El siguiente artículo se basa en una conversación con María Estrada, de 51 años, profesora en la Universidad Estatal de Fresno y madre de dos adolescentes. La transcripción de la conversación ha sido editada por razones de extensión y claridad.
A mis dos hijos les encanta competir en ferias de ciencias. Juntos han ganado más de 67.000 dólares en premios por sus proyectos.
Como somos padres inmigrantes, mi marido y yo somos un poco estrictos. Nos aseguramos de que nuestros hijos cumplan las normas.
Hay que ser respetuoso y compasivo, eso forma parte de nuestra cultura filipina. Intentamos recalcarles que los estudios son importantes, pero que también hay que ser equilibrado.
Pero regular el tiempo frente a la pantalla es una cosa que no se me da bien. A mi hijo John le encantan los videojuegos, sobre todo Mario Bros y Pokemon.
Empezó a jugar en quinto o sexto de primaria con su Nintendo portátil, creo que era. Luego tuvo una PlayStation. Podía pasarse horas jugando.
Intenté controlar un poco el uso de videojuegos de mi hijo para asegurarme de que no se volviera adicto. No quería que me odiara y creo en la moderación, así que intenté ser razonable. En la mayoría de los días escolares, le pedíamos que antes de nada hiciera sus deberes.
Toda tecnología tiene un aspecto positivo y otro negativo. Al principio, solo me fijaba en el negativo. Uno no quiere que sus hijos usen mucho el ordenador.
Vi muchos artículos sobre niños que empiezan a usar ordenadores, smartphones e iPads a una edad temprana. Me parecía que podía hacerle daño.
Entonces vi cómo los videojuegos despertaban su interés por los ordenadores. Le ayudaron, sobre todo, en sus proyectos de la feria de ciencias.
Maria Estrada
Al cabo de un tiempo, vi muchas ventajas en sus hábitos con los videojuegos.
Los videojuegos engancharon a mis dos hijos a la programación
Empezó con las consolas, pero pronto John empezó a jugar también en el ordenador. Fue entonces cuando empezó a investigar cómo se hacían los videojuegos, lo que despertó su curiosidad por la programación.
Así que les metí a él y a mi hija Pauline en un programa extraescolar donde aprendieron a programar.
Ambos utilizaron sus conocimientos de programación más adelante, cuando desarrollaron modelos de inteligencia artificial para sus proyectos de la feria de ciencias.
Los mandos de las consolas le ayudaron a destacar en robótica
A John le gusta la electrónica, y no solo la PlayStation 5. Programó un robot de Lego en quinto curso.
Pero los videojuegos podrían haber llevado a mi hijo un paso más allá. John ya manejaba muy bien los mandos, así que se interesó por construir coches teledirigidos y drones.
En secundaria, construyó su propio dron y lo hizo volar. No creo que hubiera sido capaz de hacerlo si no se le hubiera dado muy bien jugar con el joystick de sus videojuegos.
Maria Estrada
Pronto John empezó a construir drones y vehículos exploradores para sus proyectos de la feria de ciencias.
Los proyectos de electrónica de mis hijos han ganado premios
Con el tiempo, los niños necesitaron un taller para sus proyectos científicos, así que convertimos una gran sala de estar en uno, era básicamente una mesa bastante grande con sillas.
Allí construyeron su dron, su rover y su cámara. Estaba todo tan desordenado. Yo cerraba la puerta para no tener que ver el desorden y los cables por ahí tirados. Tenían tantos aparatos electrónicos allí.
En 2021, cuando tenía 16 años, John ganó el premio Gordon E. Moore de 50.000 dólares por un proyecto que presentó en la Feria Internacional de Ciencia e Ingeniería (ISEF) de Regeneron, así como 5.000 dólares por el primer puesto en la categoría de botánica. Había desarrollado un modelo de inteligencia artificial para detectar el estrés por sequía en las plantas de pimiento morrón, utilizando una cámara infrarroja robótica construida por él.
John y Pauline realizaron juntos su siguiente proyecto para la feria de ciencias, ampliando el concepto con tomateras y un robot.
Maria Estrada
Su proyecto fue a ISEF en 2022 y ganó el primer premio en la categoría de botánica.
Ahora John estudia informática en la Universidad de California en Berkeley. En última instancia, los videojuegos le han ayudado a llegar allí.
