- Autor, Aine Quinn
- Título del autor, BBC Culture
En diciembre de 1933, Shirley Temple, de cinco años, firmó contrato con Fox Studios, que estaba casi en quiebra. La serie “En la historia” de BBC Culture repasa cómo resucitó la fortuna del estudio y se convirtió en una superestrella.
“La lección que me enseñaron es que ‘el tiempo es dinero’ y que ‘es trabajo, no juego’. Y eso lo aprendí antes de convertirme en estrella”.
Cuando Shirley Temple fue entrevistada por la BBC en 1989 sobre su infancia como superestrella, estaba disfrutando de un notable segundo acto en su carrera, como diplomática estadounidense.
A pesar de haber sido en un tiempo la estrella mejor pagada de Hollywood, de mayor tuvo que trabajar porque la mayoría de sus millones se habían esfumado hacía tiempo.
“También salvaste a 20th Century Fox de la quiebra, ¿no?”, le preguntó el presentador de un programa de entrevistas, Terry Wogan, a la mujer que por entonces era conocida por su nombre de casada, Shirley Temple-Black. “Creo que sí”, respondió ella.
En 1933, Fox Studios estaba al borde de la quiebra. Fundado por William Fox en 1915, el estudio prosperó durante la era del cine mudo. Cuando llegó la Gran Depresión, operaba con pérdidas, debía millones y el precioo de sus acciones se había desplomado.
Hasta que llegó al rescate una niñita rubia de pelo rizado.
Dos semanas antes de firmar su contrato con el estudio, había sido elegida para actuar en Stand Up and Cheer! (“¡Seamos optimistas!”), junto a James Dunn, que interpretaría a su padre. Si bien sus papeles eran relativamente pequeños, la pareja causó tal impresión que inmediatamente los eligieron para más películas juntos. Shirley Temple se convirtió en un nombre conocido.
La primera incursión de Temple en el mundo del espectáculo se produjo cuando su madre la llevó a clases de baile, cuando tenía dos años y medio.
Ella le dijo a la BBC: “Tenía tanta energía y no quería echarme una siesta, así que me inscribió en una escuela de baile del barrio que estaba a menos de tres kilómetros de nuestra casa. Allí me ejercitaba, aprendía rumba y tango”.
Fue en esa escuela donde el director Charles Lamont la descubrió y la eligió para una serie de cortometrajes llamados Baby Burlesk.
Le pagaban un total de 10 dólares por cada día de rodaje, pero no le pagaban por los ensayos y Temple no elogió la producción. “No era un gran productor. Era un productor muy tacaño. Era parte de un lote en Hollywood conocido como ‘Poverty Row‘ (La fila de la pobreza)”.
Una mala experiencia
Lamont, junto con el productor Jack Hays, trabajaba para Educational Films Corporation. La niña de 3 años protagonizó ocho cortometrajes, pero el set de filmación no era un lugar agradable para Temple ni para los otros actores infantiles que estaban allí.
Describió un castigo por mal comportamiento: “Tenían dos cajas de sonido en nuestro escenario. Una de ellas tenía un gran trozo de hielo dentro, y cuando alguno de nosotros se portaba mal, nos metían en la caja negra para que nos enfriáramos y pensáramos en ello. A oscuras, con la puerta cerrada”.
“Me hacía doler mucho los oídos, me salieron muchos orzuelos, tuve muchos problemas por eso. Estuve en la caja varias veces“, contó.
Además, a los padres no se les permitía estar con sus hijos durante la filmación. En lugar de eso, la madre de Temple confeccionaba los disfraces, le daba clases de interpretación y todas las noches le peinaba el pelo con sus característicos rizos.
Los temas de Baby Burlesk, a estándares de hoy, parecen increíblemente inapropiados. Temple las describió como “parodias de películas para adultos”.
Uno de los primeros personajes que interpretó se llamaba Morelegs Sweet Trick, un juego de palabras que hacía alusión al nombre de la estrella de cine Marlene Dietrich.
War Babies presentaba a Shirley, de 3 años, vestida con una blusa sin hombros y un pañal sujeto con un gancho cómicamente grande, bailando para otros niños que hacían de soldados, que se peleaban por ella y le daban piruletas.
En Polly Tix in Washington, era una “ramera” enviada para seducir a un “senador”. En su primera escena, lleva un sujetador y se está limando las uñas.
Más tarde aparece en la oficina del senador luciendo un collar de perlas y le dice al niño que interpreta al senador que la han enviado para “entretenerlo”.
Temple señaló en su autobiografía, Child Star (“Estrella infantil”), que estas películas eran “una explotación cínica de nuestra inocencia infantil” y también “ocasionalmente eran racistas o sexistas”.
Despega su carrera
El siguiente paso fue una serie de pequeños papeles bajo contrato con el productor, guionista y director Jack Hays.
Cuando este se declaró en quiebra, el padre de Shirley recompró su contrato, tras darse cuenta de lo malo que era. Poco después, un compositor que trabajaba para Fox vio a Temple bailando en un vestíbulo.
Le pidieron que hiciera una audición para “¡Seamos optimistas!”, una película que se estaba rodando en ese momento. Obtuvo un pequeño papel, lo que supuso dos semanas de paga.
La premisa de la película era que la Gran Depresión era el resultado de una falta de “optimismo”, por lo que se realizaban audiciones para encontrar artistas que animaran a la gente.
Temple y James Dunn fueron compañeros en una secuencia de baile. No había tiempo suficiente para que ella aprendiera una nueva coreografía, por lo que le enseñó a Dunn un baile que había aprendido para otra actuación.
Inmediatamente después del rodaje, le ofrecieron un contrato de un año, con una posible extensión de siete años, por US$150 a la semana.
A su madre también le pagaron para que la acompañara en el set. Firmaron el contrato el 21 de diciembre de 1933. En su autobiografía, Temple lo llamó “la primera de una serie de nubes que se cernieron oscuramente durante los siguientes siete años”.
La salvadora de Fox
La siguiente película de Temple y Dunn fue Baby, Take a Bow (“Gracia y simpatía”), que se estrenó en abril de 1934. También la cedieron a otros estudios por miles de dólares, muchas veces más de lo que le pagaban.
Más tarde ese año, se estrenó Bright Eyes (“Ojos cariñosos”). Escrita específicamente para la pareja, la película incluía una canción que se convertiría en su melodía característica: On the Good Ship Lollipop (“En El Dulce Barco Piruleta”).
Pero Fox Studios había estado en problemas desde la caída de la bolsa de valores de 1929, y en 1934, se fusionó con 20th Century Pictures para convertirse en 20th Century Fox.
Según la revista Vanity Fair, el ejecutivo de Fox, Winfield Sheehan, dijo: “No compraron el estudio Fox, compraron a Shirley Temple”.
En su primer año en la compañía, apareció en 10 películas. Ese año su trabajo fue tan notable que en los Oscar de 1935 recibió el primer premio juvenil de la Academia, y sigue siendo la persona más joven en recibirlo (esa categoría se eliminó en 1961).
Alegrando a una nación
Temple resultó ser un gran atractivo de taquilla para el público en la época de la Gran Depresión, que quería ver películas optimistas y felices en los cines.
El presidente Franklin D. Roosevelt dijo de ella: “Durante esta depresión, cuando el ánimo de la gente está más bajo que en cualquier otro momento, es una cosa espléndida que por sólo 15 centavos un estadounidense pueda ir al cine y mirar la cara sonriente de un bebé, y olvidarse de sus problemas“.
A medida que sus películas se volvían más lucrativas, su salario también aumentaba hasta convertirse en la estrella mejor paga de Hollywood, todo ello a los 10 años.
Su horario de trabajo pudo haber sido intenso, pero de adulta lo recordaría con cariño.
Después de firmar el contrato con Fox, su madre siempre estaba con ella en el set.
Una cosa notable que diferenciaba a Temple de otras estrellas infantiles era que tenía una relación cercana con sus padres. Dedicó su autobiografía a su “amada madre”. Otras estrellas infantiles no tuvieron tanta suerte.
En 1939, California aprobó la Ley de Actores Infantiles de California, conocida comúnmente como la Ley Coogan, en honor a Jackie Coogan.
Coogan, nacido 13 años antes que Temple, se convirtió en una de las primeras estrellas infantiles cuando apareció con Charlie Chaplin en la exitosa película de 1921, The Kid (“El chico”). Ganó millones de dólares, pero se los gastaron su madre y su padrastro, a quienes demandó en 1938.
La batalla legal llevó a que California aprobara una ley que especificaba las condiciones laborales y garantizaba que el 15% del salario de un actor infantil se destinaría a una llamada cuenta Coogan.
La buena suerte de Temple con sus padres no llegó tan lejos. Como su padre había trabajado en un banco, se convirtió en su administrador.
Sin embargo, como ella le contó a la BBC, “dejó la escuela justo después del séptimo grado” y terminó haciendo malas inversiones.
Para cuando la estrella cumplió 22 años y decidió involucrarse en sus finanzas descubrió que “de los US$3,2 millones que había ganado con todo -venta de muñecas, libros, ropa y demás- me quedaban US$44.000 en una cuenta fiduciaria”.
De estrella a embajadora
Muchos aspectos de sus películas no envejecieron bien. Temple le dijo a la BBC que, si bien ella y Bill “Bojangles” Robinson fueron los primeros compañeros de baile interraciales en la pantalla, las escenas en las que se tocaban solían ser eliminadas.
Mientras tanto, fuera de la pantalla, Hollywood era a menudo un lugar siniestro para los actores jóvenes. Mucho después de que terminara su carrera cinematográfica, Temple contaría el comportamiento depredador que sufrió cuando tenía apenas 12 años.
Se retiró del cine a los 22; su última película fue “Un beso para Corliss”, en 1949.
Sin embargo, no marcó el final de su interesante carrera: continuó trabajando en relaciones internacionales y sirvió en el gobierno de Estados Unidos como embajadora en Ghana y Checoslovaquia.
En su entrevista, Temple le dijo a Wogan que el puesto de embajadora en Ghana “fue el mejor trabajo de toda mi vida”.
Wogan le preguntó: “¿Estás harta de esa canción On the Good Ship Lollipop?”
“No”, respondió Temple. “Me ha llevado lejos”.
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