Muchos dicen que el latín no sirve para nada, que es una lengua muerta que se pierde el tiempo estudiándolo… Pero cuando uno se encuentra con sorpresas como la que circula por las redes sociales desde finales del año pasado, vuelve a decir lo mismo, que no podemos perder la riqueza que encierra una lengua como el latín.
Pongámonos en escena: alumnos de un instituto de educación secundaria. Mes de diciembre. Clases de religión y de latín. Unión de profesores y alumnos. Recuerdo de catástrofes, guerras, bullying,… Cercanía de la Navidad. Canto de los ángeles…. ¡Nacimiento de Dios! ¡Gloria a Dios en el cielo y en la tierra paz!
Y ahora vamos al meollo, a la representación que reúne todo lo dicho de una manera muy viva que queda recogida en un vídeo para felicitar la Navidad:
https://youtu.be/mDXYqYQpkbo?feature=shared
¿Alguien había pensado que se pueden unir las clases de latín con las de religión para revivir de una manera tan original el decreto del censo romano y el canto de los ángeles en Belén?
¿Está en contradicción la fe y la cultura greco-romana?
¿Por qué hay adolescentes que quieren estudiar latín y griego?
¿Qué buscan los que estudian religión en los colegios?
¿Es posible leer los evangelios en latín y griego por un chico de 16/18 años?
¿Qué importancia se da en los institutos a la celebración de la Navidad?
¿Cuántos profesores hablan de Dios, los santos o los ángeles cuando la lección explicada es compatible?
¿Dónde encuentran los adolescentes la solución a sus problemas?
¿Cuántas clases de latín o griego comienzan rezando el Padrenuestro o el Avemaría en dichas lenguas?
¿Hay paz en los corazones de alumnos y profesores en los colegios e institutos?
¿Encontramos esperanza en los pasillos y patios al ver los rostros de los alumnos?
¿Es posible un cambio en el sistema educativo?
¿Por qué Dios está tan arrinconado y con él toda la paz que nos da?
¿Es hora de ver con ojos de fe?
¿Es posible encontrar vivencias de amor sincero en profesores y alumnos?
¿Cuánto tiempo tendremos que esperar para ser felices cantando todos Adeste fideles?
¿Nos damos cuenta cómo cambia la vida cuando hay verdadera esperanza?
¿Somos conscientes de la ayuda que recibimos de los ángeles a diario?
¿Nos acogemos al amor de María, madre de Dios y madre nuestra?
¿Tenemos presente a San José en nuestra vida cotidiana?
¿Buscamos la paz en Dios?
¿Hemos dejado que nuestro corazón sea el mejor pesebre para el Niño esta Navidad?
¿Nos dejamos llevar por el Espíritu Santo?
¿Sabemos que la Navidad no termina el día de Reyes?
¿Vamos a misa todos los domingos?
¿Qué supone para nosotros comulgar?
¿Conocemos la fiesta que pone fin a los días de Navidad?
¿Hemos acogido con alegría el jubileo de la Esperanza?
¿Cómo hemos comenzado este año 2025?
¿Qué vamos a llevar a cabo para cambiar el corazón?
¡Comenzamos! ¡Pongámonos en camino! ¡Tenemos un año jubilar por delante!
No podemos ir solos. Aunque termine la Navidad, no podemos olvidarnos de Jesús, María y San José y tampoco de los ángeles.
¿Vamos? ¡Adelante! ¿Quién empieza?
El que hoy es bautizado en el Jordán nos muestra un camino nuevo.
Es un año de gracia. Es tiempo de caminar. Es hora de tener en cuenta el latín.
Y esto no es hablar por hablar. Si damos el paso al verano, todavía queda tiempo, veremos todo esto hecho realidad cuando un año más, y será el quinto, en el que más de 1600 jóvenes se pondrán en camino desde Oviedo hacia Covadonga para rendir todo ante María, la Madre y la Reina, que nos lleva a su Hijo en compañía de San José. Días de peregrinación, de cantos, de celebración de la misa tradicional, de oraciones, de… presencia viva de una lengua que muchos rechazan y no la ven apta para la liturgia en nuestros días, el latín.
Entonces surge una pregunta, ¿por qué la lengua que ha unido a la Iglesia durante tantos siglos y es el fundamento de la misa tradicional ahora no se potencia en colegios y universidades para que los jóvenes puedan seguir leyendo obras clásicas en su texto original y puedan participar de la celebración de la santa misa unidos a una sola voz en latín? Cada vez son más los jóvenes que sin saber latín encuentran en la celebración de la misa tradicional una puerta abierta a la unión con Dios, a la gloria de Dios en el cielo y en la tierra paz y al atisbo de lo que es la eternidad. El que tenga dudas que vaya a Covadonga este verano con la peregrinación de Nuestra Señora de la Cristiandad.
Ahora volvamos al vídeo de esos chavales que hablan y cantan en latín para recordar el Nacimiento de Cristo. Todo va unido. Se meten en sus papeles para juntos dar vida al gran acontecimiento de la Navidad. Saben latín porque lo estudian en clase. Ahora pueden ir a la misa tradicional y seguirla con más facilidad.
¿Puede haber algo más sublime que vivir el misterio de Dios hecho carne en cada celebración de la eucaristía que nos abre a lo sobrenatural, a lo místico, a lo que sólo se puede vivir desde el gozo que uno experimenta cuando ve a cerca de 2000 jóvenes cantando Sanctus, sanctus, sanctus, Dominus Deus Sabaoth… momentos antes de arrodillarse porque Dios viene sobre el altar rodeado de todos sus ángeles y santos? ¡Esto es real! ¡Esto es vida! ¡Esto es realmente la esperanza de cielo!