La Casa Blanca está lejos de ser en estos momentos un lugar de sosiego y meditación para Kamala Harris y su equipo. Por el contrario, el malestar entre el staff de la vicepresidente y el de Joe Biden, anterior incluso al golpe de Harris para descabalgar al presidente del ticket electoral, se está manifestando en choques no tan soterrados entre ambos grupos, mientras que el propio Biden hace flaco favor con sus declaraciones a la esperanza demócrata para conservar el poder.
En realidad, los problemas han estado latentes desde hace mucho, incluso cuando la propia Harris respaldaba públicamente a Biden y negaba vehementemente que éste sufriera ningún problema de salud mental. Desde el equipo del presidente siempre se sintió la amenaza de la sustitución por la vicepresidente en caso de que se confirmara que el estado psicológico del presidente le incapacitara para el cargo, y desde los asesores de Biden se filtraban informes en los que se aseguraba que Harris obtendría peores números que el líder del Ejecutivo en las elecciones.
Desconfianza, distancia y descoordinación
Aunque Harris sólo se dejaba querer, sin proclamar abiertamente sus ambiciones -aunque asegurando que estaba preparada para sustituir a Biden si fuera necesario-, el subdirector de campaña para la reelección de Biden, Rob Flaherty se apresuró a enviar a los simpatizantes una carta asegurando que el presidente era el único con posibilidades de derrotar a Donald Trump tras el fatídico debate con el republicano en CNN.
En la actualidad, y a pesar de que varios miembros del equipo de Biden pasaron a formar parte del de Kamala Harris para reforzarla en la carrera electoral, la distancia y la falta de coordinación y confianza entre ambos grupos está desembocando en desastres comunicativos públicos, incluso con desautorizaciones ante los medios de Biden a su vicepresidente.
Desastres comunicativos y desautorizaciones públicas
No hay que remontarse muy atrás en el tiempo para encontrar una de las más sonadas. La pasada semana, con Florida asolada por los huracanes Helene y Milton, Harris trató de sacar rédito político de los desastres naturales atacando al gobernador republicano del Estado Soleado. Sin embargo, el propio Biden aplaudió la labor de Ron DeSantis para gestionar la difícil situación. La vicepresidente criticó al gestor conservador por no responder a sus llamadas mientras que Biden lo elogió por ser “amable” y “cooperativo” y aseguró que le había llegado a dar su número personal.
Fue una de las más sonadas, aunque no la única, ni siquiera la última muestra de descoordinación. El pasado viernes, Biden ofreció una conferencia de prensa improvisada en la Casa Blanca, en el mismo horario en el que estaba previsto un acto de campaña de Harris en Michigan. Un gesto que dañaba notablemente a la cobertura mediática de la vicepresidente, especialmente con los directos y conexiones televisivas.
Los éxitos ‘en solitario’ de Biden molestan ahora a una Harris que trató de alejarse de su legado
Tampoco están sentando muy bien en el seno del staff de la candidata los últimos éxitos del presidente en asuntos económicos, ni -mucho menos- que tanto él como los medios le atribuyan las gestiones. Por ejemplo, la mejora de los datos económicos, como los últimos datos de empleo -los dos últimos meses- y la ligera reducción de la inflación. Pero, sobre todo, su intervención clave para desbloquear la huelga de estibadores de los principales puertos del país.
El malestar también se está dejando notar en los discursos de ambos líderes. Joe Biden lamentó a su círculo cercano que Kamala no le estaba dando el trato que merecía, y que trataba de desligarse de la Administración de la que formaba parte. En las últimas semanas, el presidente realizó ciertas declaraciones que levantaron recelo en el entorno de la candidata demócrata por señalarla como artífice -y, desde luego conocedora- de las principales políticas del Ejecutivo Biden-Harris.
