Estas Navidades, por segundo año consecutivo, ha vuelto a viralizarse el trend de TikTok conocido como “El Grinch roba la Navidad”, en el que padres y adultos se disfrazan del famoso personaje para simular el robo de regalos en casa, generando sustos entre los más pequeños. Aunque para algunos esto puede parecer una broma navideña, las reacciones de los niños y las advertencias de los expertos han encendido las alarmas sobre el impacto psicológico que estas situaciones pueden generar.
Según psicólogas consultadas por Maldita.es, los niños viven este tipo de experiencias como si fueran reales. Carolina Cáceres, psicoterapeuta, explica que el miedo y la frustración de los menores al ver a un “Grinch” llevándose sus regalos son emocionales y auténticos, debido a que los niños aún están en una etapa de pensamiento mágico donde no diferencian entre fantasía y realidad. Además, señala que la risa de los padres durante estos episodios puede generar una extraña contradicción en los pequeños, al invalidar sus sentimientos de miedo y vulnerabilidad.
Por su parte, la doctora en Psicología Clínica Silvia Álava resalta que los padres, al grabar estas escenas en lugar de proteger a los niños, rompen el vínculo de seguridad que deberían representar para ellos. “Los progenitores deberían ser figuras de protección, no actores en una experiencia que los aterroriza”, advierte.
los videos del grinch robando la navidad dan mucha risa, no supero jajshwjxkwksksjajjaj pic.twitter.com/SbrgAtuKIe
— isa ✨🎄 (@isasoul_) 24 de diciembre de 2024
Consecuencias psicológicas potenciales
Las especialistas consultadas por Maldita.es alertan que estas experiencias pueden tener un impacto duradero en algunos niños, desde episodios de ansiedad hasta flashbacks o incluso la pérdida del aprecio por la Navidad. “Habrá niños que olviden la broma, pero otros podrían desarrollar pequeñas heridas emocionales que, con el tiempo, se transformen en traumas”, señala Álava. Asimismo, exponer a los menores en redes sociales aumenta su vulnerabilidad y fomenta dinámicas de burla o desequilibrio de poder que podrían trasladarse a su entorno social.
Reflexión sobre la viralidad de estos contenidos
Además de las posibles secuelas psicológicas, Cáceres destaca que compartir estos vídeos en redes puede vulnerar los derechos de los niños, exponiéndolos innecesariamente y sin su consentimiento. “El impacto de estos vídeos podría ser más profundo en el futuro, cuando los menores, ya adultos, se enfrenten a la exposición pública de su sufrimiento”, concluye.
La viralidad no debería estar por encima del bienestar de los menores, insisten los expertos. Las redes sociales pueden ser un espacio de diversión, pero nunca a costa de la seguridad emocional de los niños.