WASHINGTON —
La inmigración ha sido un desafío determinante de la presidencia de Joe Biden, marcada por un número récord de solicitantes de asilo y de migrantes que llegaron a la frontera entre Estados Unidos y México.
El presidente Biden se comprometió a modernizar el sistema de inmigración del país y reconstruir un programa de reasentamiento de refugiados que había alcanzado mínimos históricos bajo la administración anterior.
Pero a pesar de emitir un número récord de acciones ejecutivas relacionadas con la inmigración, superando a la primera administración de Donald Trump, los esfuerzos de Biden generaron críticas de ambos lados del espectro político. Los críticos de la derecha dijeron que la administración estaba siendo demasiado indulgente, mientras que los de la izquierda dijeron que era demasiado dura.
La administración Biden heredó un sistema de inmigración fracturado, que incluye una acumulación de casos de asilo, una reducción en la capacidad de procesamiento de refugiados y políticas como el Título 42, que dieron forma significativa a los patrones migratorios.
Durante un seminario web, Muzaffar Chishti, investigador principal del Instituto de Política Migratoria (MPI, por sus siglas en inglés), brindó una descripción general del historial de la administración Biden. Señaló que el enfoque del demócrata para aplicar la ley fuera de la frontera ha sido visto en gran medida como favorable por expertos y defensores de la inmigración.
Así dijo que los funcionarios de la administración Biden se centraron en las directrices de aplicación de la ley, en lugar de tratar de deportar a todos, pero la crisis en la frontera arrojó una larga sombra sobre su legado.
Chishti hizo hincapié en el éxito de la inmigración legal bajo Biden, señalando el alto número de visas emitidas, el número récord de naturalizaciones y el resurgimiento de las admisiones de refugiados.
Alrededor de “3,5 millones de personas fueron naturalizadas bajo la administración Biden, la cifra más alta de cualquier presidencia de un solo mandato”, dijo a modo de explicación.
Sin embargo, Chishti valoró que el manejo de la seguridad fronteriza por parte de la administración fue menos exitoso. La administración se enfrentó a una cantidad abrumadora de migrantes, muchos de los cuales llegaban de países más allá de México y América Central.
“La presidencia de Biden asumió el cargo con una crisis en la frontera, que fue precipitada por la crisis de COVID y el Título 42”, dijo. El hecho de que la administración no haya calificado la situación de crisis, añadió, contribuyó a la percepción de un mal manejo, a pesar de los esfuerzos por gestionarla a través de nuevos programas como la aplicación CBP One y varias iniciativas de libertad condicional [Parole].
Manejo de la frontera
Marielena Hincapie, profesora visitante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Cornell que participó en el seminario web, elogió los esfuerzos bajo el liderazgo del Departamento de Seguridad Nacional para aumentar las tasas de naturalización, acelerar el procesamiento de permisos de trabajo e implementar políticas innovadoras como la acción diferida para los trabajadores indocumentados que habían experimentado disputas laborales.
Estas medidas, dijo, beneficiaron no sólo a los inmigrantes, sino también a la fuerza laboral y la economía de Estados Unidos en general.
Hincapie también criticó el manejo de las cuestiones fronterizas por parte de la administración, calificándolo de mala gestión.
Destacó el papel del gobernador de Texas, Greg Abbott, y el gobernador de Florida, Ron DeSantis, en la exacerbación de la crisis al transportar en autobús y avión a miles de migrantes a Nueva York, Chicago y otros lugares.
Hincapie también señaló la participación adicional a nivel estatal, diciendo: “No solo están el transporte en autobús y avión de los migrantes, como hizo DeSantis, sino también los litigios”.
“Y realmente veo esto como que el círculo íntimo de Biden, su gente política y de comunicaciones, no entendió que se trataba de una guerra narrativa y el hecho de que se negaron a llamarla una crisis cuando eso era lo que los votantes estaban viendo. Se quedaron en silencio y decidieron no priorizar la inmigración, y al hacerlo, cedieron la narrativa”, aseveró.
Cambios en la migración
La administración Biden también enfrentó cambios en los patrones migratorios.
Colleen Putzel-Kavanaugh, analista asociada de políticas en MPI, dijo que la realidad en la frontera entre Estados Unidos y México cambió una vez más durante el mandato de Biden con la llegada de migrantes en grandes cantidades de todo el hemisferio occidental y de países de todo el mundo.
La demografía de los migrantes también cambió, dijo, de adultos solteros a familias, y muchos buscaban asilo, lo que complica aún más el procesamiento fronterizo.
La ley estadounidense ofrece asilo a las personas que enfrentan persecución en sus países de origen por motivos de raza, religión, nacionalidad, opinión política o pertenencia a un grupo en particular.
Aunque hay dos tipos de asilo, afirmativo y defensivo, no todas las solicitudes de asilo provienen de inmigrantes que llegan a la frontera. Los inmigrantes pueden solicitar asilo afirmativo dentro del año posterior a su última llegada a Estados Unidos o solicitar un asilo defensivo mientras luchan contra una orden de deportación.
“Todo esto resultó en una gran cantidad de inmigrantes liberados en el interior de EEUU”, dijo Putzel-Kavanaugh.
Esto llevó la crisis fronteriza al interior de la nación, con un gran número de inmigrantes recién llegados concentrados en ciudades como Nueva York, Chicago y Denver, ciudades que ya enfrentan escasez de viviendas.
Putzel-Kavanaugh también elogió el trabajo de la administración Biden para combinar una mayor aplicación de la ley con opciones para una migración legal ordenada.
“Vimos la introducción de programas como la aplicación CBP One, que permitió a los migrantes concertar citas en los puertos de entrada a lo largo de la frontera, y el programa de libertad condicional [Parole humanitario] para nacionales de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela”, dijo.
Putzel-Kavanaugh dijo que pesar de estos esfuerzos, muchos vieron las medidas como “demasiado escasas y demasiado tardías”.
Pero ese cambio en las llegadas de migrantes de cruces irregulares a llegadas legales a los puertos de entrada ha sido una de las pocas historias de éxito de las estrategias de gestión fronteriza de Biden.
Los encuentros mensuales con migrantes cayeron significativamente desde los máximos de diciembre de 2022, con una disminución de más de 300.000 encuentros a unos 106.000 en octubre de 2024, según cifras de CBP.
Un problema para los próximos años
Si bien los esfuerzos de Biden por modernizar los sistemas de inmigración y abordar las solicitudes de asilo fueron significativos, los expertos dijeron que los desafíos actuales de la migración irregular y la seguridad fronteriza seguirán siendo un punto focal en la política de inmigración de Estados Unidos en los próximos años.
“Creo que, en resumen, tenemos dos crisis realmente importantes en nuestro país”, dijo Chishti. “Tenemos una crisis del mercado laboral en todas las ocupaciones, desde niveles bajos, medios y altos [y una crisis fronteriza]. Por eso, muchas de estas personas que han llegado, aunque lo hayan hecho de forma irregular, han sido absorbidas”.
Chishti mencionó los comentarios que hizo en 2022 Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, sobre el mercado laboral estadounidense y su dinámica. Powell dijo que la inmigración es una fuente clave de oferta laboral y que la disminución significativa de los niveles de inmigración durante la pandemia de COVID-19 exacerbó el desajuste entre la oferta y la demanda de mano de obra.
Ese déficit de inmigración dio como resultado menos trabajadores disponibles para cubrir puestos de trabajo, en particular en sectores que tradicionalmente dependen de la mano de obra inmigrante, como la atención médica, la hostelería y la agricultura. Powell reconoció que abordar las limitaciones de la oferta laboral, incluso a través de la política de inmigración, podría ayudar a aliviar la presión para aumentar los salarios y reducir la inflación sin dañar significativamente los niveles de empleo.
“La razón por la que no se están produciendo cambios ni reformas en nuestro sistema de inmigración legal —para que podamos conseguir más personas legalmente para satisfacer las necesidades de nuestro mercado laboral— es la crisis de la frontera”, dijo Chishti.
“Se trata de dos crisis gemelas, pero se están interrelacionando”, dijo. “A menos que controlemos la crisis fronteriza, no podremos abordar nuestra crisis del mercado laboral”.
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