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José Antonio Cortés
17 de mar, 2025, 20:00 ET
El equipo italiano no estuvo ni cerca de pelear contra McLarn en Australia, como se suponía que tenían que hacer
Ferrari ‘no llegó’ al inicio de la temporada de Fórmula 1 en Australia y si no se hace presente pronto, la muy cantada expectativa de tener una campaña muy cerrada, no se hará realidad y todo podría pintarse de color papaya.
Se esperaba que la Scuderia de Maranello fuera el principal opositor para el equipo súper favorito de 2025. Los legendarios autos rojos parecían un auto de media tabla, sin recursos para resistir una batalla rueda a rueda.
Y no era para menos la expectativa. Era el debut vestido con los colores del Cavallino del siete veces campeón del mundo, Lewis Hamilton, como coequipero del “Predestinato” Charles Leclerc. Mas todo quedó en una desilusión similar al que se saborea todo el camino a la tienda su gelato favorito y cuando llega ve el refrigerador vacío con apenas una insulsa paleta caduca.
Ferrari tiene, como hace mucho no pasaba, la responsabilidad de ponerle cara a los McLaren de Lando Norris y Oscar Piastri, que de no haber sido por el despiste (de la pista y mental) de ambos pilotos, habrían hecho un muy fácil 1-2 en Australia en el Gran Premio inaugural de la temporada.
Es verdad que lo de Melbourne fue una carrera atípica en una, ya de por sí, atípica pista. Condiciones de mojado, que no acababan de secarse, pero tampoco eran una lluvia torrencial hicieron del circuito del Albert Park una pista de patinaje de 5.281 kilómetros, la cual cobró factura a seis pilotos, cuatro de ellos novatos y un par de los más experimentados.
Justo es decir que la realidad de Ferrari deberá percibirse de mejor manera del 21 al 23 de marzo en el circuito de Shangai, pero lo que se enseñaron en Australia puso a pensar a muchos.
¿Será que Max Verstappen tendrá que asumir en solitario el papel de opositor a la tiranía papaya en la F1? ¿Será que Mercedes tendrá que apurar el paso en el desarrollo para que George Russell sea otro que intente que no suban los McLaren en tándem al podio?
En 2024, Leclerc y Carlos Sainz, ahora flamante piloto de Williams, llevaron la batalla por el Campeonato de Constructores de la F1 hasta la última carrera del año en Abu Dhabi, por lo que era de imaginarse que los dirigidos por Monsieur Fred Vasseur, ahora con la muy noble adición de Lewis Hamilton podrían organizar un tête-à-tête con los representantes de Woking.
Sólo un aficionado cuyo expertise provenga de ver las siete temporadas de Drive to Survive de una sentada, podría ignorar que McLaren mostró una superioridad pasmosa, algo así como lo habría hecho hace 20 años Roger Federer en un torneo ATP Challenger.
Verstappen pudo desafiar a Norris y Piastri basado en las condiciones, que logran que las manos igualen o al menos acerquen al hombre a la máquina, pero no llueve en los 24 Grandes Premios del año.
La FIA, tal vez en un intento de adelantarse en la búsqueda de paridad, acelera las pruebas de sus regulaciones sobre flexibilidad de alerones y a partir del próximo Gran Premio de China establece que, si se aplican 75 kilogramos de carga vertical en cualquiera de los extremos del alerón trasero, la distancia entre plano principal y flap, no debe variar más de medio milímetro con una tolerancia de 0.25 mm.
¿Esto podrá poner a McLaren más al alcance del resto o su superioridad es tanta que no les hará mella? Lo más seguro es lo segundo, pero más allá de ello, se requiere que Ferrari, Red Bull y Mercedes den un paso al frente.
Leclerc y Hamilton no son promesas. Uno es un piloto probado y ganador y el otro una leyenda del deporte y, en teoría, forman la dupla más fuerte y balanceada entre los 10 equipos de la F1.
Pero tanto Charles como Lewis pasaron más tiempo frustrados que metidos en la carrera. Intercambios acalorados en el radio y Hamilton en un grito desesperado de una mejor lectura de carrera fueron la tónica surgida de la ya tradicional locuaz (por utilizar un eufemismo) estrategia de Ferrari.
Dejar los dos autos en pista con slicks cuando la parte final del circuito australiano era un sartén lleno de mantequilla sentenció que Leclerc terminase octavo y Hamilton en décimo, pero para aumentar el escarnio estuvo la falta de ritmo que les marginó de pelear en pista y hasta condenó al héptuple monarca un rebase bochornoso de última vuelta a manos de Oscar Piastri.
Por el momento, el único rojo intenso que hay en la F1 es el que emana de los rostros de Ferrari, el escarlata de la vergüenza que es brillo de la ignominia y el fracaso.
Pero vamos, que apenas es la primera carrera del año, vendrán pistas más ad hoc para los ferraristas y las condiciones no serán así todo el tiempo. Hay tiempo para recuperarse y así debería ser, aunque los que siguen a Ferrari saben que siempre hay espacio en su corazón para una decepción más.