El psicólogo Tomás Navarro alerta del riesgo que se asume cuando los medios de comunicación se preocupan más por el clic fácil que por la fiabilidad, la credibilidad y el interés de los lectores
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Vaya tiempos que nos ha tocado vivir. Según algunos es el mejor momento de la historia para tener un magnífico nivel de bienestar. La comodidad y la accesibilidad nos rodea por completo, tenemos una vida más fácil y más opciones para viajar, descansar, vivir, trabajar e incluso amar.
Pero también ha quien defiende que vivimos en una época estresante que nos impulsa a perder la salud mental, hiperexigente e hiperconectada.
¿Pero quién tiene razón? Pues quien el algoritmo desee. Yo soy de los que me inclino por creer que tenemos un entorno muy favorecedor pero también afirmo que estamos esclavizados a los designios del famoso algoritmo.
El algoritmo decide qué vas a ver en tu móvil, qué vas a comprar y dónde lo vas a comprar. El algoritmo decide de qué merece la pena que estés informado, a qué dar credibilidad y qué postrar en el olvido.
El algoritmo no entiende de fiabilidad, ni de credibilidad ni mucho menos de interés. El algoritmo solo entiende de clics. Es como un caballo desbocado que salta de un lugar para otro probando, durante apenas unos segundos, qué puede ser más interesante.
Y ahí andamos nosotros, esclavos del algoritmo retroalimentándolo y dándole carnaza. Somos capaces de hacer cualquier tontería para que algoritmo nos convierta en virales. Tomamos decisiones sin pies ni cabeza para ver si el algoritmo nos posiciona bien y nos da un minuto de placer.
Yo lo he visto a nivel profesional y personal. Compañeros escritores que sin estrategia y sin una hoja de ruta han ido probando diferentes estilos y contenidos para ganarse el favor de un algoritmo díscolo.
Al final pasa lo que tiene que pasar, que se pierde la reputación, la gente deja de leer o de consultar determinadas páginas y se cansan de no aprender nada, de perder el tiempo o incluso de leer noticias, comentarios, artículos o principios completamente falsos o faltos de rigor.
«El bienestar emocional y físico se asemeja más a una carrera de fondo que a un pelotazo repentino»
Tomás Navarro
Psicólogo y divulgador
No se podía saber, me dijo un colega divulgador. Pues hombre, quizá sí. Con cada clic, con cada tema que eliges, con cada estrategia que adoptas se van dando forma a unas consecuencias que llegarán de vuelta a ti sí o sí.
Después de doce libros, diez años de carrera como divulgador y treinta como psicólogo puedo decirte una cosa. El bienestar emocional y físico se asemeja más a una carrera de fondo que a un pelotazo repentino.
Se trata de resistir presiones, de no caer en modas, de ignorar el algoritmo, de tener cierto criterio, de darle tiempo a lo que requiere de tiempo y de centrarte en unas fuentes fiables.
Si tengo algo claro es que es mucho mejor no tener información que tener una información falsa o que no se ajusta a la realidad. Entre tanto océano de información necesitamos un buen barco con un timonel firme que nos permita navegar por las aguas de lo que el algoritmo nos propone manteniendo el rumbo hacia lo que realmente nos va funcionar.
Paciencia y criterio. El mundo será de aquellas personas capaces de mantener sus prioridades y de discernir lo importante de lo accesorio, lo fiable de lo que llama la atención, lo efectivo de lo que es moda.
Un minuto de gloria dura exactamente eso, un minuto. Dispersos, sin rumbo, sin poder confiar en lo que leemos, acabamos estresados y desorientados. Esto del algoritmo es como la vida, algunas personas van a merced de las olas y del viento mientras que otras tienen un rumbo claro; algunas navegan perdidas, estresadas e inseguras y otras acaban llegando al puerto al que querían llegar.
Puedes descubrir otros consejos de Tomás Navarro (@tomasnavarropsi en instagram) para poner límites a aquellas personas que nos hacen daño en su obra ‘Tus líneas rojas’ (Zenith/Planeta). Y además, puedes leer aquí otros artículos de Tomás Navarro en ABC Bienestar.