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Ensayo invitado
![La parte superior de la cabeza de Robert F. Kennedy Jr., vista de perfil.](https://static01.nyt.com/images/2025/02/13/espanol/13Gonsalves-khqz-ES-copy1/13Gonsalves-khqz-articleLarge.jpg?quality=75&auto=webp&disable=upscale)
Por Gregg Gonsalves
Gonsalves es epidemiólogo de la Facultad de Salud Pública de Yale.
El jueves, el Senado confirmó como secretario de Salud a Robert F. Kennedy Jr., un negacionista de la ciencia que alguna vez afirmó que no existe ninguna vacuna que sea segura y eficaz, que ha planteado que la covid podría haber sido manipulada genéticamente para no afectar a judíos y chinos, y que dedicó más de 100 páginas de su reciente libro a revivir la idea de que el VIH no causa el sida.
Todo esto son disparates, por supuesto, pero no es para reírse. Temo por nuestro país porque sé lo que pasa cuando el negacionismo científico llega al poder.
A mediados de la década de 2000, viví en Sudáfrica, que en ese entonces estaba gobernada por el presidente Thabo Mbeki, quien tampoco era ajeno a las ideas de los negacionistas del sida. En medio de una epidemia explosiva de sida a finales de la década de 1990, Mbeki tropezó, probablemente navegando por internet a altas horas de la noche, con la opinión radical de que el VIH no causa el sida y que los fármacos antirretrovirales utilizados para mantenerlo bajo control —el mismo tipo de fármacos que yo tomo cada mañana desde hace casi 30 años— eran veneno.
Mbeki, cautivado por estas ideas, muchas de las cuales procedían de Estados Unidos, se negó a permitir que se utilizara la terapia antirretroviral en el sistema de salud del país. Su ministra de Salud, Manto Tshabalala-Msimang, recomendó una alimentación sana, con mucha remolacha, jengibre y ajo, para evitar la enfermedad.
Más tarde, un estudio de Harvard descubrió que al menos 330.000 personas murieron y más de 35.000 niños nacieron con VIH como resultado del desastroso manejo de la política de tratamiento del sida por parte de Mbeki.
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