Por Evaristo Lara
El Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE) descubrió que en la base de datos de la Administración de la Seguridad Social (SSA) aparecían personas mayores de 200 años, lo cual resulta escandaloso por el presunto desorden que lleva décadas arrastrando.
Durante una minuciosa revisión, personal del DOGE detectó que el sistema en cuestión incluía a millones de personas mayores de 120 años e incluso a algunas de hasta 300 años.
Aunque los ciudadanos claramente muertos todavía figuran en el sistema como elegibles para recibir beneficios, eso no significa que se les estén distribuyendo dinero a esas personas o bien a familiares que cobren por ellos.
Cabe señalar que el retorno del presidente Donald Trump a Washington implicó el surgimiento del DOGE a cargo del magnate sudafricano Elon Musk, cuya misión consiste en recortar los gastos del gobierno, aunque ello implique dejar sin trabajo a miles de empleados federales, finiquitar millonarios contratos entre el gobierno y compañías privadas e incluso el desmantelar o fusionar de ciertas agencias federales.
Mediante una publicación compartida en la plataforma X, anteriormente conocida como Twitter, el equipo de la recién creada agencia advirtió que, en las últimas dos semanas, descubrió a 3.2 millones de personas en la base de datos de la SSA que figuraban como mayores de 120 años.
Hasta el 8 de marzo, en sistema presuntamente aparecían 1,357,967 personas con un rango de edad de 150 a 159 años.
Posteriormente, el 17 de marzo, en una nueva revisión ya sólo figuraban 1,171,552 en la misma categoría.
Una de las conclusiones preliminares en el análisis compartido por el DOGE es que, en los registros analizados, los nombres de al menos 3,261,057 no debían ya aparecer, pues debido a sus rangos de edad era imposible que todavía permanecieran con vida.
Durante su partición en el podcast conducido por Ted Cruz, senador de Texas, Elon Musk advirtió haber detectado irregularidades que llevan mucho tiempo afectando las finanzas públicas.
“En mi opinión, es como un 80 % de desperdicio y un 20 % de fraude, pero también existen zonas grises.
Un ejemplo sería… vimos muchos pagos que salían de la Tesorería sin código ni explicación. Y luego intentamos averiguar a qué se refería ese pago y vimos que, bueno, se suponía que ese contrato se cancelaría, pero alguien olvidó cancelarlo, y por eso una empresa seguía recibiendo dinero”, expresó.
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