La anfitriona de esta Eurocopa 2024 volvía a la carga después de alternar luces y sombras durante la fase de grupos. Como es evidente, pretendía recuperar el fantástico rendimiento exhibido en la goleada a costa de Escocia en su primer compromiso de esta competición. Así las cosas, la Selección de Alemania deseaba reafirmarse como una de las favoritas al título. Para ello, eso sí, debería sortear el obstáculo de Dinamarca en su choque directo de octavos de final en el Signal Iduna Park.
Julian Nagelsmann volvería a decantarse por un Manuel Neuer que ha ganado el pulso en la titularidad a un Marc-André ter Stegen que se mantiene a la espera de su oportunidad. El guardameta del Bayern Múnich estaría acompañado en su entramado defensivo por Joshua Kimmich, Antonio Rüdiger, Nico Schlotterbeck y David Raum. El doble pivote sería para Robert Andrich y Toni Kroos, dando libertad a Jamal Musiala, Ilkay Gündogan y Leroy Sané para conectar con Kai Havertz.
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Por lo que respecta al esquema trazado por Kasper Hjulmand, Kasper Schmeichel, emblema del Premier League campeón de la Premier League en 2016, intentaría echar el cerrojo. El sistema de tres centrales tendría la presencia de Joachim Andersen, Andreas Christensen y Jannik Vestergaard, otorgando los carriles a Alexander Bah y Joakim Maehle. El músculo llegaría con Pierre-Emile Höjbjerg y Thomas Delaney, al tiempo que Christian Eriksen sería el enganche con Andreas Skov Olsen y Rasmus Höjlund.
Tres minutos fatídicos para Joachim Andersen
La gran novedad sería la suplencia de Florian Wirtz, pero el partido arrancaría trepidante con la diana de Schlotterbeck. Un gol que, eso sí, no luciría en el electrónico por falta previa en ataque por bloqueo al portero. La puesta en escena de los anfitriones había sido estupenda, dado que Schmeichel tuvo que intervenir de forma meritoria ante el zapatazo de Kimmich desde la medialuna. De hecho, realizaría otra buena parada para frenar a Havertz tras asistencia de Rüdiger. Un mariscal del Real Madrid que estaría providencial instantes más tarde para ganar la partida a un Eriksen que había amortiguado el cuero con mucha magia.
Los daneses se irían sacudiendo la presión con el transcurso del choque, aunque el duelo se interrumpiría momentáneamente por una fuerte tormenta eléctrica. Al reanudarse la acción, Höjlund se quedaría con la miel en los labios al mandar el esférico al lateral de la red tras un despiste de Schlotterbeck. Un combinado de Hjulmand que generaba peligro mediante transiciones rápidas, dando un zarpazo nada más regresar del paso por el túnel de vestuarios. No obstante, a instancias del VAR, el trencilla invalidaría el tanto materializado por un Andersen que pasaría de héroe a villano en apenas tres minutos.
Todo ello porque, justo después, cometería una pena máxima al tocar el cuero con la mano en una jugada chequeada por el árbitro en el monitor. Havertz asumiría la responsabilidad y no fallaría desde los 11 metros (1 – 0), un futbolista que luego dejaría una exquisitez técnica con un control orientado extraordinario. Y superado el ecuador de la segunda mitad, Musiala ganaría la espalda a la zaga rival, previo desplazamiento en largo de Schlotterbeck, para definir con maestría y dejar la historia sentenciada (2 – 0). El gol de Wirtz en las postrimerías envite no sería legal, pero Alemania accede a cuartos de esta Eurocopa a costa de Dinamarca.
