Nada mejor que un Día Mundial del Teatro para abrir un nuevo museo dedicado, precisamente, a las artes escénicas.
Almagro es una localidad de Ciudad Real conocida por su festival internacional de teatro clásico y desde hoy renueva su ‘viejo’ museo, reconvertido en el Museo Nacional de Artes Escénicas (MNAE).
Decimos ‘viejo’ porque el gran museo nacional, se había quedado corto, muy corto, a la hora de contar lo que hoy son las artes escénicas en nuestro país. En realidad tiene más de cien años. Sus orígenes están en 1919 cuando se fundó el Museo-Archivo Teatral. Su primera sede estuvo en Madrid para el material artístico que generaban las producciones de teatro y música del Teatro Real, hasta su integración como Museo Nacional en el Ministerio de Educación y Ciencia en 1968, primero y después en el Ministerio de Cultura. .
En julio de 1989, coincidiendo con el XII Festival Internacional de Teatro Clásico, se inauguró un Museo del Teatro en Almagro, en un edificio de nueva planta y con una exposición temporal dedicada al teatro en España en el Siglo de Oro.
Solo un año después, se autorizaría el traslado urgente de las colecciones del Museo Nacional del Teatro a la nueva sede en Almagro. Se quedó pequeño. En 2004 se instaló en el rehabilitado edificio de los Antiguos Palacios Maestrales de Almagro, hasta que en 2023 se cerró al publicó para restaurarlo con un nuevo concepto. Dos años de obras a cargo de Jesús Donaire y María Milans del Bosch y su identidad es diferente, tras una nueva y profunda reforma arquitectónica, la segunda en dos décadas.
Hoy renace con un nuevo plan museográfico. ¿Cómo abordar la museografía de las artes escénicas españolas hoy? ¿Qué hacer con la rica diversidad en la naturaleza de los soportes? Bocetos de decorado, maquetas, figurines, indumentarias, complementos, utilerías, maquinarias, fotografías, daguerrotipos, partituras, libros, carteles, grabados, pinturas al óleo, acuarelas, escayolas, litografías, esculturas, vídeos, revistas, archivos sonoros, herramientas de los distintos oficios, diseños de mobiliario, vestuarios, objetos diversos, incluidas las reliquias humanas como en un convento…
Son las preguntas que el Ministerio de Cultura, a través de su organismo autónomo, el Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), que lo gestiona, se planteó a la hora de abordar el cambio. ¿Cómo debe ser hoy un museo de unas artes, las escénicas, genealógicamente temporales y destinadas a desaparecer?

Este jueves se ha inaugurado el nuevo museo que custodia una colección de más de 17.500 objetos relacionados con el teatro, la danza, el circo y la lírica desde el siglo XVI hasta la actualidad. Según el Ministerio de Cultura “se convierte en el centro de conservación y exhibición de patrimonio escénico más importante en España”.
El acto, copado por autoridades, desde el rey Felipe VI, el ministro de Cultura Ernest Urtasun o el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, comenzaba con la lectura, por parte de los intérpretes Ana Belén y Pedro Casablanc, del manifiesto del Día Mundial del Teatro 2025, escrito por el autor y director griego Theodoros Terzopoulos.

Según su directora, Beatriz Patiño, es “vital” que se haya creado un espacio museográfico que hasta la fecha no estaba creado según la Ley de Patrimonio. “Tiene así una personalidad jurídica propia y se constituye un patronato para poder desarrollar el funcionamiento diario del museo, un aspecto vital para el futuro de esta institución”.
“El nuevo Museo Nacional de Artes Escénicas se convierte en un recurso didáctico que permite analizar la evolución de todas las disciplinas artísticas y los oficios de los que se nutre, utilizando unos fondos de extraordinario valor artístico y documental”, según recoge el plan museografico del centro.

No solo se ha cambiado el nombre, sino que se ha incluido a todas las disciplinas escénicas, eso sí, según explica el propio plan “siendo respetuosos y basándonos en la evolución intermitente, pero centenaria, del Museo-Archivo del Teatro de la etapa de Luis París o el Museo Nacional del Teatro de la etapa de Fernando José de Larra, cuya evolución hemos estudiado con atención”. A eso se suma la “incansable labor en la aportación de Andrés Peláez, al que debemos, ciertamente, que se haya reinventado y mantenido el Museo Nacional del Teatro desde el arranque de la democracia”.
Un gran homenaje a cómicos, hombres y mujeres del teatro, de la danza, del circo, de la zarzuela, y a los cantantes líricos
Ángel Martínez — Comisario de la exposición permanente
Se mantiene la colección del Museo Nacional del Teatro, a la que ha sumado 28 adquisiciones de los dos últimos años, entre ellas, compras y depósitos, y cuatro piezas pertenecientes a sus fondos que expone por primera vez.
El recorrido del discurso museográfico plantea un viaje atrás en el tiempo desde el actual siglo XXI, hasta el origen de la tragedia y la comedia griega. Y se realiza a la inversa para homenajear a actores, bailarines y cantantes líricos en sus más relevantes espectáculos. A partir de ahí, el camino recorre los grandes hitos de la evolución de las distintas artes escénicas.

De Calderón a Victorina Durán, la gran escenógrafa “olvidada por mujer y lesbiana”
El comisario de la colección permanente, Ángel Martínez, ha destacado este “gran homenaje a cómicos, hombres y mujeres del teatro, de la danza, del circo, de la zarzuela, y a los cantantes líricos” en un recorrido a la inversa en el tiempo por 25 años de historia.
Llama la atención, comenta, “el tradicional manuscrito de Calderón de la Barca”, figuras como Victorina Durán, “la gran escenógrafa del siglo XX”, que recibe un homenaje en este espacio, “olvidada por ser mujer y lesbiana”.
Igualmente, destacan donaciones o legados de Patrimonio Nacional, del Museo del Prado, del Museo del Ayuntamiento de Madrid, del INAEM o de los herederos de Miguel de Molina, que han cedido una “chaquetilla magnífica” y unas botas. Los retratos de María Guerrero y su nieto natural – no reconocido- Fernando Fernán Gómez, entre los muchos del museo, observan a las visitas desde cómodas posiciones de espectador.
En el museo el visitante encontrará desde escaleras convertidas en sutiles gradas, un análisis sobre la historia de los teatros nacionales y festivales de España o una muestra de la evolución de las técnicas escénicas. Se topará con vestuario, con la bella instalación lumínica de Juan Gómez Cornejo, Fragmentos del alma o con las maquinarias preparadas para el teatro del director y escenógrafo Miguel Ángel Coso. Aunque es solo un aperitivo. Hay 300 obras expuestas al público.