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El plátano de Cattelan supera las expectativas de subasta. ¿Qué hay detrás de esta banana pegada a la pared?

Autor: Riccardo Piccolo

Su estrategia de coleccionismo parece seguir un patrón preciso: centrarse en obras que generen debate y atención mediática, como el plátano de Cattelan. “Esto no es solo una obra de arte, representa un fenómeno cultural que une los mundos del arte, los memes y la comunidad de criptodivisas“, declaró tras la compra de Comedian. Sun también es conocido por sus polémicos movimientos en el mercado de las criptodivisas, un ejemplo fue posponer a último momento una cena de 4.5 millones de dólares con el inversor estadounidense Warren Buffett, que ganó a través de una subasta benéfica. La cena se celebró en 2020, con Sun intentando convertir al legendario inversor a las criptodivisas.


Ilustración fotográfica que muestra formas y gráficos sobre imágenes de una ballena azul, buzos y el fondo del mar.

Las maravillosas ballenas absorben enormes cantidades de carbono. Eso le dio a un economista una interesante idea.


Éxito entre el arte y la provocación

El ascenso del plátano de Cattelan en el mercado del arte representa un caso único en la historia reciente. Cuando se presentó por primera vez en 2019 en Art Basel Miami Beach, la obra provocó un debate mundial sobre el significado del arte contemporáneo y atrajo a multitudes récord, hasta el punto de que los organizadores se vieron obligados a retirarla del edificio por motivos de seguridad. Las tres ediciones originales se vendieron en cuestión de horas: dos se tasaron en 120,000 dólares cada una, mientras que para la tercera el galerista subió el precio a 150,000 dólares, con el objetivo de venderla a un museo. La estrategia tuvo éxito: uno de los ejemplares fue donado al Solomon R. Guggenheim Museum de Nueva York por un coleccionista anónimo. Otro acabó en manos de una cadena de supermercados de Florida. La tercera es la que acaba de subastarse en Sotheby’s.

La obra se hizo aún más famosa por dos episodios de “vandalismo performativo”; como recuerda The Guardian, el artista neoyorquino David Datuna arrancó y se comió el plátano durante una exposición en Miami, acto que luego replicó en mayo de 2023 un estudiante de arte surcoreano durante una muestra en Seúl. En ambos casos, siguiendo las instrucciones del artista, la fruta fue simplemente reemplazada. El catálogo de subasta de Sotheby’s citado por The Post, indica que “ninguna otra obra de arte del siglo XXI ha provocado tal escándalo, encendido la imaginación y trastocado la definición misma del arte contemporáneo como Comedian”. Antes de la venta récord, la obra realizó una gira mundial por nueve ciudades, entre ellas Dubai, Taipei, Londres, París, Tokio y Hong Kong. En la sede neoyorquina de Sotheby’s, más de 12,000 visitantes pudieron admirarla en las dos semanas previas a la subasta.

El artista originario de Padua, Italia conocido por sus obras provocadoras, entre ellas un inodoro de oro macizo titulado “América”, siempre ha defendido el profundo significado de Comedian: “No era una broma, sino una reflexión sobre lo que valoramos. Podía jugar dentro del sistema, pero con mis propias reglas”.


Manos sobre una computadora en un entorno oscuro y secreto

El grupo de hackers RansomHub se adjudica el ciberataque a Christie’s con una publicación en la dark web y amenaza con revelar la información confidencial de los clientes de la empresa.


El nuevo récord y las perspectivas de futuro

El precio alcanzado por el plátano de Cattelan, por impresionante que sea, está muy lejos de los récords absolutos del mercado del arte. En 2017, ‘Salvator Mundi‘ de Leonardo da Vinci se vendió por 450.3 millones de dólares, coronándose como la obra más cara vendida en una subasta. Entre los artistas vivos, el récord pertenece a Jeff Koons por ‘Rabbit‘ (Conejo), una escultura de acero inoxidable, que se vendió en 2019 por 91.1 millones de dólares.

El éxito de ‘Comedian‘ en la subasta sigue a otro récord significativo pocos días después:
The Empire of Light‘ (El imperio de las luces) de René Magritte, se vendió en Christie’s por 121.6 millones de dólares, lo que demuestra la resistencia del arte de gama alta a pesar del incierto entorno económico. La respuesta del mercado fue clara: la obra se inscribe en una tradición de obras revolucionarias que han redefinido los límites del arte, desde ‘Fountain‘ (Fuente) de Marcel Duchamp en 1917 hasta ‘Love is in the bin‘ (El amor está en la papelera) de Banksy, que se autodestruyó durante una subasta en 2018.

Artículo originalmente publicado en WIRED Italia. Adaptado por Alondra Flores.

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