En la elección presidencial del año 2000 entre Al Gore y George W. Bush en Estados Unidos, durante semanas, los ojos de todo el país y del mundo estuvieron puestos en la Florida, donde una diferencia de apenas 537 votos y un recuento caótico definieron la presidencia a favor de Bush.
Conforme a los criterios de
Ese momento consolidó a la Florida como el estado bisagra por excelencia (es decir sin una clara posición política), un lugar donde cada voto podía inclinar la balanza de toda la nación. Sin embargo, en los últimos años, el llamado “estado del sol” ha dejado de ser ese epicentro electoral impredecible y se ha convertido en un bastión republicano, un cambio que se consolidó bajo la influencia de figuras clave como Donald Trump y Ron DeSantis.
La tendencia, de hecho, quedó confirmada este martes 5 de noviembre, cuando Trump revalidó su triunfo durante las elecciones presidenciales.
La historia de cómo la Florida pasó de ser un estado impredecible a uno predecible se remonta al apoyo crucial que Trump brindó a DeSantis en su campaña para la gobernación en el 2018.
En esa elección, DeSantis ganó por un margen muy estrecho, con apenas 32.000 votos de diferencia (aproximadamente el 0,4 por ciento de los votos) sobre el demócrata Andrew Gillum. Sin el respaldo de Trump, es probable que DeSantis no hubiera ganado esa elección.
El historial del buen manejo económico del estado, de las tres últimas administraciones conservadoras de la Florida (Jeb Bush, Rick Scott y DeSantis) sigue atrayendo a muchas personas de otros estados, que en su mayoría votan para que estas políticas permanezcan
Desde entonces, el gobernador implementó políticas ultraconservadoras que resonaron con la base republicana, desde medidas estrictas sobre educación y derechos de los padres hasta una postura firme sobre inmigración y economía.
Otro elemento clave en la transformación de la Florida ha sido la decisión de Trump de cambiar su residencia oficial de Nueva York a la Florida en 2019, registrando su domicilio en Mar-a-Lago, su propiedad en Palm Beach.
Esta decisión fue un símbolo de su desconexión con las políticas progresistas de Nueva York y de su afinidad por el estilo de vida y las políticas conservadoras de la Florida. La presencia de Trump en el estado ha reforzado su popularidad entre los votantes republicanos y ha sido un imán para conservadores de otras partes del país, quienes ven a la Florida como un refugio de políticas alineadas con el ideario de “America First”.
La atracción de un paraíso conservador: migración de estados demócratas y de Latinoamérica
Otro factor importante en esta consolidación republicana ha sido la migración interna de votantes provenientes de estados como California y Nueva York, tradicionalmente demócratas. Entre 2020 y 2023, aproximadamente 319.000 personas de Nueva York y 150.000 de California se mudaron a la Florida, atraídas por la ausencia de impuestos estatales sobre la renta, un costo de vida relativamente más bajo y políticas conservadoras en materia de negocios y regulación.
Aunque estos migrantes vienen de bastiones progresistas, muchos de ellos se han mudado precisamente buscando el perfil conservador de la Florida. Este fenómeno ha reforzado, en lugar de diluir, la base conservadora del estado, alineando a estos nuevos votantes con las políticas impulsadas por líderes como DeSantis.
“El historial del buen manejo económico del estado, de las tres últimas administraciones conservadoras de la Florida (Jeb Bush, Rick Scott y DeSantis) sigue atrayendo a muchas personas de otros estados, que en su mayoría votan para que estas políticas permanezcan”, sostiene Sebastián Arcos, director del Cuban Research Institute de la Universidad Internacional de la Florida (FIU).
El 95 % de los cubanos en la Florida están inscritos para votar, el 90 % piensa hacerlo y de ahí, alrededor del 68 % va a votar republicano, porque esta comunidad vota siempre en bloque
Además de la migración interna desde otros estados, la Florida tiene un número significativo de nuevos ciudadanos estadounidenses provenientes de América Latina, especialmente de países como Venezuela, Cuba, Nicaragua y, en menor medida, Colombia, donde los ciudadanos han experimentado gobiernos de izquierda o regímenes autoritarios.
Esta experiencia parece haber influido en sus preferencias políticas, y muchos de estos inmigrantes, una vez naturalizados, muestran una inclinación a votar por candidatos republicanos; para estos nuevos ciudadanos, el Partido Republicano representa una alternativa firme contra el socialismo y una protección de las libertades personales que valoran profundamente.
Para Arcos, el voto cubanoamericano, ha sido determinante en este cambio de ruta, porque si bien no es numéricamente alto, si es políticamente poderoso y esta sobre representado tanto en el congreso estatal, como en el federal. “El 95 % de los cubanos en la Florida están inscritos para votar, el 90 % piensa hacerlo y de ahí, alrededor del 68 % va a votar republicano, porque esta comunidad vota siempre en bloque”, le dijo Arcos a EL TIEMPO.
Un mapa político en constante cambio: la evolución de los estados bisagra en Estados Unidos
Para comprender el papel secundario que ahora juega la Florida, es importante analizar cómo el mapa de los estados bisagra ha cambiado en los últimos ciclos electorales en Estados Unidos. En 2016, la elección entre Trump y Hillary Clinton se decidió en gran medida en estados tradicionalmente impredecibles como la Florida, Ohio, Pensilvania, Michigan y Wisconsin.
Sin embargo, en 2020, el mapa de los estados bisagra ya mostraba cambios significativos. Aunque la Florida aún se consideraba relevante, comenzó a mostrar una inclinación clara hacia los republicanos, lo cual redujo su importancia estratégica para los demócratas. En su lugar, Georgia y Arizona emergieron como campos de batalla decisivos, reflejando cambios demográficos y sociales profundos.
Ahora, en 2024, el foco está en estados que han tomado la relevancia que la Florida y Ohio alguna vez tuvieron. Georgia y Arizona siguen siendo prioritarios para ambos partidos, al igual que Pensilvania, Michigan y Wisconsin. Estos cinco estados representan la nueva generación de estados bisagra, en los cuales los votantes urbanos y suburbanos, así como las poblaciones jóvenes y diversas, desempeñan un papel crucial.
La transformación de Florida de estado clave a bastión republicano simboliza un cambio mayor en el panorama político estadounidense; mientras que la Florida y Ohio han pasado a ser terrenos más predecibles, estados como Georgia y Arizona han tomado su lugar como los campos de batalla decisivos. Esta nueva lista de estados bisagra redefine las estrategias de los partidos y refleja un mapa político en constante cambio, impulsado tanto por transformaciones demográficas como por las políticas que han moldeado el clima político en cada región.
La gran pregunta que queda en el aire es si la Florida podrá alguna vez recuperar su estatus de estado decisivo en elecciones futuras. “Yo creo que durante los próximos dos o tres ciclos electorales, la Florida va a seguir siendo un estado sólidamente republicano”, concluye Arcos.
ANA MARÍA JARAMILLO
PARA EL TIEMPO
FLORIDA