El último embate de la Administración Trump a la prensa ha estado dirigido a los medios de comunicación financiados por las arcas federales, entre ellos Voice of America (VOA), que desde hace más de 80 años ofrecía cobertura informativa a países de todo el mundo, muchos de ellos bajo regímenes autoritarios como China, Corea del Norte, Rusia y Cuba. En un comunicado, la Casa Blanca declaró que así se “garantizará que los contribuyentes ya no sean responsables de la propaganda radical”. Como ya viene siendo la norma, Trump arremetió contra los medios que considera injustos porque no comparten su visión.
En una orden ejecutiva que firmó el viernes pasado, el presidente eliminó de una tacada siete agencias federales, entre ellas la que supervisaba VOA, la Agencia de los Estados Unidos para los Medios Globales (USAGM). Su clausura implica también la suspensión de otras emisoras, como Radio Free Europe, destinada al Centro y Este de Europa; Radio Free Asia, enfocada en el este asiático, y Martí Noticias, que transmite en Cuba.
El sábado, toda la plantilla de VOA, compuesta por más de mil trabajadores, descubrió por un mensaje de correo electrónico que, a partir de ese momento, entraban en baja administrativa. Poco después, los empleados perdieron el acceso a las aplicaciones de la empresa y a su correo electrónico, y a quienes acudieron al trabajo en su sede de Washington DC se les denegó el acceso.
Contra la propaganda nazi
Voice of America es la mayor emisora internacional de Estados Unidos y difunde información en casi 50 idiomas a una audiencia semanal de unos 354 millones de personas. Produce contenido para plataformas digitales, de televisión y radio y se emite en una red de más de 3.500 estaciones afiliadas.
VOA se gestó en 1942, durante la Segunda Guerra Mundial, y en sus inicios contaba historias de democracia para la Alemania nazi. The New York Times la define como una forma de “diplomacia suave”, una manera de promover los valores de la libertad de prensa de Estados Unidos en lugares donde prevalecen fuerzas antidemocráticas.
“Despojar unilateralmente a una agencia establecida por el Congreso de sus funciones esenciales constituye una afrenta al equilibrio constitucional de poderes. USAGM, que incluye Voice of America, es un instrumento crucial de la política exterior y la seguridad nacional de Estados Unidos”, dijo la Asociación Estadounidense del Servicio Exterior (AFSA), que defiende a los miembros que han servido en el extranjero en un comunicado.
VOA ha defendido su carácter independiente sin importar cuál fuera el Gobierno de ese momento. Trump, sin embargo, ha criticado al medio en varias ocasiones. The New York Times ha reportado que en los últimos meses la USAGM ha abierto investigaciones contra periodistas por criticar a Trump o por hacer comentarios percibidos como críticos. Al menos un par de artículos que incluían críticas al magnate y a su Administración no se publicaron o fueron suavizados tras su publicación, según tres empleados de VOA, quienes hablaron al diario bajo condición de anonimato por el temor a represalias. El director de Voice of America, Michael Abramowitz, fue contactado por EL PAÍS, pero declinó hacer declaraciones por el momento.
La decisión de Trump deja en el aire los planes que se habían anunciado para el medio. El presidente había propuesto a la expresentadora de noticias de televisión, Kari Lake, para dirigir VOA. La excandidata al Senado por Arizona (perdió en las últimas elecciones a favor del demócrata latino Rubén Gallego) es una de las voces que denunciaron falsamente el fraude electoral contra Trump en 2020. Su designación se ha retrasado porque dependía de que el elegido por Trump para dirigir la USAGM —el activista político conservador y escritor Leo Brent Bozell III— fuera confirmado por el Senado.
Lake ya había criticado el contenido informativo de VOA y aspiraba a cambiar el medio. “A veces la cobertura ha sido increíble y a veces lamentable. Estamos librando una guerra de información, y no hay mejor arma que la verdad, y creo que VOA podría ser esa arma”, declaró durante un discurso este mes en la Conferencia de Acción Política Conservadora, celebrada en Maryland. “No se convertirá en la televisión de Trump. Pero sin duda no será TDS [Síndrome de Trastorno de Trump, por sus siglas en inglés, un término peyorativo, utilizado para describir críticas a Trump que se perciben como irracionales]. Pueden encontrar todo el TDS que quieran en CNN, MSNBC, PBS, ’60 Minutes,’ The Washington Post and The New York Times”, señaló.
Elon Musk manda
Lake chocó con los deseos de Elon Musk que, en su desmesurada campaña por reducir el gasto del Gobierno federal, abogó por cerrar el medio. En su red social X, el jefe de la Oficina de Eficiencia Gubernamental (DOGE), pidió que se clausurara porque, según él: “1. Europa es libre ahora (sin contar la asfixiante burocracia) ¿Hola?; 2. Ya nadie los escucha; 3. Son solo izquierdistas radicales que hablan solos mientras malgastan mil millones de dólares al año del dinero de los contribuyentes estadounidenses”.
La suspensión de VOA se sumaría a los ataques a los medios y la prensa libre que ha protagonizado Trump desde que regresó a la Casa Blanca. El magnate ha tomado decisiones tan controvertidas como prohibir el acceso a los eventos de la Casa Blanca a la agencia de noticias AP por negarse a cambiar el nombre del golfo de México por el de golfo de América, como ordenó el presidente. Además, ha impuesto a su gusto los medios que pueden acceder a las ruedas de prensa que se realizan en la residencia oficial y ha demandado o amenazado con demandar a los medios cuyas informaciones considera que le tratan injustamente.
El director general de Reporteros sin Fronteras (RSF), Thibaut Bruttin, criticó la decisión de parar VOA. “Una medida que amenaza la libertad de prensa en todo el mundo y anula 80 años de historia estadounidense en apoyo del libre flujo de información. RSF insta al gobierno de Estados Unidos a respetar de inmediato la autonomía de VOA como organización de noticias independiente y a anular esta decisión. Asimismo, RSF insta al Congreso y a las partes internacionales interesadas a movilizarse contra esta fatídica medida”, dijo en un comunicado. RSF también mostró su preocupación por lo que pueda pasar con 10 periodistas de USAGM que se encuentran actualmente encarcelados fuera de Estados Unidos.