Vista de Qumran, cerca de las cuevas donde se encontraron los Rollos del Mar Muerto (Wikimedia Commons / SuperJew)
Con una sesión abierta al público, concluyó en la Universidad Pontificia de la Santa Cruz el curso de dos semanas en inglés “One Revelation and Two Traditions”, que exploró las interpretaciones judía y cristiana del Decálogo. El acto de clausura contó con la presencia de dos expertos de renombre internacional, el profesor Adolfo Roitman y el profesor Joseph Sievers, que ofrecieron una visión única del Decálogo y los Rollos del Mar Muerto, proponiéndolos como instrumentos de diálogo y reconciliación entre el judaísmo y el cristianismo.
Durante el encuentro, Roitman -desde 1994 y hasta el pasado mes de junio director del Santuario de los Libros del Museo de Israel y conservador de la colección de Rollos del Mar Muerto- subrayó que el Decálogo representa algo más que un conjunto de normas: es un verdadero “pacto con Dios” y un símbolo de unidad entre las dos confesiones. Las Diez Palabras, añadió, «no sólo invitan a judíos y cristianos a vivir según valores que trascienden las diferencias religiosas, sino que también sirven de fundamento ético universal». De hecho, este código ético, compartido entre la Torá y el Antiguo Testamento cristiano, basa ambas tradiciones en principios de justicia, respeto e integridad.
Por su parte, Sievers -profesor emérito del Pontificio Instituto Bíblico- observó cómo el texto sagrado invita a ambas confesiones a vivir orientados hacia el bien común: «una guía moral que resiste la prueba del tiempo y que, a pesar de los milenios transcurridos, sigue hablando a judíos y cristianos como modelo de vida comunitaria, fundada en el respeto mutuo».
A continuación añadió que es crucial que los cristianos comprendan el contexto judío que dio origen a su fe, explicando que «si nos tomamos en serio la Encarnación de Cristo, también debemos tomarnos en serio el contexto judío en el que vivió y predicó».
Una ventana abierta al cristianismo primitivo
Un punto central de la reflexión desarrollada en la Universidad de la Santa Cruz fue entonces la contribución que los Rollos del Mar Muerto ofrecen a la comprensión de las raíces cristianas. Roitman explicó que «Qumrán es un ejemplo excepcional de comunidad judía, donde los Rollos revelan una preocupación única por la pureza y una visión rigurosa de las Escrituras. Esto nos acerca a la fe judía, pero también nos da una idea de la vida y la espiritualidad de la época de Jesús”.
Además del énfasis en la pureza, también emerge un sentido de pertenencia, reflejado, por ejemplo, en la comunión de bienes. «El ideal de una comunidad que vive como una familia y comparte todo», explicó el profesor emérito de Bíblica, “es un concepto que encontramos tanto en Qumrán como en la primitiva comunidad cristiana”. Esto convierte a los Rollos Muertos en «un valioso recurso para comprender las raíces del cristianismo».
El valor del diálogo y el estudio en común
El acto celebrado en la Universidad de la Santa Cruz por iniciativa de la Facultad de Teología y el Instituto Universitario Isaac Abarbanel de Buenos Aires, primera universidad judía de América Latina, mostró precisamente cómo estas fuentes documentales de los primeros siglos, aunque descubiertas recientemente, pueden abrir una «quinta dimensión» para interpretar las Escrituras y comprender mejor tanto el judaísmo como el cristianismo primitivo. El propio Roitman se mostró convencido de que el estudio conjunto de estos textos es una forma valiosa de reflexionar sobre valores espirituales y culturales comunes.
Además, el diálogo no es sólo un enriquecimiento cultural, «sino también una herramienta para la reconciliación y el respeto mutuo», añadió Sievers. La experiencia de descubrir y estudiar los propios Rollos «nos enseña que siempre hay nuevas perspectivas que explorar». Al fin y al cabo, «conocer el judaísmo por su valor intrínseco es una tarea que incluso los cristianos pueden encontrar enriquecedora».
El curso en la Santa Cruz
Los ponentes que se turnaron durante las dos semanas del curso procedían de tradiciones y entornos culturales diferentes, desde Italia hasta Tierra Santa. Las actividades se centraron en análisis comparativos de los textos sagrados, destacando las similitudes y diferencias en las interpretaciones teológicas y la aplicación práctica de los mandamientos en la vida cotidiana y comunitaria.
Los participantes pudieron reflexionar sobre la raíz común de la Revelación y el significado compartido de las normas éticas fundamentales, abriéndose también a debates sobre los contextos culturales que influyeron en sus respectivas interpretaciones. En un ambiente de intercambio y puesta en común, se organizó también una visita a la Sinagoga de Roma y al Museo Judío y, por parte cristiana, a la Biblioteca Vaticana.