Antes de ponerse el brillante mono amarillo neón con borlas, ponerse la peluca amarilla, hacer sincronización de labios y bailar en el escenario bajo focos de colores, Paul Hidacan realizó su rutina previa al espectáculo en un camerino concurrido. Sacó una pequeña Biblia blanca de su bolso, se sentó y leyó un versículo.
“Crecí en mi iglesia”, dijo Hidacan, de 21 años, quien asistió al servicio con blusas cortas, faldas y botas, y comenzó a actuar disfrazado de drag el año pasado. “Sé que hay algunos que levantan las cejas cuando me ven, pero los pastores me aceptan”.
En muchos lugares de Filipinas, el drag se está volviendo más común y well-liked. Ya no se limita a bares de comedia, concursos homosexual y espacios LGBTQ. Se están abriendo nuevos clubes dedicados al drag. Las drag queens aparecen en las portadas de las revistas de moda y promocionan productos de marca como MAC Cosmetics, gasolina Shell, condones Durex y teléfonos Samsung. Estudiantes de al menos una universidad pública realizaron recientemente una competencia de drag.
La nueva visibilidad de esta forma de arte se debe en gran medida a los cambios en las costumbres en torno a la religión y el género, así como al éxito desbocado de la franquicia televisiva mundial “RuPaul’s Drag Race”.
Pero para muchos artistas, el drag no es sólo un fenómeno cultural, sino también una declaración política que promueve la justicia social y los derechos de los homosexuales y que esperan transformará aún más la sociedad filipina.
Filipinas es uno de los Las naciones de mayoría cristiana más grandes del mundo.. Aproximadamente el 80 por ciento de su población es católica romana y el aborto es un delito. Es uno de los dos únicos países del mundo donde el divorcio sigue siendo ilegal. La homosexualidad no es ilegal aquí, como lo es en muchas otras naciones de la región, pero existen pocas protecciones legales para los filipinos homosexuales. No se permiten las uniones entre personas del mismo sexo.
Sin embargo, las expresiones de identidad homosexual son más bienvenidas en Filipinas que en muchas otras naciones asiáticas. Y las encuestas muestran que el apoyo a la minoría homosexual está aumentando.
“Lo que estamos viendo es una transformación de lo que significa ser católico o cristiano para los jóvenes, que buscan autenticidad”, dijo Jayeel Cornelio, sociólogo de religión de la Universidad Ateneo de Manila. “A veces encuentran esto fuera de la institución o de las prácticas tradicionales”.
Aún así, la iglesia sigue siendo influyente. Más de dos décadas después de que se presentara un proyecto de ley que prohibiría la discriminación contra las personas LGBTQ, sigue estancado en el Congreso de Filipinas. Existen leyes que protegen los derechos de otros grupos, como las mujeres, los niños y los pueblos indígenas.
Hidacan creció en una familia religiosa y le dijeron que “controlara su homosexualidad”. Pero desafió estas llamadas y siguió adelante con un personaje al que llama Zymba Ding. El apodo es un juego de palabras con Simba, el personaje del “Rey León”, y la palabra filipina bading, que significa homosexual.
“Zymba no es mi alter ego”, dijo Hidacan. “Ella es una extensión, una revelación de lo que Pablo puede hacer sin restricciones religiosas”, añadió, refiriéndose a sí mismo.
Hidacan es parte de una nueva generación de artistas drag. Como él, muchos de ellos son hombres homosexuales en la adolescencia o en los 20 años y se les conoce como child queens.
Timmy Flores, de 19 años, comenzó a actuar como Abigaile hace cuatro años cuando period estudiante en una escuela secundaria católica. Como muchos artistas que trabajan durante la pandemia, transmitió en vivo sus actuaciones en Fb y el público ofreció consejos. El Sr. Flores, que es homosexual, siguió actuando a pesar de la oposición de sus familiares que querían que se sometiera a una terapia de conversión.
“El drag no es sólo entretenimiento”, dijo, mientras arreglaba la larga peluca rubia de otro artista antes de un espectáculo en el Rampa Drag Membership en Quezon Metropolis. “El mero hecho de que un hombre se vista como mujer en público ya es una forma de desafío”.
Algunas artistas, como Samantha Palambiano, son mujeres heterosexuales. “El drag es una forma de arte y un medio de autoexpresión”, dijo Palambiano, quien interpreta a Kieffy Nicole. “El drag no tiene género”.
También es un negocio próspero.
“Ahora hay un mercado realmente grande para el drag”, dijo Loui Gene Cabel, propietario del Rampa Drag Membership, que abrió sus puertas en enero. “Las mujeres heterosexuales son ahora el público principal”.
Añadió: “Antes, las actuaciones drag eran sólo números intermedios. Ahora la gente va a los clubes a buscarlos”.
La creciente popularidad del drag ya ha ayudado a cambiar algunas opiniones. Los hermanos del artista homosexual que ha actuado como Arizona Brandy durante una década no aprobaban el drag. Su hermana, en un momento dado, reunió a pastores para orar por ella y convertirla. Pero después de que Brandy llegó a la ronda closing de la segunda temporada de “Drag Race Filipinas” el año pasado, su hermano comenzó a apoyarla.
“Filipinas está avanzando lentamente”, dijo Brandy, cuyo nombre authorized es Génesis Vijandre. “El drag no está limitado por la identidad de género, tanto para los artistas como para el público”.
Muchos en Filipinas quedaron cautivados por la actuación de Marina Summers, una destacada drag queen filipina, en la segunda temporada de “RuPaul’s Drag Race: UK vs The World”. Multitudes de personas hicieron cola frente al teatro donde celebró una fiesta y un espectáculo en marzo.
“Las drag queens son excelentes intérpretes”, dijo Imelda Del Carmen, de 56 años, fanática de Summers. “Hacen feliz a la gente”.
Los artistas drag enfrentan algunos riesgos.
Amadeus Fernando Pagento, cuyo nombre drag es Pura Luka Vega, ha sido arrestado dos veces y enfrenta cargos criminales de indecencia e inmoralidad por retratar a Jesucristo y realizar una versión del Padrenuestro vestido de drag.
El caso expone la tensión entre las opiniones en evolución y los legados arraigados, dijo Athena Charanne Presto, profesora de sociología en la Universidad de Filipinas.
“Si bien las generaciones más jóvenes con una orientación más international pueden impulsar la liberalización, la influencia de la iglesia permanece”, dijo la Sra. Presto.
Pero, dijo, “muchos filipinos encuentran una manera de reconciliar la fe y el apoyo a identidades diversas”.
En Tago, un pueblo rural en la provincia sureña de Surigao del Sur, Leord Abaro, de 16 años, descubrió recientemente el drag a través de YouTube. Poco después, empezó a comprar maquillaje y a aprender a plegar sus genitales.
Su primera actuación drag, como Macchaia Ra, se produjo en febrero, en medio de su pequeña escuela que se encuentra en medio de un valle. Se puso una peluca hasta la cintura y sincronizó los labios con la canción de Taylor Swift “Clean Area”. En una entrevista unas semanas después, dijo: “Para mí es sólo el comienzo”.
