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Un inmigrante de 74 años que trabaja turnos de 12 horas en un puesto callejero, quedó atónito al enterarse del precio que había alcanzado la fruta luego de ser pegada a una pared y subastada.
En el puesto de fruta donde trabaja en el Upper East Side de Manhattan, Shah Alam vende decenas de plátanos cada día, a 35 centavos la pieza o cuatro por un dólar. Fuera de la casa de subastas Sotheby’s, él mantiene un flujo constante de ventas de fruta barata; dentro, el arte puede llegar a venderse por millones.
Sin embargo, el miércoles pasado, Alam vendió un plátano que poco después sería subastado como parte de una obra de arte absurdista que un criptoempresario se adjudicó por 5,2 millones de dólares, más la comisión de la casa de subastas que rondó algo más de 1 millón.
Unos días después de la venta, cuando se encontraba bajo la lluvia en la esquina de la avenida York y la calle 72 Este separando plátanos de sus racimos, Alam se enteró por una periodista de cuál había sido el destino de la fruta: había sido pegada a una pared con cinta adhesiva como parte de una obra del artista italiano Maurizio Cattelan, y luego se la habían vendido a Justin Sun, el fundador chino de una plataforma de criptodivisas.
Cuando le dijeron el precio de venta, se echó a llorar.
“Soy un hombre pobre”, dijo Alam, de 74 años, con la voz entrecortada. “Nunca he tenido esta cantidad de dinero; nunca he visto esta cantidad de dinero”.
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