Migrante en Ciudad Juárez.

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  • Autor, Valentina Oropeza
  • Título del autor, BBC News Mundo
  • Twitter, @orovalenti

Mario lleva 3 años, 3 meses y 14 días sin tocar a su esposa.

El migrante venezolano guarda un registro minucioso del tiempo que ha vivido lejos de Sofía, con la misma precisión con la que gestiona las finanzas en empresas de inversión o monitorea los minutos en sus entrenamientos para triatlones.

Mario vive en Estados Unidos con parole, un permiso humanitario temporal que el gobierno del expresidente Joe Biden concedió a 530.000 venezolanos, cubanos, nicaragüenses y haitianos, que llegaron a territorio estadounidense tras huir de las crisis en sus países, según cifras de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.

Pero este mecanismo fue suspendido por Donald Trump un día después de asumir la presidencia, como parte de un conjunto de medidas destinadas a frenar la migración irregular hacia Estados Unidos.

Aunque Sofía obtuvo el parole en mayo del año pasado, todavía espera en Caracas a que su permiso de viaje sea emitido por las autoridades de Estados Unidos.

Su hijo, en cambio, hizo la solicitud al mismo tiempo, recibió la autorización de viaje 3 días después de haber logrado el parole y emigró en junio.

“Sinceramente, estoy pensando en irme de Estados Unidos”, dijo Mario en una llamada de WhatsApp en la que también participó Sofía. “Llevo más de 3 años esperando que mi esposa pueda venir con el parole y ahora lo suspenden. Estoy harto”.

Migrantes en la frontera ven aplicación de CBP.

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Pie de foto, Un grupo de migrantes en la frontera descubre que la aplicación de citas migratorias, CBP One, ya no funciona tras la investidura de Donald Trump.

Migrar legalmente

Sofía y su hijo usaron CBP One, una aplicación que el gobierno de Biden habilitó en enero de 2023 para asignar citas a los migrantes que estaban fuera de Estados Unidos.

Pero la plataforma fue desactivada tras la investidura de Trump y los registros de 940.000 personas fueron eliminados.

“Nuestra intención siempre ha sido emigrar de la forma correcta, legalmente”, aseguró Sofía desde Caracas. “Seguimos las normas, invertimos nuestro patrimonio en este proceso y ahora no sabemos qué más podemos hacer”.

Migrantes cruzando el río Bravo

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Pie de foto, Durante los últimos años, miles de migrantes entraron irregularmente por la frontera sur de EE.UU. tras cruzar el río Bravo.

La pareja pidió preservar su verdadera identidad, con la esperanza de que este testimonio no los perjudique si el gobierno de Trump habilita otros mecanismos para permitir el ingreso de los beneficiarios del parole y las citas de CBP One.

Hasta el momento se desconoce si la decisión del gobierno de Trump anula los casos en curso o si solo impedirá nuevas solicitudes.

Tampoco está claro qué pasará con las personas que, como Sofía, ya tenían el trámite aprobado y esperan un permiso de viaje.

Aplicación CBP One

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Pie de foto, Las citas asignadas a través de la aplicación de CBP One fueron eliminadas.

Del parole a las deportaciones

Inicialmente, el parole humanitario surgió como una respuesta a la crisis migratoria que desató la invasión rusa en Ucrania.

En abril de 2022, Biden creó este mecanismo para ofrecer a los ucranianos la posibilidad de llegar a Estados Unidos legalmente, y permanecer durante 2 años con permiso de trabajo, con el apoyo de un patrocinador registrado ante el Departamento de Seguridad Nacional.

Meses después, en octubre de 2022, el programa se extendió a los venezolanos, que durante la última década sumaron 7,8 millones de migrantes y refugiados, y se convirtieron en el mayor éxodo en la historia del continente americano.

En enero de 2023, el parole se amplió a los ciudadanos de Cuba, Haití y Nicaragua.

Sin embargo, una de las promesas de campaña más importantes de Trump fue frenar la migración irregular hacia Estados Unidos, que registró índices históricos durante el gobierno de Biden.

Apenas asumió las riendas de la Casa Blanca, Trump anunció que su gobierno emprenderá la deportación masiva de indocumentados, una medida que podría afectar a 11 millones de personas que viven en el país sin tener un estatus migratorio legal.

Además, declaró “emergencia nacional” en la frontera con México y el despliegue de fuerzas militares para custodiarla, e incluso derogó la ley que prohibía a los cuerpos de seguridad buscar a migrantes indocumentados en iglesias, escuelas y hospitales, lugares que antes eran considerados “sensibles” y que debían pemanecer exentos de redadas migratorias.

Protesta contra las deportaciones masivas

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Pie de foto, Migrantes y activistas protestan en la frontera entre México y EE.UU. contra las deportaciones masivas.

Un tercer país

Mario repasa el relato familiar que los condujo a la decisión de marcharse a Estados Unidos.

Primero, la muerte de su hija más pequeña en Venezuela, debido a una insuficiencia cardíaca que se complicó por la falta de medicamentos.

Después, la decisión de emigrar a Colombia para sobrellevar aquella pérdida con un nuevo proyecto de vida.

Luego, la creación de una empresa que finalmente quebró debido al confinamiento de la pandemia.

Para recuperarse de aquel fracaso, Mario decidió aceptar una oferta de trabajo en Estados Unidos, mientras Sofía regresaba a Caracas para reorganizarse. Vendieron todo y destinaron sus ahorros a los trámites para instalarse en Estados Unidos.

“Todo este proceso nos ha costado cerca de US$30.000”, contó Mario. “¿Y ahora resulta que no puedo ver a mi esposa? Esto ya no es un esfuerzo, es un sacrificio”.

En agosto de 2024, el proceso de Sofía y miles de solicitantes se paralizó temporalmente debido a una investigación de fraude masivo en las solicitudes, que demoró aún más el reencuentro de la pareja.

Durante estos años, Mario y Sofía han construido una cotidianidad compartida a través del chat de WhatsApp. Y se comunican por videollamada cada vez que Sofía logra tener buena conexión de internet en Caracas.

Migrantes caminan hacia EE.UU.

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Pie de foto, Miles de migrantes caminaron hacia la frontera norte de México para intentar cruzar a territorio estadounidense durante los días previos a la investidura de Trump.

“Tenemos rabia y frustración, ya no se trata de perder el tiempo sino de perder nuestro matrimonio”, lamentó Mario. “No aguanto más”.

La pareja descarta quedarse en Venezuela, que permanece sumergida en una crisis política luego de que el presidente Nicolás Maduro se juramentara para un tercer mandato, pese a las denuncias de fraude de la oposición, que publicó las actas electorales que muestran el triunfo del candidato Edmundo González.

Sin embargo, Mario tiene pasaporte europeo. Si en los próximos seis meses no encuentran una salida para instalarse juntos en Estados Unidos, se marcharán a Italia, la tierra de sus padres y abuelos, dispuestos a empezar de cero una vez más, con los hijos grandes y los nietos en pleno crecimiento.

“Estar separado de mi esposa ha sido más duro que la muerte de nuestra hija”, aseguró. “En esa circunstancia pudimos hacer un cierre, pero esta vez estamos atrapados en una situación que no sabemos cuándo va a terminar”.

Cartel en Chicago advirtiendo sobre las redadas de ICE

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