El hombre más rico del mundo, el oligarca tecnológico Elon Musk, visitó este viernes en el Pentágono para mantener una reunión con su responsable, Pete Hegseth después de que medios estadounidenses publicasen que recibiría una sesión informativa sobre uno de los secretos mejor guardados y más delicados del Departamento de Defensa de Estados Unidos: los planes de combate en caso de guerra con China. Tanto el presidente Donald Trump como el Pentágono han negado esas informaciones categóricamente, y sostienen que el encuentro se ciñó estrictamente al recorte de gastos y la eficiencia presupuestaria.
Musk llegó a primera hora de la mañana al Pentágono, donde procedió de inmediato a reunirse con Hegseth, en una visita de aproximadamente una hora y media. El encuentro tuvo lugar en el despacho del secretario de Defensa, y no en la zona conocida como La Cámara Acorazada (“The Vault”), la zona del Pentágono habilitada para tratar informaciones del más alto secreto. El periódico The New York Times, el primero que publicó que la conversación trataría sobre China, había escrito que la sesión informativa tendría lugar allí.
Tras la reunión, el periódico ha publicado que la sesión prevista sobre los hipotéticos planes respecto a una guerra con China se canceló después de que la intención de celebrarla hubiera salido a la luz.
En declaraciones a la prensa en el Despacho Oval, Trump rechazó tajantemente las informaciones. “No quiero enseñarle esos planes a nadie. Desde luego, no se los enseñarías a un empresario. (Musk) nos está ayudando mucho y es un gran patriota, que nos está ayudando a recortar gastos… pero desde luego no querría que los supiera”. “Elon tiene negocios en China y quizás sería susceptible [de recibir] presiones de Pekín”, agregaba el presidente, antes de insistir de nuevo en que lo publicado por el Times es “una historia completamente falsa”.
Trump habló en una comparecencia conjunta precisamente con Hegseth, para anunciar que la aeronáutica Boeing construirá la nueva generación de aviones caza estadounidenses, los F-47.
El secretario de Defensa, por su parte, sostuvo: “Dimos la bienvenida hoy a Elon Musk para tratar sobre eficiencias, sobre innovaciones. Fue una gran conversación informal”. “No hubo planes de guerra, no hubo planes sobre China, no hubo planes secretos. Eso no es lo que estábamos haciendo en el Pentágono”.
En un comentario en sus redes sociales, el presidente estadounidense había arremetido ya este viernes contra el diario The New York Times, el periódico que publicó la primicia. “Su concepto FALSO para esta historia es que porque Elon tiene algunos negocios en China tiene muchos conflictos (de interés) y enseguida iría a las máximas autoridades chinas a ‘chivarse’”, proclama. La historia “es absolutamente ridícula y falsa, probablemente calumniosa”, continúa, “¡¡¡Elon no está recibiendo una sesión informativa sobre nada relacionado con China en el Departamento de Guerra (sic)!!!”
En un comentario previo, el mandatario había asegurado que China “ni siquiera vendrá mencionada o será tratada. Qué desgracia que los medios desacreditados puedan inventarse mentiras así. ¡¡¡De todos modos, la historia es completamente falsa!!!” El Pentágono también ha negado la información.
En un mensaje en X, su red social, Musk ha amenazado por su parte a los responsables de la filtración. “Espero con ganas los juicios contra aquellos en el Pentágono que están filtrando información maliciosa. Serán encontrados”.
El Times citaba cuatro fuentes del Pentágono para indicar que, durante su visita, Musk iba a obtener información sobre los planes previstos en caso de que estallase una guerra contra China, el gran rival geopolítico y militar de Estados Unidos. El conflicto de interés era claro. Compañías de Musk como Tesla o Space X aportan sus servicios al Pentágono. Al mismo tiempo, el hombre más rico del mundo tiene importantes negocios en China.
“Dar al señor Musk acceso a algunos de los secretos militares más celosamente guardados del país representaría una expansión drástica de su papel, ya muy extenso, como consejero del señor Trump y líder de sus esfuerzos para recortar gastos y purgar al Gobierno de personal y políticas a las que se oponen”, escribe el periódico.
Una de las posibles razones que encuentra el periódico para que Musk quisiera conocer los planes de guerra contra China es su papel al frente del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés), la entidad encargada de reducir la burocracia y los gastos en la Administración federal. En ese rol, saber qué prioridades y necesidades tiene el Pentágono en caso de conflicto le ayudaría a no ordenar recortes en áreas sensibles.
Los planes de guerra del Pentágono se encuentran entre los secretos más clasificados del Departamento de Defensa. Si se filtrasen y llegasen a manos de países adversarios, esas naciones podrían prepararse para contrarrestarlos, cubrir sus puntos débiles y reforzar sus defensas, lo que reduciría la probabilidad de éxito estadounidense, recuerda el Times.
