Atado por el Athletic hasta 2032, marcó dos goles en Vallecas y otro antes en el derbi ante la Real que se han canjeado por seis puntos para los leones. Un jugador box to box, con zancada, giro y llegada.
El testarazo alojado en la red de Remiro en el derbi ante la Real impulsándose como un felino sobre Javi López, y que se canjeó por tres puntos en el derbi de la Real, espoleó a Oihan Sancet (2000) en Vallecas. Fulminó al Rayo el domingo en dos latigazos para remontar el partido. Suplió de refresco a Guruzeta en el minuto 58 y anotó dos golazos en apenas veinte minutos. Un talento portentoso que ya se adivinaba desde que sorteaba categorías en la cantera de Lezama, presumiendo de llegada, giros imposibles orientados y zancadas. Un jugador box to box, moderno, espigado, elegante y determinante en Bilbao.
Su efectividad es de récord para el denominado Ciervo, Lince o el Flaco, como le denominaba Berizzo, que le subió al primer equipo tras salirse en el filial de Segunda B con 18 años: 19 remates, 9 a portería y 7 goles en sus privilegiadas estadísticas, el mejor centrocampista en este apartado de toda la Primera División en este primer tercio del campeonato. “Contento por esa estadística, espero disparar más y meterlas. Mucha efectividad”, subrayaba en las entrañas de Vallecas. Atado hasta 2032 por el Athletic, Sancet llama la atención por su exquisita calidad, pero su idea siempre fue la de asentarse en el Athletic. Luis de la Fuente le tiene muy presente y, de hecho, no entró en la cita definitiva a la Eurocopa por culpa de una molesta lesión en el sóleo. Antes, sorteó una operación de pubalgia a base de trabajo personalizado.
A sus 24 años va refrendado las expectativas. Ahora suma 7 goles en Liga, más otro en Europa League, tras los dos al Rayo y el de cabeza a la Real en el derbi, a la postre también definitivo: “Estoy muy feliz, es un inicio de temporada muy bueno, arriba en la clasificación”, resume el mediapunta de Mendillorri, el mejor de la última jornada de Liga. Se entiende a la perfección con Nico Williams, que suele levantar la cabeza buscando a Sancet para asistirle en la mejor condición posible.
