La opinión de Emilio Contreras
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EMILIO CONTRERAS
Actualizado
Con todo el respeto, Rafa Nadal se merecía otra despedida. Ya sabemos que retirarse en medio de una competición tiene estas cosas: es imprevisible, no sabes si será el martes, el viernes o el domingo, a las 10 de la noche o a la 1 de la madrugada, tras una decepcionante derrota o después de un triunfo épico. El momento no era el mejor, el día tampoco, hasta el escenario era incluso discutible, con todo el cariño para esa gran ciudad que es Málaga.
Nadie quería que llegara el día del adiós de Rafa, ni siquiera el propio Nadal, cuya cabeza seguía en el tenis mientras su cuerpo llevaba tiempo diciendo basta. Elegir el momento de despedirse de tanta gente después de 20 años de exitosa carrera no es sencillo, pero intentar encajarlo en medio de una Copa Davis en la que la decepción nos invadió tras caer con Países Bajos no pareció una buena idea. Rafa Nadal es la mayor leyenda que ha dado el deporte español y se merecía una despedida a la altura de su leyenda.
Rafa Nadal se podía haber despedido ayer del tenis profesional en esta Copa Davis, pero creo que la mejor decisión para cerrar su carrera había sido un homenaje acorde a la altura de su gran figura en su Mallorca natal o en su adorado Bernabéu, rodeado de todas esas personas que han formado parte de su vida y de su carrera: Federer, Djokovic, Pau Gasol, su tío Toni y tantas y tantas figuras que han sido claves para entender el fenómeno Nadal.
Un martes, en horario de madrugada, con televisión de pago, después de una decepcionante derrota… Rafa se merecía otra cosa
No había necesidad de hacerlo en horario de madrugada, con el bajonazo y la decepción de una derrota inesperada ante Países Bajos, un martes de otoño, ante una audiencia minoritaria, sin el brillo que merecía quien ha ganado 92 títulos, 22 Grand Slams, 5 Copa Davis y dos medallas olímpicas.
Hay tiempo para hacer este homenaje, prepararlo con tiempo, despedir a Rafa como se merece y volver a recrearnos con quien nos ha hecho vivir el deporte en su máxima expresión, en la victoria y en la derrota. Gracias Rafa.