(TEXAS TRIBUNE) – Tres años después de que el gobernador Greg Abbott anunciara que Texas daría el extraordinario paso de construir un muro financiado por el Estado a lo largo de la frontera con México, tiene 34 millas de bolardos de acero para demostrarlo.
Esa infraestructura -que hasta ahora ha costado unos 25 millones de dólares por milla- no es todavía un muro contiguo. Se ha construido a trozos en al menos seis condados de los 1.254 kilómetros de frontera sur de Texas. El progreso se ha visto obstaculizado por las dificultades del estado para garantizar el acceso al terreno, uno de los innumerables retos que auguran a Abbott un largo y costoso camino por delante.
No obstante, los contratistas estatales ya han apuntalado más kilómetros de muro que los que la administración del expresidente Donald Trump logró construir en Texas, y el proyecto de muro de Abbott avanza a un ritmo acelerado. Los funcionarios estatales esperan erigir un total de 100 millas para finales de 2026, a un ritmo de alrededor de media milla por semana. El gobernador comparte con frecuencia vídeos de la construcción del muro en las redes sociales y ha atribuido al proyecto el mérito de ayudar a combatir los flujos migratorios. Hasta la fecha, sin embargo, las barreras de acero cubren sólo el 4% de las más de 800 millas identificadas por los funcionarios estatales como “necesitadas de algún tipo de barrera.” Y al ritmo actual -suponiendo que los funcionarios convenzan de alguna manera a todos los propietarios privados de tierras a lo largo del camino para que cedan sus propiedades al Estado- la construcción llevaría unos 30 años.
Bajo la dirección de Abbott, los legisladores estatales han aprobado más de 3.000 millones de dólares para el muro desde 2021, lo que lo convierte en una de las mayores partidas de la ofensiva fronteriza de 11.000 millones de dólares del gobernador republicano, conocida como Operación Estrella Solitaria. El resto del dinero se está utilizando para elementos como inundar la frontera con policías estatales y soldados de la Guardia Nacional y transportar a los migrantes a ciudades controladas por los demócratas fuera de Texas, todo lo cual Abbott y otros republicanos dicen que es necesario para detener el número histórico de migrantes que intentan ingresar al país.
Los demócratas y los defensores de los inmigrantes han tachado el proyecto del muro de quimera financiada por los contribuyentes que no contribuirá en nada a abordar las causas profundas de la crisis migratoria. Y dicen que el gobernador, al revivir lo que una vez fue un sello distintivo de la agenda de Trump, está utilizando dinero público para mejorar su imagen política.
Incluso algunos republicanos fanáticos de la inmigración están mostrando su malestar por los crecientes costes del muro.
“A mí también me preocupa que estemos gastando un montón de dinero para dar la apariencia de estar haciendo algo en lugar de asumir el problema para realmente resolverlo, y hasta que no hagamos eso, no espero ver que pase mucho”, dijo el senador estatal Bob Hall, republicano de Edgewood, el otoño pasado antes de votar en el comité para gastar otros 1.500 millones de dólares en la financiación del muro.
La oficina de Abbott no respondió a una solicitud de comentarios para esta historia.
Adquisición de terrenos
El ritmo de construcción ha dependido en gran medida de que el Estado haya conseguido los derechos para construir el muro en terrenos fronterizos de propiedad privada. Al principio, el proyecto dio pocas señales de vida, ya que los contratistas estatales se esforzaban por obtener las servidumbres necesarias. Pero las cosas mejoraron el año pasado, cuando el Estado empezó a elaborar más acuerdos que abarcaban extensiones mayores. Según Mike Novak, director ejecutivo de la Comisión de Instalaciones de Texas, que supervisa el proyecto, hasta mediados de junio las autoridades habían conseguido 79 servidumbres que abarcaban unas 59 millas de la frontera.
En una reunión de la Comisión de Instalaciones celebrada el mes pasado, Novak declaró que las autoridades estatales se encontraban en diversas fases de negociación con los propietarios de otros 113 kilómetros.
“Sabíamos desde el principio que éste iba a ser el punto de estrangulamiento, una de las partes más difíciles de este programa”, dijo Novak sobre la adquisición de terrenos. “Y resultó ser cierto. Pero nos hemos mantenido firmes”.
Hasta el 14 de junio, los funcionarios habían construido 33,5 millas de muro, dijo un portavoz de la comisión de instalaciones.
La capacidad del Estado para garantizar los derechos sobre el terreno también ha dictado la ubicación del muro, aunque los funcionarios dicen que se han centrado en las zonas señaladas por el Departamento de Seguridad Pública como la “más alta prioridad.” Funcionarios de TFC se han negado a compartir exactamente donde se está construyendo el muro, citando preocupaciones de seguridad, aunque Novak dijo recientemente que la construcción estaba en marcha en segmentos de pared en Cameron, Maverick, Starr, Val Verde, Webb y los condados de Zapata.
Aunque la frontera entre Texas y México abarca más de 1.200 millas, la directora de presupuesto de Abbott, Sarah Hicks, dijo a un panel del Senado en 2022 que el DPS había identificado 805 millas “como vulnerables, o [que] necesitan algún tipo de barrera.” Otras 180 millas están cubiertas por barreras naturales, la mayoría en la región de Big Bend del oeste de Texas, mientras que las barreras existentes ya cubren otras 140 millas, según funcionarios estatales.
Novak ha dicho que el ritmo de construcción de alrededor de media milla de muro por semana se espera que continúe en el “futuro previsible”. A ese ritmo, se construirían unos 160 km cada cuatro años y se alcanzarían los 805 km después de 2050, cuando Abbott tenga 90 años.
La construcción del primer muro ha costado entre 25 y 30 millones de dólares por milla, según los responsables de TFC. Esto supondría entre 20.000 y 24.000 millones de dólares para las 805 millas, es decir, unas tres veces el coste de la matrícula de todos los estudiantes de las universidades públicas de Texas el año pasado. La estimación no tiene en cuenta el coste de mantenimiento del muro una vez construido, que la TFC calcula que costará unos 500.000 dólares anuales por milla.
El senador estatal de Lubbock Charles Perry, que el año pasado impulsó la nueva ley de inmigración de Texas que permite a la policía estatal detener a personas por cruzar ilegalmente la frontera con México, es otro de los republicanos que ha expresado su preocupación por el coste del muro.
“Estoy a favor de la seguridad fronteriza. No estoy en contra de un muro. Pero para mí, al menos por lo que veo, es un círculo perpetuo. Estamos en la rueda del hámster”, dijo Perry el otoño pasado cuando se preparaba para votar a favor de la ley de financiación del muro de 1.500 millones de dólares. “[En algún momento] la respuesta no tiene que ser más dinero para infraestructuras. En algún momento este estado debe trazar la línea en la arena”.
Aún así, ningún republicano de Texas ha votado en contra de la financiación del muro fronterizo. Los legisladores aprobaron casi 2.500 millones de dólares para el esfuerzo en el actual presupuesto de dos años del estado – más de lo que se asignó en fondos estatales a todos menos un puñado de agencias estatales, y más del doble de lo que Texas gasta en sus tribunales y sistemas de justicia juvenil.
La representante estatal Christina Morales, demócrata de Houston, dijo que no cree que el liderazgo republicano de Texas “realmente entienda por qué la gente está cruzando en primer lugar”.
“Gastar miles de millones de dólares en un muro realmente no aborda las causas fundamentales de la migración que está sucediendo”, dijo Morales, quien es vicepresidenta del Caucus Legislativo México-Americano de la Cámara. “En lo que deberíamos estar invirtiendo es en nuestra educación, nuestra atención médica, soluciones reales para los problemas que están sucediendo ahora mismo en Texas”.
Desde 2021, las autoridades federales han registrado una media de unos 2 millones de cruces ilegales de la frontera al año, un récord que Abbott ha atribuido al presidente Joe Biden por echar atrás algunas de las políticas fronterizas de Trump. El gobernador ha promocionado la construcción del muro como una forma de que Texas “aborde la crisis fronteriza mientras el presidente Biden se ha quedado de brazos cruzados.” Biden y otros demócratas han culpado a los republicanos de rechazar un amplio acuerdo fronterizo bipartidista a principios de este año.
El alcance de la construcción del muro de Texas -y de los esfuerzos más amplios de Abbott en materia de seguridad fronteriza- no tiene precedentes, ya que el gobierno federal es generalmente responsable de la aplicación de las leyes de inmigración y de los costes asociados a ella.
Incluso con el ritmo mejorado del estado asegurando servidumbres, Novak ha dicho que el acceso a la tierra sigue siendo el mayor desafío para el proyecto, y “probablemente seguirá siendo así durante la mayor parte del programa.” La administración Trump se encontró con el mismo problema después de que el ex presidente dijera famosamente que construiría el muro y haría que México lo pagara. Incluso utilizando el poder del gobierno federal para confiscar algunas tierras fronterizas, la administración de Trump construyó solo 21 millas de nuevo muro a lo largo de la frontera entre Texas y México.
Las minuciosas negociaciones son necesarias para el muro de Texas porque los legisladores prohibieron el uso del dominio eminente para obtener acceso a la tierra.
El año pasado, el senador estatal Brandon Creighton, republicano de Conroe, presentó un proyecto de ley para cambiar esta situación, argumentando que los funcionarios de TFC sólo podrían construir un muro completo si estuvieran autorizados a utilizar los poderes de dominio eminente. La propuesta no fue aprobada por el Senado, aunque Creighton dijo que planea presentarla de nuevo para la sesión que comienza el próximo mes de enero.
“Por supuesto, podemos seguir negociando con los ganaderos, pero es un proceso muy lento”, dijo Creighton. “Y es un proceso incompleto, porque siempre habrá holdouts por diferentes motivos”.
Creighton, uno de los miembros más conservadores de la cámara alta, dijo que sigue apoyando el uso de fondos estatales para construir un muro fronterizo, incluso cuando algunos de sus colegas del GOP han planteado objeciones.
“Digo no al despilfarro, a las ineficiencias, al fraude potencial y al gasto irrazonable tanto como cualquier miembro”, dijo Creighton. “Pero … hay veces, con todo ese conservadurismo fiscal, que tenemos que usar el dinero que ahorramos de manera eficiente para proteger a los tejanos y a Texas”.
“Una tarea difícil y compleja”
La mayoría de los defensores del muro fronterizo reconocen que las barreras por sí solas no disuadirán a la gente de intentar entrar ilegalmente en el país. Pero afirman que un muro funcionaría si se combinara con más agentes del orden y tecnología, argumentando que ralentizaría los intentos de cruce para dar a los agentes fronterizos más tiempo para detenerlos y animaría a los migrantes a solicitar asilo a través de los puertos de entrada.
Pero las bandas de contrabandistas han utilizado herramientas eléctricas ordinarias para serrar partes del muro de Trump y escalarlo utilizando escaleras desechables. Algunos expertos en inmigración afirman que los muros fronterizos no resuelven los factores subyacentes que empujan a la gente a emigrar, como la pobreza, la violencia y la agitación política en Centroamérica, Haití y Venezuela, que empujan a millones de personas a huir y sobrecargan los recursos estadounidenses en la frontera.
“Los muros no logran los objetivos para los que se dice que se erigen; tienen efectos limitados a la hora de frenar las insurgencias y no bloquean los flujos [de migrantes] no deseados, sino que provocan un desvío de los migrantes hacia otras vías”, escribió Élisabeth Vallet, del Instituto de Política Migratoria, entidad no partidista, en un informe de 2022.
Este tipo de objeciones no han disuadido a Abbott ni a los legisladores del Partido Republicano, que cuentan con un enorme superávit presupuestario y encuestas que muestran que la mayoría de los votantes de Texas apoyan el muro y el gasto general en la frontera. Más del 90% de los votantes republicanos apoyan el muro, y el 74% lo apoyan “firmemente”, según una encuesta realizada en abril por el Texas Politics Project.
Con la construcción en marcha, Novak ha proyectado confianza sobre el estado del muro, señalando el reciente progreso después de un comienzo inicial lento, que vio a los funcionarios construir menos de 2 millas en los 12 meses después de que Abbott anunciara el esfuerzo.
No es sólo el acceso al terreno lo que complica la construcción de muros, dijo Novak en la reunión de junio del TFC, donde enumeró una lista de otros factores: condiciones cambiantes del suelo que exigen “complicadas soluciones de ingeniería”; alejarse de los sistemas de riego cuando se construye en terrenos agrícolas; el clima; y la “sensibilidad” ante las explotaciones ganaderas, petrolíferas, gasísticas y cinegéticas.
“Es una tarea difícil y compleja”, afirma Novak. “Pero dicho esto, lo estamos petando. Las últimas estadísticas reflejan lo que me gusta llamar un progreso constante”.
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