Mujer llora en un cementerio ucraniano

Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto, La guerra en Ucrania ha dejado cerca de 400.000 víctimas en el país.
  • Autor, Jonathan Beale
  • Título del autor, Corresponsal de Defensa, BBC

Ucrania está perdiendo la guerra sobre el terreno.

Muchos de sus soldados están exhaustos tras casi tres años de combate después del inicio de la invasión rusa en su territorio en febrero de 2022. Así, la pregunta que resuena es: ¿puede el país aguantar otro año de guerra?

Sus fuerzas todavía resisten los avances rusos en el este. Pero están casi rodeados cerca de la ciudad de Kurajovo, escenario de las confrontaciones más intensas en las últimas semanas.

El Black Pack, una unidad de artillería, está tratando de evitar el cerco a la ciudad. Los rusos se están acercando por tres lados.

Nos encontramos con este equipo en un lugar seguro mientras descansan del combate. No son soldados regulares. Aquí hay un cocinero especializado en comida vegana, un desarrollador web y un artista.

Es un grupo de amigos con visiones no conformistas del mundo.

Algunos de ellos se llaman anarquistas. Todos fueron a combatir de forma voluntaria.

Surt, su comandante, que tiene 31 años, se unió al ejército apenas comenzó la invasión rusa a Ucrania.

Me cuenta que al principio pensó que la guerra iba a durar unos tres años, pero ahora se está preparando mentalmente para otros diez años de combate.

Todos ellos saben que el recién electo presidente de EE.UU., Donald Trump, quiere acabar con el conflicto.

Surt con un pasamontañas.

Pie de foto, Surt dice que le preocupa el resultado de futuras negociaciones entre Rusia y Ucrania.

El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, y el presidente de Rusia, Vladimir Putin, han indicado que están preparados para sentarse a dialogar, pero, la idea de un acuerdo que funcione para ambas partes es difícil de imaginar.

Hasta ahora, solo es sentarse a dialogar.

A Surt no le molesta el objetivo de Trump.

“Él es un tipo ambicioso y creo que intentará hacerlo”, señala Surt. Pero le da miedo el desarrollo de las negociaciones.

“Somos realistas, entendemos que no habrá justicia para Ucrania. Muchos tendrán que tragarse el hecho de que sus casas fueron destruidas por misiles, que sus seres queridos fueron asesinados, eso será duro”.

Cuando le pregunto si prefiere negociar o seguir luchando, Surt responde enfáticamente: “Continuar luchando”.

Esta es una visión que refleja a la mayoría de esta unidad. Serhiy, el chef vegano, cree que las negociaciones solo enfriarían de forma temporal el conflicto.

“Y la guerra volverá en un par de años”, añade.

Él admite que la situación actual no es buena para Ucrania. Pero está listo para continuar luchando. Terminar herido o muerto solo “es un riesgo ocupacional de este trabajo”.

Davyd, el artista, piensa que Trump es “preocupantemente” inestable.

“Él puede ser muy bueno o muy malo para Ucrania”, anota.

La unidad pasa la semana en el frente y después pasa otra semana descansando. Pero incluso cuando están descansando, continúan con el entrenamiento, porque -explican- los mantiene motivados.

Soldados alistan un mortero.

Pie de foto, Algunos soldados sienten que debería haber un cese al fuego.

En un campo helado ellos se dedican a disparar sus morteros.

El equipo tiene un nuevo integrante: Denys, quien vivía en Alemania y vino a Ucrania de forma voluntaria para luchar por su país.

“Me hice la pregunta: ¿puedo vivir en un mundo donde Ucrania no exista?”, explica.

Admite que ahora parece que están perdiendo, pero añade: “Si no lo intentas, siempre vas a perder. Al menos voy a morir tratando de ganar en vez de quedarme quieto y aceptarlo”.

Pero, a diferencia de los demás, Denys cree que al menos Ucrania debería considerar el cese al fuego.

Él piensa que las muertes del lado ucraniano son muchas más que las cifras oficiales, que son más de 400.000 muertos y heridos.

Movilizar más población para la guerra, cree él, no resolverá el problema.

“Solo que una gran mayoría de soldados, muy motivados, o están perdidos o están muy cansados. Por lo que para mí no es que quiera un cese al fuego, pero no podemos seguir así por muchos años”, agrega.

En otras ciudades

Dnipró, la tercera ciudad de Ucrania, refleja también ese cansancio de la guerra.

Soldado ucraniano

Pie de foto, Denys se incorporó voluntariamente desde Alemania. “No puedo vivir en un mundo en que Ucrania no exista”.

Es regularmente blanco de los misiles y los drones rusos. Las sirenas de alarma suenan día y noche de forma intermitente.

Cuando hay un poco de silencio, los ucranianos tratan de encontrar algo de normalidad en sus vidas poco normales, incluyendo una visita al teatro.

En una representación vespertina de una obra humorística, llamada “La familia Kaidash”, se hace presente la guerra: un minuto de silencio para recordar a los caídos, seguido del himno nacional de Ucrania.

Pero algunos de los espectadores admiten que también esperan una liberación más duradera.

Ludmyla me dice: “Desafortunadamente somos menos. Estamos recibiendo algo de ayuda, pero no es suficiente; por eso tenemos que sentarnos y negociar”.

Kseniia anota: “No hay una respuesta fácil. Muchos de nuestros soldados han muerto. Lucharon por algo: por nuestros territorios. Pero quiero que la guerra termine”.

Las encuestas de opinión también sugieren que hay un creciente apoyo a las negociaciones.

Una mujer sobre un escenario de un teatro en Ucrania.

Pie de foto, Todavía se presentan algunas obras de teatro en ciudades de Ucrania.

Algunos de los llamamientos más enérgicos a un alto el fuego provienen de quienes se han visto obligados a huir de los combates.

En un refugio cerca del teatro, en un antiguo alojamiento para estudiantes, un grupo de cuatro mujeres recuerdan los hogares que han dejado atrás.

Valentyna, de 87 años, dice que llegaron sin nada, pero que les han proporcionado zapatos, ropa y comida. Cuenta que las han tratado bien. “Es bueno ser un invitado, pero es mejor estar en casa”.

Su hogar está ahora en territorio ocupado por Rusia. Las cuatro mujeres quieren que haya paz. Pero Mariia, de 89 años, dice que no sabe cómo podrán ambas partes “mirarse a los ojos después del infierno que han creado”.

Agrega: “Ya está claro que ningún bando ganará militarmente, por eso necesitamos negociaciones”.

Si hay negociaciones, estas mujeres podrían terminar siendo las que más se sacrifican, como Ucrania podría tener que sacrificar territorio por la paz.

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