Por Aria Bendix – NBC News
Las personas que viven en Los Ángeles y de por sí enfrentan peligros esta semana por los incendios pudieran además estar sin agua potable por un rato, pues expertos dicen que hay preocupaciones tanto sobre el posible daño a la infraestructura debido a las llamas como por el potencial de que el agua esté siendo contaminada por las consecuencias de los incendios.
Por lo menos dos departamentos de sanidad local ya les dijeron a los habitantes que no tomen agua directo del grifo por la posibilidad de que haya químicos sueltos a causa del fuego, con potenciales riesgos a la salud, aunque tomará un buen rato poder hacer los análisis necesarios para determinar el tema sobre todo cuando los incendios siguen activos.
El pasado 10 de enero el Departamento de Aguas y Electricidad de Los Ángeles le dijo a la gente en la zona de Pacific Palisades que se debe usar solo agua embotellada ya sea para tomar, cocinar, lavarse los dientes o lavar los trastes. El comunicado de la agencia indica que hay una posibilidad de que en las tuberías haya en estos días contaminantes como el benceno, un compuesto tipo hidrocarburo que sueltan los incendios y que pudiera causar cáncer.
La semana pasada igualmente el Departamento de Agua y Electricidad de Pasadena señaló a los habitantes que el incendio Eaton en la zona dañó varias estaciones de bombeo y eso pudiera afectar la calidad del agua, por lo que pidió a la gente usar solo agua embotellada por el momento.
“Definitivamente hay algún nivel de contaminación en estos sistemas, pero qué tanto no se puede saber en este momento”, dijo Jackson Webster, profesor adjunto de ingeniería civil en la Universidad Estatal de California, campus Chico.
“A menos que se sepa qué nivel de posible contaminación hay debe trabajarse bajo el supuesto de que es un nivel alto”, indicó. “Por eso las autoridades han emitido estos avisos”.
Caída de presión
Webster explica que es común que haya contaminación del agua potable después de incendios en áreas urbanas, como se ha visto en los incendios de 2023 en Maui, Hawaii; el incendio Camp Fire de 2018 en Paradise, California, y el incendio Tubbs en Santa Rosa, California, de 2017.
Una señal de que hay contaminación en el sistema hídrico es si hay una baja de presión. Cuando aumenta la demanda, por los bomberos usando tomas de agua y la gente queriendo usar mangueras o aspersores, la presión cae y posibles contaminantes pueden ser jalados a las tuberías como si tuvieran una aspiradora.
El departamento de aguas de Los Ángeles reportó la semana pasada que hubo una fluctuación de presión hídrica en la zona de Pacific Palisades ante la demanda inusualmente alta.
A menos que se sepa qué nivel de posible contaminación hay debe trabajarse bajo el supuesto de que es un nivel alto”
Jackson Webster, ingeniero civil
“Esa pérdida de presión es preocupante y debiera resultar en que se analice de cerca el agua” en esas tuberías, dijo Fernando Rosario-Ortiz, profesor de ingeniería medioambiental en la Universidad de Colorado en Boulder.
El departamento sanitario de Pasadena dijo el 12 de enero que ya está realizando pruebas en algunas áreas para determinar el estatus del agua ahí.
Cenizas e hidrocarburos
Una de las preocupaciones principales es que productos en las casas que han sido calcinados suelten cenizas. Por ejemplo, alfombras, muebles o llantas de caucho de los autos que cuando se queman sueltan químicos gaseosos llamados compuestos orgánicos volátiles que son difíciles de eliminar del agua si se filtran al sistema hídrico.
La gente expuesta a tales químicos puede padecer síntomas como náusea, dificultad para respirar o irritación ocular en un inicio. La exposición a largo plazo pudiera causar algunos tipos de cáncer o problemas fetales.
Dos de esos químicos, el benceno y el cloruro de vinilo, son particularmente peligrosos a la salud humana pues son carcinógenos.
No basta con hervir el agua para deshacerse de esos químicos, a diferencia de que hervir sí funciona para eliminar posibles bacterias o parásitos en el agua.
Thomas Young, profesor de ingeniería civil y medioambiental en la Universidad de California-Davis, dijo que es práctica común hacer pruebas iniciales en busca de benceno y con base en los resultados determinar si es o no seguro consumir el agua.
“Cuando se hacen los planes para limpieza en estos casos el enfoque es buscar el compuesto que causa la mayor preocupación en cuanto a salud. Revisar eso importa porque incluso si hay algunos otros [compuestos] no van a ser tan potentes entonces la preocupación es menor”, dijo Young.
Pruebas constantes
Realizar las pruebas necesarias puede tardar varias semanas y a veces debe hacerse por meses según el nivel potencial de contaminación.
Catherine Carpenter es analista de datos e investigación en el grupo Tracking California, programa que revisa temas de calidad del agua. Carpenter comenta que en 2018, cuando fue el incendio Camp Fire en California, las pruebas del agua varios meses después de que las llamas fueran apagadas seguían dando datos de alarma.
“Había pasado casi un año pero seguía habiendo niveles altos de benceno en el agua del grifo”, dijo.
Si los niveles de contaminación se mantienen bajos es posible deshacerse de los contaminantes con limpiezas programadas totales de las tuberías, a decir de Andrew Whelton, profesor de ingeniería medioambiental y ecológica en la Universidad Purdue. Pero si los niveles de contaminación son altos puede que lo necesario sea cambiar por completo las tuberías.
Whelton dijo que en vecindarios donde la mayor parte de los hogares no fueron calcinados también pudieran tener algo de contaminación hídrica, pero que hasta este momento es difícil saber si sí.
“Es más probable que la contaminación en el sistema hídrico termine estando alrededor de edificios destruidos”, dijo. “Pero también puede suceder que cuando los bomberos están combatiendo el incendio tal vez jalen agua ya contaminada para ello y terminen moviendo los contaminantes”, agregó Whelton.
