Aunque sus temperaturas diurnas oscilan entre los 25 y 50 grados centígrados, lo que podría parecer una cifra habitual para muchos desiertos, la verdadera particularidad del paraje no es solo su calor.
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América del Sur, famosa por su diversidad climática, es hogar de un paisaje extremo que supera cualquier expectativa. Desde los fríos gélidos del sur hasta los calores abrasadores del norte, este continente cuenta con una variedad de microclimas únicos. Sin embargo, entre sus zonas más áridas y calurosas, se destaca un lugar que no solo es el más caliente de la región, sino que se encuentra entre los más extremos del planeta. Este es el desierto de Atacama, un territorio que ha sido comparado con las condiciones de Venus debido a su intensidad de radiación solar.
Un clima de otro planeta
El Desierto de Atacama, ubicado al norte de Chile, se sitúa a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar. Esta localización geográfica tan particular lo convierte en un sitio donde la exposición solar es directa y constante. En comparación con otros desiertos, como los del Sahara o Medio Oriente, la radiación solar en Atacama es incluso mayor. Según estimaciones de la NASA, el desierto chileno recibe cerca de 308 vatios por metro cuadrado de luz diurna, casi el doble de la radiación solar que llega a Europa o Estados Unidos.
Aunque sus temperaturas diurnas oscilan entre los 25 y 50 grados centígrados, lo que podría parecer una cifra habitual para muchos desiertos, la verdadera particularidad del Atacama no solo es su calor durante el día. Las temperaturas nocturnas caen a extremos tan bajos como los -25 grados, lo que crea una diferencia térmica sorprendente y difícil de imaginar.
Atacama: un laboratorio natural y fuente de energía
El Desierto de Atacama, con su escasa humedad y cielos despejados, es uno de los lugares más secos del mundo, pero también se ha convertido en un laboratorio natural para investigaciones científicas. La exposición solar tan intensa convierte a este terreno en un sitio ideal para estudiar las consecuencias del calor extremo y sus efectos sobre el medio ambiente.
Además, debido a sus condiciones únicas, Atacama se presenta como una de las zonas más prometedoras del planeta para el desarrollo de energía solar. Chile, a través de la explotación de esta fuente natural, está posicionando al desierto como un eje clave en la generación de energía renovable, lo que podría convertir a la región en un referente mundial de sostenibilidad energética.