Nueva York se enfrenta a un aumento de la preocupación en la comunidad inmigrante debido a las nuevas políticas migratorias implementadas por la administración de Donald Trump. A pesar de que la ciudad mantiene su estatus de santuario, muchos inmigrantes expresan inquietud por las deportaciones masivas y las redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés).
El alcalde Eric Adams reiteró que Nueva York aún es un refugio para los inmigrantes. En una conferencia reciente, afirmó: “Queremos reducir la ansiedad. Queremos que nuestros inmigrantes sepan que esta es una ciudad de inmigrantes. Es fundamental que asistan a la escuela, usen los servicios hospitalarios y acudan a la Policía”.
Adams enfrentará nuevos desafíos en medio de un endurecimiento de las políticas migratorias federales. Según FOX News, el alcalde fue convocado para testificar ante el Congreso el próximo 11 de febrero sobre el estatus de Nueva York como ciudad santuario. Este llamado ocurre en el contexto de un aumento en las redadas y deportaciones masivas realizadas por el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés). El organismo informó que realizó 1179 arrestos en un solo día y 7300 deportaciones en la última semana.
A pesar de sus críticas hacia la gestión federal, Adams aseguró que Nueva York colabora con las fuerzas federales en casos de delitos graves como asesinato y violación. Sin embargo, destacó que la ciudad no participa en procedimientos civiles de deportación. En apoyo a esta postura, la Policía de Nueva York (NYPD, por sus siglas en inglés) emitió una orden operativa en la que prohíbe a sus agentes participar en actividades de cumplimiento de inmigración civil o permitir que recursos del Departamento sean utilizados con ese fin, según informó CBS News.
Mientras tanto, las comunidades migrantes enfrentan una creciente incertidumbre. Las redadas en escuelas, iglesias y guarderías, bajo las nuevas políticas federales, generaron protestas en la ciudad. Al mismo tiempo, el cierre de refugios de emergencia refleja una disminución en la llegada de solicitantes de asilo. Adams subrayó la importancia de enviar un mensaje claro sobre las consecuencias para quienes cometen delitos violentos, pero reiteró que las políticas migratorias deben resolverse a nivel federal, informó FOX News.
Brian Pérez, un residente de Long Island, manifestó el temor que generan las redadas en la comunidad. “Mi madre, no es ciudadana, es residente permanente y, de nuevo, tiene miedo. Ella no sabe lo que podría pasar”, explicó en diálogo con CBS News.
Este martes, agentes federales arrestaron a 13 personas en varios operativos realizados en la ciudad, según el registro actualizado de ICE. Entre las personas detenidas, nueve eran objetivos específicos y las otras cuatro fueron catalogadas como “arrestos colaterales”. Algunos de ellos tenían antecedentes por delitos graves como secuestro, asalto y robo. Uno de los extranjeros capturados había sido previamente deportado, mientras que otros dos contaban con órdenes finales de expulsión.
Estas operaciones forman parte de un esfuerzo federal que se ha extendido a otras ciudades santuario, como Chicago, Seattle, Atlanta y Los Ángeles, en un intento de deportar a quienes el gobierno considera una amenaza a la seguridad pública y nacional.
La secretaria del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Kristi Noem, supervisó parte de las redadas en Nueva York y compartió imágenes de los arrestos en redes sociales. “Basura como esta será retirada de nuestras calles”, afirmó en un mensaje que generó polémica por el lenguaje utilizado.
Asimismo, destacó que estas redadas son posibles gracias a un enfoque más amplio que elimina restricciones previas, como la prohibición de detenciones en lugares sensibles como hospitales, escuelas y templos religiosos.
Además de los arrestos específicos, la Administración de Trump ha reintroducido los llamados “arrestos colaterales”, que permiten detener a otros migrantes indocumentados encontrados durante las operaciones. Esta medida había sido prohibida durante la presidencia de Joe Biden, pero ahora se ha convertido en una práctica común, lo que aumenta la vulnerabilidad de las comunidades migrantes.