Miguel Ángel Marín, director del Festival Internacional Fantástico Feratum, informó que la audiencia del evento creció un 30% en comparación con el año pasado, destacando especialmente las funciones al aire libre, que se realizaron por primera vez. Estas funciones lograron una afluencia tan alta que, de haberse realizado en un complejo Cinépolis, habrían alcanzado su máxima capacidad.
Cada vez más, el público se ha ido involucrando e identificando con Feratum, atrayendo a visitantes de ciudades cercanas, especialmente amantes del cine de terror. Durante los cuatro días del festival, se realizaron eventos de inauguración y clausura en la Plaza Vasco de Quiroga, con más de 500 asistentes, y las funciones en el Teatro Emperador Caltzontzin lograron un 40% de su capacidad.
“Después de la pandemia, el festival creció significativamente, alrededor de un 15 por ciento, pero este año alcanzó un incremento del 30 por ciento. La misión que tenemos es aumentar los días del festival. Si bien cuatro días es complicado para tener mucha programación debido a los espacios, también buscamos contar con otras sedes para ofrecer una mayor cartelera, ya que hemos tenido que rechazar algunas películas por la limitación de espacios.
“Las proyecciones al aire libre fueron lo más vistoso, con más de mil personas asistiendo a las funciones, mientras que en un cine comercial suelen ser entre 100 y 200 asistentes. Fue como tener un complejo Cinépolis lleno”, compartió Miguel Ángel Marin, director de Feratum.
El impacto de los festivales: apoyo al talento local y visibilidad en la industria cinematográfica
Contar con una selección de películas tanto nacionales como internacionales es un gran logro para Feratum, ya que incluye cintas provenientes de prestigiosos festivales como Sundance, Fantastic y Fantasia, los cuales se presentan en lugares de nivel mundial. Estos filmes exclusivos, que suelen estar disponibles solo en eventos de ese calibre, ahora llegan al Festival Internacional de Cine Fantástico, ofreciendo a los asistentes una gran experiencia.
“La cultura que tenemos en Michoacán es muy rica, y eso hace que tengamos lugares como Tlalpujahua y Pátzcuaro, que son mágicos. Uno de los objetivos del festival es mantener esta atmósfera, por eso no nos vamos a otro lugar, porque se perdería la magia.
“Los festivales lo que hacen es congregar y ver el cine de manera comunitaria, lo cual es enriquecedor. Además, apoyan al talento local mexicano para que estas películas se vean y para reunir a la gente de la industria, de modo que alguien pueda comprarlas, distribuirlas, llevarlas a otro festival o incluso meterlas en una plataforma digital. Eso es lo que nos motiva a hacer el festival, porque de aquí se detona el camino que siguen, ya que si no están en un festival, nadie las conoce”, concluyó.