Ya es agua pasada. Joe Biden se prepara para dejar la Casa Blanca. Hunter Biden ha sido indultado por su padre por cualquier delito que pudiera haber cometido desde 2014. Este jueves, sin embargo, se ha confirmado que el testimonio que contribuyó a extender la sombra de la corrupción sobre los Biden era falso. Alexander Smirnov, el confidente que declaró al FBI que el presidente y su hijo supuestamente habían cobrado comisiones ilegales por negocios en Ucrania, ha llegado a un acuerdo para declararse culpable de obstrucción a la justicia por sus mentiras. La motivación para su mentira era política.
Los republicanos utilizaron esas acusaciones en la campaña de las elecciones de 2020. Luego, tras hacerse con la mayoría en la Cámara de Representantes hace dos años, investigaron en una comisión esas alegaciones. Nunca encontraron prueba alguna de sus acusaciones, pero intentaron promover un proceso político (impeachment) contra Biden para debilitarle políticamente cuando aún optaba a la reelección. Luego, cuando Smirnov fue imputado por sus falsedades, fueron aparcando el asunto, que además perdió toda trascendencia cuando Biden dejó de ser el candidato demócrata y pasó el testigo a Kamala Harris.
Los delitos cometidos por Hunter Biden, por compra y posesión ilegal de un arma y por evasión fiscal, no están relacionados con las acusaciones de corrupción, pero fueron estas las que llevaron a la designación de un fiscal especial que escudriñase los actos del hijo del presidente durante los últimos años. Esas investigaciones acabaron con la declaración de culpabilidad por un jurado en un caso y la admisión de los hechos, en otro, por delitos que habitualmente no llegan a juicio o reciben condenas leves. Hunter no llegó a saber su sentencia, puesto que su padre lo indultó antes.
El acuerdo para declararse culpable se ha conocido este jueves en un documento judicial. “A pesar de las repetidas amonestaciones de que debía proporcionar información veraz al FBI y de que no debía fabricar pruebas, el acusado proporcionó información difamatoria falsa al FBI sobre el Funcionario Público 1 [Joe Biden], un cargo electo de la Administración Obama-Biden que dejó el cargo en enero de 2017, y el Empresario 1 [Hunter Biden], el hijo del Funcionario Público 1, en 2020, después de que el Funcionario Público 1 se convirtiera en candidato a la presidencia de los Estados Unidos de América”, recoge el relato de los hechos.
Smirnov declaró al FBI que Biden había cobrado una comisión de cinco millones de dólares de la firma ucrania Burisma cuando era vicepresidente de Barack Obama. Aunque los investigadores no encontraron ningún indicio que diese credibilidad a la acusación, el contacto del confidente recogió la acusación en un informe, el impreso llamado FD-1023.
El confidente transformó sus contactos comerciales rutinarios con la empresa ucrania Burisma ―de la que Hunter Biden fue consejero― en acusaciones de soborno sin fundamento contra los Biden. Fue cambiando su versión de los hechos, entrando en contradicciones y mintiendo para fabricar artificialmente un escándalo.
Los republicanos consideraron heroica su actuación y se agarraron a su declaración como un clavo ardiendo para durante años tratar de acusar a Biden de corrupción. Con la imputación de Smirnov por falso testimonio, su castillo de naipes se desmoronó, pero los delitos particulares de Hunter Biden sirvieron para seguir alimentando políticamente el caso.
Smirnov no se declara culpable solo por sus falsedades, sino que también admite delitos fiscales. El documento judicial señala que recibió más de 2,3 millones de dólares de fuentes no identificadas entre 2020 y 2022, mientras lanzaba sus acusaciones.
El confidente compró un piso en Las Vegas de 1,4 millones de dólares, un Bentley, y gastó cientos de miles de dólares en ropa y joyas en tiendas de lujo de Las Vegas y Los Ángeles con el dinero que recibió en esos tres años. En el documento no queda claro si se trataba de un pago por sus servicios de falso confidente, pero sí que no declaró los impuestos que le correspondían, así que admite también tres delitos fiscales. Los fiscales señalaron que Smirnov tenía lazos con la inteligencia rusa.
Las penas máximas por los delitos que cometió ascendían a 35 años de cárcel, tres de libertad condicional y multa de al menos un millón de dólares. Sin embargo, en virtud del acuerdo y de las directrices del Departamento de Justicia, el documento apunta a que se le impondrá una pena de cuatro a seis años de cárcel, un año de libertad condicional y la restitución de 675.000 dólares en impuestos no pagados. El acuerdo debe ser aprobado por un juez federal.