¿Quiénes corren más riesgos de sufrir caídas? Las estadísticas del Ministerio de Salud de Nación y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) indican que aproximadamente el 30 % de adultos mayores sufren una caída al menos una vez al año. El porcentaje asciende hasta el 35 % entre quienes superan los 75 y a un 50 % en los que tienen más de 80.
No hay dudas. Las caídas, definidas por la OMS como consecuencias de cualquier acontecimiento que precipita al paciente al suelo en contra de su voluntad, representan uno de los dilemas más relevantes dentro de la patologías geriátricas. De hecho, la mortalidad por estos eventos adversos se incrementa exponencialmente a medida que avanza el calendario.
Con la premisa de fortalecer el cuidado y la seguridad del paciente a partir de las metas internacionales (reducir el daño por caídas es una de ellas) y con el foco puesto en la aplicación de medidas preventivas que disminuyan su incidencia, el Sanatorio de La Trinidad de Galeno organizó un Congreso de Enfermería que se llevará a cabo este viernes 18 de octubre en el Hotel Scala de Buenos Aires. Allí, los profesionales enfermeros compartirán sus experiencias, conocimientos y habilidades para fomentar redes de trabajo entre ellos y así abordar esta problemática.
Silvia Ferrone es jefa del departamento de Enfermería en el La Trinidad de Palermo y estará a cargo de la apertura del Congreso. En diálogo con Clarín, refiere que las caídas de pacientes son los eventos adversos más frecuentes en los hospitales ya que reflejan una incidencia de 3 a 5 casos por cada 1.000 días-cama.
“En más de una tercera parte de los casos, causan traumatismos que afectan la calidad de vida del adulto mayor y generan una carga significativa en el sistema de salud debido a los costos asociados con su atención y tratamiento. Por ejemplo, una fractura de cadera puede conllevar una cirugía lo que hace prolongar su tiempo de internación”, postula la profesional.
Factores de riesgo
Las causas de las caídas en las personas mayores suelen ser multifactoriales y responden a factores propios (intrínsecos) y externos (extrínsecos) a la persona. Los primeros están asociados al envejecimiento, la pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores, los problemas para regular la presión arterial, el deterioro cognitivo y a una mayor sensibilidad frente a los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso.
A los 70, uno de cada tres adultos mayores se cae una vez al año. A los 80, la mitad. Foto Shutterstock“La polifarmacia puede generar trastornos en el equilibrio o mareos lo cual aumenta la posibilidad de caídas. Es un problema epidemiológico que afecta a los adultos mayores por razones que impactan a nivel individual, social y de salud pública”, advierte Ferrone.
En cambio, los extrínsecos están vinculados con el ambiente o entorno como, por ejemplo, características del piso, cúmulo de muebles, el tipo de calzado y la calidad de la iluminación, es decir, todos aquellos elementos o situaciones que puedan provocar tropiezos y caídas.
“Es vital observar el entorno del adulto mayor para poder prevenirlas. En las hospitalizaciones, las caídas suelen darse cuando quieren levantarse de la cama sin ayuda y desorientados durante la noche”, ilustra Ferrone.
Envejecimiento, deterioro cognitivo y los medicamentos, son algunos de los factores que conspiran contra el equilibrio. Foto ShutterstockUn capítulo aparte son las consecuencias de las caídas ya que pueden ser físicas (lesiones o fracturas de cadera y fémur), psicológicas y socioeconómicas. “El síndrome post-caída también es una de las dificultades que experimentan los adultos mayores porque deviene en la aparición del miedo a volver a caerse y esto redunda en la pérdida de confianza en la movilidad”, alerta Ferrone.
La clave de contar con un registro y prevenir
Hoy, las cifras de caídas se tienden a minusvalorar. Es que existe cierta pasividad ante el adulto mayor que sufre repetidas caídas. Suelen reportarse las que provocan lesiones físicas, pero no se referencian aquellas que no demandaron atención sanitaria urgente. ¿Qué estrategias se pueden implementar?
Contar con un instrumento para medir la probabilidad de riesgo implica trabajar sobre la prevención en forma holística, la calidad de cuidado y la seguridad del paciente a bajo costo. Así lo entiende Ferrone. Por eso, en la valoración del riesgo de caídas, los enfermeros utilizan una herramienta que les permite planificar cuidados centrados en el paciente, haciendo partícipe a su familia.
El Sanatorio La Trinidad – Galeno organiza un Congreso de Enfermería con el foco puesto en la prevención de caídas.Ferrone cuenta que el uso de un formulario (que incluye datos personales como edad, motivo de ingreso, patología y también factores extrínsecos e intrínsecos) para registrar estos incidentes es una práctica fundamental en la gestión del riesgo. También, menciona que les permite llevar una estadística anual y actualizada para medir este indicador y cotejar la estadística con los índices de estudios de referencia a nivel mundial. Actualmente, según referencia, los sanatorios de la Trinidad están por debajo de los índices esperados de caídas.
“Desde mi experiencia, creo que la cuestión está invisibilizada por una combinación de factores relacionados con la subestimación del riesgo y la falta de reporte y de conciencia sobre su impacto”, analiza Ferrone, ante la consulta de Clarín.
En definitiva, la prevención y concientización del conjunto de la sociedad sobre la importancia de este problema seguramente contribuya a mejorar la situación de las personas mayores de hoy y de los de tiempos venideros. Así lo predica Ferrone.
MG
