En las 5 primeras jornadas de Liga 2024-25, el plan preferido del FC Barcelona salió siempre tal y como se diseñó en la pizarra de su nuevo entrenador, Hansi Flick. La idea de dominar los partidos a partir del balón y con una construcción que empezaba muy mayoritariamente desde la zona defensiva se aplicó generalmente con mucho rigor y sin peajes caros. No ocurrió lo mismo en el debut del Barça en la nueva edición de la Champions League, que desgraciadamente para un club que busca recuperar estatus en Europa empezó con derrota en Mónaco: 2-1. La clave, es evidente, fue jugar durante 80 minutos con un futbolista menos que el rival, un déficit demasiado gravoso. La razón fue esa tempranísima expulsión de Eric Garcia por cometer una falta al borde del área en una salida de balón temeraria que, posteriormente, el portero Marc André ter Stegen definió como “un mal entendimiento” entre sus protagonistas. Pese a ese lance tan negativamente determinante para el Barça, el equipo siguió durante los minutos posteriores con la misma receta que le estaba dando en los minutos iniciales un 60% de tenencia de pelota. Tras la roja a Eric Garcia, el Mónaco olió sangre e intentó aprovecharlo con una alta presión intentando sacar partido de la inseguridad culé. Pese a su empeño, el club de la Ligue 1 sólo pudo cobrar una mínima ventaja en el marcador que una genialidad de Lamine Yamal reequilibró muy pronto con el 1-1.
Tras el descanso, el guion del Barça en su juego varió con una reacción casi de perogrullo cuando cualquier equipo se siente agobiado: el balón en largo, obligando al Mónaco a construir desde mucho más atrás. Hay un dato muy revelador que Carles Domènech ofreció en Catalunya Ràdio: Ter Stegen sacó durante el partido en Mónaco hasta 15 veces en largo, pero 12 de ellas fueron específicamente en la segunda parte. un 80% del total.
La sensación que dejó este segundo tiempo fue de control de partido mejorado por parte del Barça, pese a que acabó pagando un error en la ruptura del fuera de juego rival de Iñigo Martínez preámbulo decisivo del 2-1 definitivo.
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Claro, la posesión de pelota, tan preciada en el plan de juego de un Barça en igualdad de condiciones, fue para el Mónaco, con un 56% contra un 44%, aunque de facto la capacidad de intimidación ofensiva del equipo local fue nmenor que en la primera mitad y sólo mejoró en el tramo final, tras el 2-1, con esa doble referencia atacante formada por Folarin Balogun y George Ilenikhena que introdujo su entrenador, Adi Hütter.
