Entre 2009 y 2019 las emisiones de dióxido de carbono del rubro turístico aumentaron un 40 por ciento. La aviación constituye la causa principal, según una investigación publicada en la revista Nature Communications.

Por Santiago López*
Un estudio publicado por Nature Communications reveló un aumento alarmante en las emisiones globales de la industria turística y mostró profundas desigualdades entre países. Las emisiones relacionadas con el turismo crecieron a una tasa anual del 3,5 por ciento entre 2009 y 2019. La investigación demostró que este acrecentamiento es impulsado en mayor medida por tan solo 20 naciones y que la aviación es su causa principal.
El turismo es uno de los grandes impulsores del cambio climático. Una investigación reciente reveló que entre 2009 y 2019 las emisiones dióxido de carbono del sector turístico aumentaron un 40 por ciento, pasando de 3,7 gigatoneladas (una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas métricas) a 5,2 Gt.
La industria turística ocupa un lugar cada vez mayor en el reparto de las emisiones globales de CO2, aumentando a un ritmo preocupante. En 2009 representaba un 7,3 por ciento de las emisiones mundiales y 10 años más tarde la marca era de 8,8 por ciento. Estos números duplican el ritmo de crecimiento de la economía mundial que, en el mismo periodo, fue de 1,5 por ciento.
Uno de los principales hallazgos del estudio liderado por la investigadora Ya Yen Sun de la Universidad de Queensland, es que el incremento de las emisiones de CO2 del turismo son impulsadas principalmente por 20 países, y que los esfuerzos por detener el problema no están funcionando.
El aumento de la demanda turística y la ineficiencia de las mejoras tecnológicas descolocan al mundo en su afán por detener el cambio climático. Si las emisiones de dióxido de carbono continúan creciendo al ritmo actual, estas podrían hasta duplicarse en las próximas dos décadas, marcando un punto de no retorno para el planeta Tierra.
La culpa es de los ricos
La investigación de Nature Communications reveló profundas desigualdades en lo que respecta la distribución de las emisiones entre países. Estados Unidos, China e India fueron responsables del 60 por ciento del incremento del CO2 emitido por el turismo entre 2009 y 2019.
Las desigualdades existentes entre países salen a la luz cuando se analiza al sector turístico: aquellos con menores recursos tienen una huella de carbono turística per cápita infinitamente menor que los países más ricos. Tres cuartas partes del total de las emisiones del sector son producidas por tan solo 20 países, mientras que el 25 por ciento restante se divide entre 155 naciones.
La falta de recursos económicos limita tanto el turismo interno como el internacional. Esto da como resultado emisiones casi insignificantes por parte de estados con ingresos menores en comparación con los más ricos. Por ejemplo, Estados Unidos (como destino extranjero y también por sus ciudadanos que viajan) tuvo la mayor huella de carbono turística en 2019 (casi 1 gigatonelada) y fue responsable del 19 por ciento de la huella de carbono del turismo mundial.
Para absorber la misma cantidad de CO2 emitido por un vuelo de ida de Nueva York a Londres se necesitaría una hectárea de bosque al año. Este número equivale aproximadamente a la misma cantidad de emisiones que genera una persona promedio en Zimbabue durante un año entero.
Nadie va en tren, van en avión
El principal factor que impulsa el aumento de las emisiones es la creciente demanda turística. Entre las causas del incremento de la huella del sector se encuentran el uso de vehículos con combustibles fósiles y el suministro servicios como la electricidad.
Sin embargo, la aviación se queda con el primer lugar: esta representa más de la mitad de las emisiones directas del turismo. El uso de aviones se convierte así, en el punto más conflictivo del sector en lo que respecta al cuidado del medio ambiente.
Si bien es cierto que los aeroplanos son cada vez más eficientes y consumen mucho menos que antes, el incremento del número de vehículos y la cada vez mayor demanda anulan ese efecto positivo. Las mejoras tecnológicas en la aviación no han logrado compensar el crecimiento de la demanda de vuelos, especialmente en viajes de larga distancia.
Las iniciativas actuales, como el uso de combustibles sostenibles, han sido insuficientes. Además, las aerolíneas han ejercido presión para impedir regulaciones más estrictas, lo que ha limitado el alcance de los esfuerzos para mitigar el impacto ambiental del sector.
¿Qué hacer?
En 2024, por primera vez, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) respaldó una propuesta para una mayor acción climática en el turismo. Asimismo, ONU Turismo respaldó el estudio de Nature Communications y reconoció que la industria turística ahora contribuye con el 8,8% de las emisiones globales totales.
A pesar de que la combinación del crecimiento de la demanda turística, por un lado, y el fracaso en las mejoras de eficiencia tecnológica, por el otro, representan importantes barreras para mejorar las condiciones ambientales del sector, los investigadores señalan las siguientes propuestas como un posible camino hacia un turismo más sostenible.
Plantean que se requiere mejorar las mediciones de las emisiones de carbono del turismo. De esta forma se busca identificar mejor los puntos críticos y avanzar hacia una senda de reducción anual de las emisiones del 10 por ciento hasta 2050.
Asimismo, apuntan que se debe desarrollar el turismo de forma planificada, identificando un crecimiento sostenible y así evitar un desarrollo excesivo. Para esto son necesarias estrategias nacionales de descarbonización bien definidas, principalmente en los 20 destinos turísticos con mayor huella de carbono.
Además, ya que los vuelos de larga distancia se presentan como los causantes de la mayor emisión del sector, se debe cambiar el foco hacia los mercados nacionales y de corto alcance, y desalentar los mercados de gran escala.
*Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social de la UNQ.
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