Es domingo. Acabo de escribir el editorial del número 108 de ‘erregueté’, la revista gallega de teatro en papel con contenidos exclusivos, diferentes a los de la edición online abierta de www.erreguete.gal. El número 108 corresponde al segundo semestre de 2024 y sale en Navidad, para despedir el año y dar la bienvenida al 2025. Según parece, la revista en papel ‘erregueté’, es la única publicación de artes escénicas de las llamadas Comunidades Autónomas que conforman el Estado español. Recuerdo las desaparecidas ‘La ratonera’ de nuestros primos y hermanos asturianos o ‘Hamlet’ en Catalunya… Habría habido más, pero parece que no duraron.
En abril estuve en las II Jornadas de Dramaturgia Actual Española en Madrid, organizadas por Dramactual, en la mesa del “Teatro de las Autonomías” y allí el dramaturgo y director de escena Luís Miguel González Cruz, uno de los fundadores de Teatro del Astillero, después de ojear la ‘erregueté’ en papel se sorprendió de que publicáramos reseñas de espectáculos y además tan abundantemente y me dijo que debíamos ser la única revista de teatro en España que publicaba críticas de espectáculos.
A mí los artículos sobre espectáculos me parecen fundamentales porque dejan testimonio de lo que sucede en los escenarios, a través de la capacidad de describir, analizar e incluso valorar objetos artísticos de carácter efímero que implicaron, en la mayoría de los casos, una gran inversión a todos los niveles, tanto de ilusión como de medios humanos y materiales. Me parece muy triste que se estrenen espectáculos, con lo difícil que es llegar a estrenar, y que nadie escriba nada sobre ellos, más allá de una sinopsis o una nota de prensa promocional.
El hecho de que no se publiquen artículos sobre espectáculos también me parece terrible porque las obras de teatro, danza, circo, ópera, etc. no suelen ser tan fáciles de mover por el planeta como las obras de literatura, pintura, escultura, cine, etc. De tal manera que es aún más importante que existan publicaciones sobre las piezas de artes escénicas, para que, al menos, haya imágenes y textos que puedan dar cuenta de ello, aunque sea de forma muy parcial. Esos artículos pueden viajar en el espacio para dar testimonio, pero también pueden viajar en el tiempo para que las personas interesadas sepan que ese espectáculo se hizo en ese lugar, ese día, de esa manera, con ese equipo artístico y que la experiencia fue así, etc. Cuestión de memoria histórica de una pata fundamental de la cultura humana.
En el número 107 del primer semestre publicamos 34 artículos sobre espectáculos y en el número 108 van 23 críticas con fotografías a color y sus fichas artísticas. En total, unas 57 reseñas de espectáculos en 2024 entre los dos números en papel, distintas de las que se pueden leer gratuitamente en la web www.erreguete.gal, en la que se han publicado, hasta la fecha, otros 46 artículos en la sección de Crítica, diferentes a los que aparecen en la revista de papel. ¡El total supera los cien por año!
Por supuesto, los espectáculos también se tratan, quizás de forma más fragmentada o indirecta, en entrevistas, por ejemplo a Marta Pazos o Manuel Lourenzo en el número 108, pero también en los artículos temáticos de las secciones de “Danza y artes del movimiento”, en la de “Artes circenses”, en la de “Teatro de Marionetas y Objetos”, en la de “Magia”, en la de “Narración Oral”, en la sección especial de este 2024 sobre los 40 años del Centro Dramático Galego, en los artículos sobre festivales como el FIOT de Carballo o la MIT de Ribadavia, etc.
Al escribir el editorial del último número de este año, también me detuve a pensar que, en realidad, este no es un ejemplar de la revista que debería pertenecer al año 2024, sino también al 2025 y más allá, porque sus contenidos deberían, por la sostenibilidad y la rentabilidad artísticas y económicas, seguir activos. Esto es algo que me preocupa: la caducidad y la «fungibilidad» de los objetos artísticos, de las obras de arte, en el ámbito escénico. Eso de estrenar un espectáculo, hacer unos cuantos bolos durante un año, o como mucho un par de años, y luego adiós, nunca más. Eso de tener que producir uno o más espectáculos al año, para no perder puntos en los baremos de carácter empresarial/industrial en ayudas a la creación, o el frenesí de los teatros y festivales por dar siempre prioridad a los estrenos, en una competición que no es muy ecológica (porque no se aprovecha lo que ya hay).
He aquí las paradojas e inconsistencias de nuestro gremio: queremos hacer obras de arte trascendentes, pero terminamos generando productos fungibles; queremos con nuestro arte cambiar el mundo por otro mejor, pero no rentabilizamos los costes, a varios niveles, que implica montar un espectáculo, tratar de mantenerlo en el tiempo y hacer que llegue al mayor número de población posible. Al menos en los teatros públicos municipales de las ciudades se deberían implementar políticas para que, una vez implantado un espectáculo (escenografía, luces, etc.) en su escenario, esté allí por más de uno o dos días, de manera que podría ir más gente, porque con solo un día no hay tiempo para el boca-oreja y es muy posible que a muchas personas ese único día no les cuadre bien. Claro que habrá quien diga que un día fueron al teatro y solo había cuatro personas, lo que demuestra que no hacen falta más funciones, pero eso es un error, porque la programación debe ir acompañada de una política de mediación y promoción, como cualquier otra cosa.
En definitiva, para tener un mundo mejor necesitamos memoria (conocimiento), transmisión de conocimiento y sostenibilidad en el uso de los recursos. Aplicado a lo nuestro, por ejemplo, la memoria (conocimiento) y su transmisión pueden consistir en la capacidad de describir, analizar y dejar constancia de las artes vivas; la sostenibilidad y el aprovechamiento de los recursos pueden consistir en que la miel de los espectáculos no caduque y permanezca en el repertorio, gracias a que los teatros públicos de las ciudades (no me refiero a Madrid, Barcelona y alguna más, claro) no cierren cinco o seis días a la semana y a que haya políticas más justas de programación, mediación y promoción de las artes escénicas.
P.S. – Artículo relacionado:
“Escribir sobre espectáculos, cuarenta años”. Publicado el 18 de diciembre de 2022.