Algunos corredores ya están entrenando y otros, preparando sus disfraces. La San Silvestre de Zaragoza volverá a reunir el próximo 31 de diciembre a cientos de deportista por el corazón de la ciudad, apenas unas horas antes de tomar las uvas y despedir el año.
El plazo de inscripciones estuvo abierto desde el pasado día 16 y terminó el 26 de diciembre. Más que una prueba para hacer una marca, la San Silvestres es, obviamente, una fiesta. Como es tradición partirá a las 18.00 del Coso (a la altura del Teatro Principal) y cruzará el puente de Hierro, el paseo de la Ribera, la avenida de Cataluña y varias calles del Arrabal como valle de Zuriza, caminos del Norte o la calle de Sangüesa. Después, la serpiente multicolor volverá a la margen derecha por el puente de Piedra y San Vicente de Paul para completar así los 5 kilómetros de la carrera. Se trata de una distancia ‘comedida’ para quitarse el gusanillo sin hacer excesivos esfuerzos en la última noche del año. De hecho, muchas carreras populares suman casi el doble de kilómetros y lo cierto es que la San Silvestre zaragozana se puede acabar en poco más de media hora sin acabar con la lengua afuera.
En la tarde del 31 es curioso ver cómo en todos los comercios y bares del recorrido hay numerosos espectadores -bien resguardados- ávidos de ver a los corredores con sus trajes de luces leds, sus orejitas de reno o sus gafas con el año 2025 inserto. El año pasado triunfaron también un par de galletas de jengibre (en la imagen) y un grupo de corredores que llevaban unos trajes elásticos con unos marcianitos verdes en la espalda que hacían las veces de haber sido abducidos.