Por Nicole Acevedo – NBC News
La familia de Erlin Centeno teme verse separada permanentemente desde que el padre de tres hijos fue detenido hace cuatro meses tras un control rutinario de las autoridades de inmigración en Nueva York.
Las vidas de Centeno y su familia corrieron peligro después de que cuatro de sus primos fueran asesinados y él empezara a recibir muchas cartas y mensajes de texto con amenazas de muerte, según transcripciones judiciales obtenidas por NBC News de su testimonio ante un juez de inmigración. Según Centeno y su esposa, las amenazas eran consecuencia del trabajo que él y sus primos realizaban en defensa de los derechos territoriales de las comunidades afroindígenas de su tierra natal, conocida Garífuna.
La carga emocional de la detención de Centeno pesaba mucho sobre su esposa, Trini Merced Palacios, cuando se a conversar con NBC News el 13 de junio para hablar por primera vez sobre la difícil situación migratoria de su esposo.
“Me siento muy mal cada vez que hablo de eso”, dijo la mujer de 35 años. Las lágrimas corrían por su rostro mientras sostenía en brazos a su inquieta hija de 2 años, Genesis, que no había podido dormir bien desde la detención de su padre, según Palacios.
A veces, cuando Génesis parece dormida, se despierta de repente, llamando “papá, papá”, dijo la madre. “Entonces, le digo: ‘Pronto verás a papá’”.
Pero Palacios no sabe realmente si la familia se reunirá o cuándo.
“Mi temor es que lo deporten a Honduras, donde fue amenazado de muerte”, dijo.
La detención de Centeno ha desatado serias preocupaciones de sus seres queridos y abogados de que pueda enfrentarse a los mismos peligros de los que escapó cuando huyó de Honduras con su familia en el verano de 2022, tras lo cual se le permitió entrar a Estados Unidos en busca de asilo.
Sin embargo, Centeno no es elegible para el asilo debido a una orden de deportación previa. Debido a esto, debe someterse a un tipo diferente de procedimiento de inmigración que es más complicado, lo que requiere que cumpla con un estándar más alto para convencer a las autoridades de inmigración de que probablemente estará en peligro si es deportado a Honduras.
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Según la legislación estadounidense, es ilegal deportar a alguien a su país de origen si su vida corre peligro. Si el procedimiento de inmigración prospera, la persona no obtendría asilo, pero se le permitiría permanecer en Estados Unidos sin ser deportada.
Centeno no pudo convencer a las autoridades de inmigración de su pretensión de obtener asilo basado en el miedo. Ahora, su familia y sus abogados tienen opciones muy limitadas, pero no han perdido la fe en que pueden intentar mantenerlo a salvo en Estados Unidos.
“No se sentían seguros”
Los garífunas son descendientes de africanos esclavizados, y también de comunidades indígenas arawak y caribeñas que históricamente han sido desplazadas de sus tierras ancestrales. Muchos de ellos permanecen en Guatemala, Nicaragua y Belice, pero la mayoría se encuentra en Honduras, donde se enfrentan a altos niveles de violencia, racismo y pobreza extrema, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
Centeno comenzó a defender los derechos de los garífunas en 2020, trabajando con la Organización Fraternal Negra de Honduras, una de las organizaciones sin ánimo de lucro garífunas más destacadas de Honduras. Según un informe de la CIDH, sus miembros llevan mucho tiempo siendo acosados, amenazados, golpeados, secuestrados y asesinados en medio de acaparamientos de tierras y disputas territoriales en las que están implicadas industrias con grandes intereses económicos en la región –esos hechos se han intensificado a medida que los inversionistas locales han tratado de desarrollar la zona–, así como bandas locales que luchan por los territorios.
La CIDH ha documentado los casos de decenas de activistas garífunas que han desaparecido o han sido asesinados desde 2019. Desde al menos 2015, la comisión ha condenado repetidamente a Honduras por violar los derechos de propiedad ancestrales del pueblo garífuna.
Palacios explicó que los primos de su esposo están entre los asesinados y está convencida de que Centeno habría sido el siguiente si la familia no hubiera venido a Estados Unidos en busca de refugio.
“Estados Unidos siempre se ha presentado como una tierra de oportunidades y seguridad, y ellos no se sentían seguros en ningún otro lugar cercano de Centroamérica y realmente no tienen familia en ningún otro sitio”, afirmó Deisy Flores, abogada de Make The Road New York, que participa en el caso de inmigración de Centeno.
“Me arrancaron un pedazo”
Tras la llegada de la familia a Estados Unidos hace dos años, Centeno había acudido regularmente a las citas rutinarias de control con el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, en inglés) en la ciudad de Nueva York, mientras intentaba encontrar una forma de permanecer legalmente en el país.
Instalado en Nueva York, Centeno había estado trabajando en la construcción y asistiendo a una iglesia en Nueva Jersey. El objetivo de la familia era salir del refugio para inmigrantes en el que vivían.
Palacios y sus tres hijos acompañaron a Centeno a una de esas citas el 14 de febrero. Recuerda que apenas durmieron la noche anterior y que ni siquiera desayunaron esa mañana mientras corrían hacia la oficina de ICE para llegar a tiempo, debajo de una llovizna con hielo y temperaturas muy frías.
A medida que pasaban las horas y la sala de espera se iba vaciando, Palacios empezó a sentir un miedo atroz ante la posibilidad de que detuvieran a su esposo. Al fin y al cabo, las citas suelen durar una hora.
“Aquellas personas agarraron a mi esposo y, a partir de ahí, nunca más volví a verlo”, dijo Palacios. “Sentí como si me hubieran arrancado un pedazo”.
“Erlin es una buena persona”, dijo. “Es amable y cariñoso conmigo”.
Centeno fue puesto bajo custodia y enviado a un centro de detención en un área rural de Pennsylvania, a más de 100 millas de distancia de su familia y su equipo legal.
Palacios confesó que se siente como “si no tuviera a nadie en el mundo” desde que Centeno fue detenido. Los esposos se conocen de toda la vida, empezaron como mejores amigos en Honduras antes de convertirse en pareja sentimental y constituir un matrimonio y una familia.
Ni Palacios ni el equipo legal de Centeno en Make The Road New York saben exactamente por qué ICE decidió detenerlo aquel día.
Harold Solis, el principal abogado que representa a Centeno en su caso de inmigración, aseguró que nada había cambiado en la vida del hombre para que ICE convirtiera en una prioridad detenerlo.
“Había estado cumpliendo con los requisitos de registro de ICE cuando de repente fue separado de su familia”, indicó Solis.
ICE no respondió a las preguntas de NBC News sobre por qué Centeno fue detenido el 14 de febrero.
Una dura batalla para vivir en EE.UU.
Dos semanas después de su detención, Centeno tuvo una entrevista de miedo razonable con un oficial de asilo que determinó que sus afirmaciones no eran creíbles. Pero sus abogados dijeron que el proceso estuvo plagado de irregularidades, incluido el hecho de que la entrevista no fue notificada al abogado de Centeno, así como problemas con la traducción al español que hicieron que Centeno se sintiera muy frustrado.
Estos problemas dieron lugar a malentendidos, lo que llevó a que su entrevista fuera corta, y ni siquiera se discutiera su trabajo como activista garífuna y los riesgos que conlleva, según Flores y Solis.
Un portavoz de ICE no respondió a las preguntas sobre el proceso de entrevista de miedo razonable, sólo respondió a NBC News en un correo electrónico: “Estamos extremadamente limitados en lo que podemos decir con respecto a las solicitudes de asilo”.
Una semana después, Centeno y su abogado comparecieron ante un juez de inmigración para revisar la determinación del oficial de asilo. Su abogado sacó a relucir las irregularidades y Centeno pudo abundar sobre sus temores basados en su activismo, y añadió también que sus primos habían sido asesinados o secuestrados por el mismo motivo, según revelan las transcripciones de la audiencia obtenidas por NBC News.
El juez de inmigración coincidió con el funcionario de asilo y consideró que el testimonio de Centeno no era creíble.
Este resultado es habitual entre las personas que, como Centeno, necesitan pasar por una entrevista de miedo razonable para permanecer legalmente en Estados Unidos. Los datos de la Oficina Ejecutiva de Revisión de Casos de Inmigración muestran que la mayoría de los jueces de inmigración confirman la conclusión del funcionario de asilo de que no existe un temor razonable.
Según Aaron Reichlin-Melnick, director de políticas del American Immigration Council, los procedimientos de inmigración por temor razonable son “relativamente raros”. Sólo unos pocos miles de inmigrantes pasan por ellos cada año.
Están diseñado específicamente para personas que han expresado su temor a regresar a sus países de origen, pero tienen una orden de deportación previa o han sido condenadas por un delito grave, explicó Lauren Reiff, directora asociada de la unidad de protección de inmigrantes del Grupo de Asistencia Legal de Nueva York, una organización sin ánimo de lucro que presta servicios jurídicos gratuitos.
Se trata de un criterio más exigente que el de un solicitante de asilo que es sometido a un proceso de “miedo creíble”, en el que la probabilidad de que corra peligro en su país de origen es posible, aunque no necesariamente probable.
Es ilegal que Estados Unidos deporte a alguien a un país en el que podría sufrir persecución por una razón como la raza, religión, afiliación política o pertenencia a un determinado grupo social, explicó. “Así que el proceso de miedo razonable es una forma de evitar potencialmente eso”.
Una orden de deportación de hace 15 años es lo que ahora complica las posibilidades de Centeno de permanecer en Estados Unidos con su familia. En aquel momento, se descubrió que estaba en el país sin documentos legales y fue deportado. Esa orden de deportación puesta en vigor posteriormente en varias ocasiones, después de que se descubriera que había vuelto a entrar en Estados Unidos en busca de trabajo y un lugar seguro donde vivir.
Según un documento judicial relacionado con una de sus varias entradas no autorizadas en 2017, Centeno fue condenado en 2009 en Houston, Texas, por “robo con allanamiento de morada”, que en el estado significa entrar en la vivienda de una persona sin su consentimiento con la intención de cometer un robo. El cargo se considera un delito grave, pero no agravado.
“No debería ser jurídicamente relevante en su demanda de amparo basada en el miedo”, explicó Solis.
A pesar de los complicados detalles de su caso, a Centeno se le permitió regresar a Estados Unidos en 2022 con su familia para proseguir con su pedido de amparo basado en el miedo, siempre y cuando siguiera acudiendo regularmente a sus citas de control con ICE, lo que permitía a las autoridades de inmigración vigilarlo, añadió Solis.
Los datos recopilados por el Transactional Records Access Clearinghouse de la Universidad de Syracuse sugieren que quienes intentan solicitar asilo mientras están detenidos, tienen muchas menos probabilidades de obtener amparo o recibir algún tipo de protección contra la deportación, ya que a las personas detenidas les resulta más difícil encontrar un abogado y reunir los documentos y testimonios necesarios para sustentar sus peticiones ante un juez de inmigración.
Las personas sometidas a un procedimiento de temor razonable “casi siempre son detenidas”, señaló Reiff. Esto hace más difícil para ellos “conectar los puntos legales necesarios para articular realmente por qué es que están en riesgo [si regresan a su país]” antes de que tengan una oportunidad en una entrevista con un oficial de asilo, agregó.
Las autoridades de inmigración tienen la intención de restablecer la orden de deportación de Centeno una vez más sobre la base de lo que sucedió durante su entrevista de miedo razonable, revelaron los documentos de inmigración obtenidos por NBC News.
¿Qué viene después?
Reiff y Reichlin-Melnick explicaron que hay muy pocos recursos reales dentro del sistema de cortes de inmigración para alguien en la posición de Centeno.
Su última esperanza es una apelación que sus abogados presentaron en una corte federal de Nueva York para luchar contra su antigua orden de deportación, dijo Solis, y añadió que la apelación está actualmente en suspenso hasta que el Gobierno federal decida otro caso a finales de este año, que podría sentar un precedente legal relevante para el caso de Centeno.
Hasta entonces, Palacios y su hijo de 10 años, Keslor, están implorando a ICE que deje a Centeno esperar su apelación de inmigración en casa con su familia.
Keslor afirmó que echa de menos tocar canciones cristianas en la guitarra con su padre y que éste le ayude con los deberes de la escuela.
Palacios dijo que Keslor había ido perdiendo interés en la escuela y que le costaba comer desde la detención de Centeno.
En una carta escrita a mano al ICE, Keslor describió la tristeza que sintió cuando presenció la detención de su padre.
“No puedo superar ese día en que separaron a mi padre de mí. Les ruego por el amor de Dios que, por favor, lo dejen libre”, dijo el niño en la carta. “Extraño mucho a mi papá”.
La esposa de Centeno aseguró que en Honduras “pueden matarnos […] sólo porque él ayudó al pueblo garífuna”.
