En el libro ‘De qué hablo cuando hablo de correr’, el escritor japonés Haruki Murakami describe su proceso en el mundo del running y, si bien nos regala algunas de sus reflexiones más profundas, nos deja claro cómo esta actividad, que lo llevó por muchos países, incluido Grecia, le implantó disciplina, pasión y buenos hábitos.
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Pero, así como Murakami cayó rendido ante la adrenalina que produce cruzar la línea de salida, muchas personas en el mundo han acogido esta actividad como parte de su rutina diaria. De hecho, hay quienes afirman, de manera jocosa, que el running se ha convertido en una secta que cada vez más recluta adeptos que visten pantalones cortos y zapatos de colores.
Y es que, luego de la pandemia, se ha vuelto cada vez más común ver gente de todas las edades corriendo por las calles, entrenando para alguna carrera o, incluso, participando de una de ellas. Ya el frío, la altura, el sol o el calor no son impedimentos para que corredores aficionados recorran calles y parques de la ciudad.
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Más que una moda, el running ha tomado muchísima fuerza en el país y se ha convertido en una oportunidad de negocios para los empresarios. Muestra de ello es que, tanto en ciudades principales como en las intermedias ya hay carreras cuyas distancias van desde los 5 hasta los 15 kilómetros, pasando por las de 10 y 15 kilómetros, así como las medias maratones 21K (de 21 kilómetros) y hasta las de 42K (el doble de la anterior).
Media Maratón de Cali
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Según cifras de Correcaminos de Colombia, entidad que está detrás de la organización de la Media Maratón de Bogotá (MMB), en los últimos 23 años que lleva organizándose esta competencia han participado 903.000 personas y 2.073 atletas de élite, provenientes de más de 60 países. Para Luis Iván Correa, presidente de la junta directiva de Correcaminos, estos datos reflejan cómo este tipo de actividades siguen atrayendo a más participantes e incentivando a que se desarrollen otras carreras en Colombia.
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Esto es más que una moda –advierte–: “es una actividad que está impactando vidas. Desde el año 2000, cuando comenzamos, hemos visto una evolución de personas que disfrutan de salir a correr. El año pasado, por ejemplo, los cuatro eventos de Correcaminos convocaron a 62.948 corredores. Unos 6.000 de ellos participaron en la Carrera Nocturna, mientras que 10.000 lo hicieron en la Allianz 15K y cerca de 39.000 en la Media Maratón de Bogotá (MMB). A esto le sumamos los cerca de 12.800 corredores que concurrieron a nuestras actividades de preparación y de entrenamiento”, destaca Correa.
Juan Carlos González, gerente general de Ergofitnes
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Si bien este deporte ha logrado reunir a muchos atletas, también ha impulsado a que se consolide toda una industria que apalanca desde organizadores de eventos deportivos, firmas patrocinadoras, compañías de logística, empresas de bebidas y snacks saludables, hasta vendedores de artículos deportivos como zapatos, camisetas y pantalonetas. Y no es casualidad que marcas internacionales como Adidas, Nike y Ascis estén abriendo más tiendas en el país y estén reforzando su estrategia comercial.
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Correa reconoce que eventos como la MMB generan un impacto positivo tanto en la salud de los ciudadanos como en la economía de la capital del país. “Cuando se organiza una carrera como esta se logra contribuir en un 6% a la ocupación hotelera de la ciudad. Además, se logra impactar a otros sectores como el gastronómico y el de transporte, así como al de los pequeños comercios”, comenta Correa, quien agrega que Correcaminos continuará con sus planes de fortalecer sus eventos deportivos en Bogotá.
Pero para que ese impulso económico continúe de la mano de las competencias y que Colombia pueda convertirse en un referente en la región, Juan Carlos González, gerente general de Ergofitnes –empresa organizadora de la Carrera de la Mujer–, afirma que debe existir una sinergia entre el sector público y privado.
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Corremitierra Medellín
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Para este empresario colombiano y amante del deporte, todavía hay una gran oportunidad en el país para reforzar los eventos deportivos. “De acuerdo con cifras de la industria, reportadas por los promotores de carreras, el running le estaría dejando a la economía de Bogotá cerca de $300.000 millones al año”, enmarca González.
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“Es claro que hemos tenido una evolución en cuanto a este deporte, pero todavía estamos muy lejos de ese boom que se vive mundialmente. Si comparamos a Bogotá o Medellín con Ciudad de México o Guadalajara, vemos que todavía nos falta mucho camino por recorrer y por aprender. Por ejemplo, en esas urbes es muy común encontrar varias carreras en un solo fin de semana y, además, las empresas organizadoras están trabajando de la mano con las administraciones locales para garantizar una muy buena experiencia”, agrega González.
Tras 17 años que lleva la Carrera de la Mujer organizándose en Bogotá, los indicadores destacan su clara evolución y la participación masiva del género femenino. En el 2007, cuando se desarrolló la primera carrera en la capital, participaron cerca de 3.000 mujeres y hoy día es un evento que reúne entre 10.000 y 15.000 corredores, con una elevada participación de competidoras. Entre los planes de Ergofitnes está seguir incentivando este deporte, por lo cual han anunciado que en diciembre de este año organizará su primera maratón de Bogotá. “Hay que derrumbar mitos y en la capital sí se pueden correr 42 kilómetros”, explica su gerente general.
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Carreras.
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De otra parte, en los últimos años Medellín también se ha destacado en la escena deportiva y muestra de ello es que el formato de la carrera Corre mi Tierra ha llegado a otras ciudades como Bogotá y Barranquilla. Tras esta iniciativa se encuentra la pareja de esposos Jorge Orozco y Cristy Martínez, quienes desde hace 14 años vienen organizando este certamen, así como otros 30 eventos en toda Colombia.
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“Hace 15 años, la acogida del running no era tan fuerte en el país. Si bien había algunas carreras y uno que otro club de runners, no era muy masivo. Hoy, eso ha cambiado y vemos que más personas se han motivado a participar y que se han conformado clubes de corredores en todo el país. Que exista una amplia oferta en Colombia incentiva el deporte”, señala Jorge Orozco.
“Corre mi Tierra es más que una carrera –agrega–. Nos hemos convertido en ese primer gran salto para aquellas personas que buscan estrenarse en este deporte. Sabemos que este tipo de eventos no sólo les cambia la vida a los ciudadanos, sino que también dinamiza la economía de las ciudades”, añade Cristy Martínez.
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De acuerdo con datos de Corre mi Tierra, este evento deportivo le estaría dejando a Medellín una contribución económica de $20.000 millones. “Sin duda, esta cifra sigue creciendo. Hoy, una persona que participa en una carrera gasta en promedio entre US$250 y US$500, pues debe comprar indumentaria y pagar la inscripción del evento y eso sin contar que muchas veces estos corredores vienen de otras ciudades, por lo que deben costear boletos de avión, estadía y alimentación”, concluye Jorge Orozco.
JOHANA LORDUY
Periodista de Portafolio
