan importante como trabajar mucho y llevar las cosas más o menos atadas al primer ensayo es el estar dispuesto a renunciar a todo eso que has construido para redescubrirlo en los ensayos. Se dice que las películas se escriben tres veces: en el guion, en el rodaje y en el montaje. Pues en el teatro es un poco lo mismo. Hay que estar siempre abierto a lo que sucede en los ensayos. El trabajo previo te sirve como el que traza un mapa, pero tienes que saber que lo más importante está por suceder y hay que estar siempre abierto a lo que pueda pasar. Siempre hay que pasar un duelo por lo que pensabas que ibas a hacer para abrazar lo que realmente se construye entre todos, porque al final es un arte colectivo. Cuanto más tiempo tardes en despojarte de lo que traías para abrazar lo nuevo, peor para ti y para el montaje.

A esas personas jóvenes que hoy están pensando en hacer una vida profesional en el teatro, con todo lo que ello conlleva, ¿qué les diría si le piden consejo? 

–Estuve el año pasado dando formación en Dantzerti y lo que les decía era que hiciesen cosas juntos, que se asociasen, que no se enfrentasen a esto individualmente. Cuando yo estuve en la escuela [estudió en la Real Escuela Superior de Arte Dramático de Madrid], no solo fue importante la formación que recibí allí, sino también conocer a la gente con la que me encontré y las cosas que quisimos hacer en aquel momento al margen de lo académico. Eso es el germen de lo que viene después. La escuela acaba y es como que el suelo desaparece. Si has construido algo antes, es un lugar al que te puedes agarrar. Es muy importante juntarse con gente y construir cosas juntos.

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